Capítulo treinta.

185 23 35
                                    

El beso fue suave, sentía la suavidad de sus labios junto con los míos como si fueran dos plumas rozándose, era como si el mundo alrededor de pronto dejara de existir, se congelara, en ese simple instante que hacía estallar de rubor mis mejillas. Nuestras respiraciones se entrecortaban y podía jurar que los labios de Oliver provocaron la sensación de tocar el cielo. Mis manos estaban aferradas a su cara, e inclusive podía sentir su rostro arder también. Era un instante que creí que se volvería eterno, y en cierto punto lo fue, pero en el momento que nuestros labios se despegaron y nuestras frentes quedaron juntas, una bocanada de aire me hizo volver a la realidad, como si está hubiera desaparecido por un minuto.

-Creí que no querías saber nada conmigo.

-Bueno, quizás no era así.

No pude evitar la sonrisa creciendo por mi cara.

Eso fue hace dos horas, ahora me encuentro en mi habitación tratando de componer una canción con mi guitarra.

G - Am - Em - C

They are making my head explote.

Nonono, lo borro con mi goma y reescribo la frase.

Silence makes my head explote.

Necesito un piano. Tengo la sensación de que esta melodía sonaría mucho mejor.

¿Quién tiene un piano?

Bajo las escaleras. Mi padre se encuentra barriendo el piso del comedor.

-Pa.

Levanta la mirada.

-¿Sí?

-¿Conoces a alguien que tenga un piano?

Pone las manos en las caderas.

-¿De dónde sale este repentino interés por la música?

-Siempre estuvo. -susurro por lo bajo.

-Nunca me lo habías dicho antes.

-Ahora te lo estoy diciendo.

-¿Puedo escucharte en algún momento?

-Si levantas mi castigo, sí.

-Ja ja ja.

Hoy es la obra de teatro, si dijera que no estoy nada nerviosa, estaría mintiendo.

Las clases pasan normalmente. Quisiera decir que toda mi popularidad se ha ido al retrete luego de lo sucedido con Caroline, pero no. Sólo ha incrementado.

Las personas siguen sintiendo curiosidad por mi repentino cambio y no entienden cómo de un día para otro fui una alguien completamente distinto.

No entienden por qué yo misma elegí desechar la posición social por la que la anterior Amelia tanto había trabajado ni por qué mis aficiones se habían corrido de sendero tan fácil y drásticamente.

Es decir, ¿qué chica preferiría aquí el teatro antes que el fútbol?

Hablando del deporte, cada vez que me encuentro a alguna jugadora ésta me fulmina con la mirada. Cada vez.

Quizás están resentidas porque las he abandonado.

Como sea, sorprendentemente, Tyler, desde la otra noche, ha cambiado su trato con nosotros al 100%. Es como si fuéramos amigos.

Hoy a la primera hora se acercó a pedirme disculpas por cómo fue su trato conmigo durante y al finalizar nuestra relación. Yo decidí hacer lo mismo ya que estaba consciente de cómo mi otro yo lo había tratado.

Mundo... ¿Al revés?✔Where stories live. Discover now