Uno y otro se miraron con seriedad, sin ninguno dando el brazo a torcer hasta que al final Tom sonrió y le ofreció su mano de forma amistosa.

- Y ahora, ¿qué te parece si vamos a buscar a nuestras mujeres y salimos a pasear?

El muchacho tensó la mandíbula y estudió receloso a su contrario.

- Claro.- encajó su mano con la del panadero y sonrió desganado-. Será divertido.

Tras unos instantes sin decir nada, los dos deshicieron el gesto y abandonaron el establecimiento de regreso al vestíbulo del hotel, deteniéndose antes de llegar a la zona de ascensores.

Adrien titubeó, mirando en todas direcciones en un estado meditativo.

- ¿Ocurre algo, chico?

- No, nada.- contestó en el acto, pasándose los dedos por la cabellera-. Es solo que quería comprar algo antes de ir a por Marinette...

- ¿Ahora? ¿No puede esperar?

« No, si quiero que me abra la puerta y no me golpee con ella... »

- Será solo un segundo.- se excusó con apremio-. Usted puede ir subiendo a su habitación, y... Nos vemos en un rato aquí mismo.

Tom lo vio inexpresivo, pero igual comprendió y asintió sin objeciones, retirándose a un paso tranquilo mientras que el rubio esperaba porque el adulto desapareciera de su campo de visión.

Al cabo de un rato, y ya sin rastro de su suegro, el adolescente buscó en su cabeza la respuesta a sus incógnitas, centrándose en la recepcionista que permanecía absorta en la pantalla de su ordenador.

Entonces, y como si una idea reluciera en su mente, se aproximó con presteza a la joven empleada.

- Señorita.- llamó el zagal, provocando que los ojos de la aludida se encontraran con los de él-. Disculpe, pero tengo una pregunta.

- Oh, usted es... Adrien Agreste, ¿cierto?- inquirió con una sonrisa tímida y el mencionado parpadeó perplejo-. No esperaba verlo tan pronto.

Él tardó un deje en reaccionar, aclarándose la garganta y disponiéndose a hablar.

- Sí, esto... Verá, necesito que me ayude.- sonrió brevemente-. He tenido una pequeña discusión con mi chica, y...

- Vaya, ¿de veras?- interrumpió con falso pesar, acercando una mano hacia la de él-. Cuánto lo siento...

Esa osadía dejó al chico con la incertidumbre evidenciándose en su mirada, apartándose sutilmente de ese descarado contacto.

- Bueno, no ha sido nada del otro mundo, pero de todas formas me gustaría recompensarla.- murmuró sin andarse por las ramas-. ¿Sabe si hay algún puesto de flores o alguna chocolatería por aquí cerca?

Aquello no le causó demasiada gracia a la recepcionista, adoptando una pose más evasiva.

- Algo habrá, pero no estoy segura.- rebatió con la vista puesta en la pantalla de su ordenador.

- Entonces, ¿no conoce algún sitio donde pueda comprar algún detalle, o...?

- Señor, si necesita asesoramiento sobre lugares que visitar, le puedo recomendar a uno de nuestros guías.- explicó apática-. De no ser así, me temo que no podré ayudarle.

Adrien resopló con pesadez, llevándose las manos a la cara.

- Genial, pues estoy jodido.

La fémina lo ojeó con curiosidad, de nuevo actuando con picardía al dirigirse a ese atractivo rubio de gemas verdes.

||+18|| ADRINETTE                                           × SHE'S NOT MINE ×Where stories live. Discover now