Capítulo 13: Mi tesoro más preciado

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"Alba, no me creerás ahora, pero cuando te conocí, supe desde el primer día que ibas a ser alguien importante en mi vida. Desde entonces, mi corazón ha sido tuyo. Todo lo que puedo ver cuando me imagino el futuro es ti a mi lado. Te prometo que te seré fiel ahora y siempre, te trataré con respeto y dejaré que me ayudes siempre que lo necesite, aunque las dificultades sean tan grandes que no pueda ver la luz al final del túnel. Y prometo estar a tu lado y apoyarte siempre, porque eres lo más importante que tengo en la vida". 

- ¿Quieres un...? - se detuvo - ¿Qué estás haciendo? - la interrumpió Natalia al verla leer las primeras páginas de su álbum de bodas. 

Fue difícil leerlo. No había sido capaz de hacerlo la primera vez que se lo llevó. Pero ahora que pasaba más tiempo en casa de la morena, fue incapaz de dejarlo pasar. 

Alba levantó la página que estaba leyendo para que la otra chica pudiera verlo mejor. 

- Ah... vaya, ¿por qué lees eso? - empezó a caminar hacia su novia con la intención de quitárselo de las manos, pero la rubia simplemente lo apretó contra su estómago impidiéndoselo. 

- ¿Por qué? Me lo recitaste el día de nuestra boda, Nat, ¿por qué no podría hacerlo?

Natalia se rascó la nuca mostrando un claro gesto de impotencia. 

- Es... personal y... no sé - murmuró dejando que su vista bajara hasta el suelo antes de volver a mirarla a los ojos. 

El corazón se Alba se encogió al verla, tan pequeña y tan insignificante que se creía ser. Y al verla tan rota decidió levantarse para dejar el álbum justo donde lo había cogido. 

- Perdona - dijo la rubia tímidamente antes de alejarse, dejando un beso en su mejilla - Tienes razón, es algo personal y no debería haber... - parecía realmente avergonzada de lo que había hecho, o tal vez era una expresión nueva que la morena no conocía todavía. Pero se mordió el labio y antes de seguir hablando Natalia la cortó. 

- Espera - la cogió por la muñeca y estiro de ella para que volviera a sentarse junto a ella. 

La curiosidad de Alba creció lentamente. 

- Aquí, lee esto - dijo mientras abría una página concreta del álbum. 

"Día 1 

Acabamos de entrar en el hotel hace unas horas. Es genial, pero a Albi no le gusta el baño, tiene una ventana enorme que da a la calle, aunque estamos en un ático nadie nos va a ver hacerlo en la ducha. 

Wow, estamos casadas. No puedo creérmelo. Si llegas a leer esto en el futuro y..."

Alba dejó de leer aquel pasaje, sintió como un ligero rubor cubría toda su cara y su cuello. 

Tal vez su cuerpo entero. 

¿Cómo no se había dado cuenta que aquello estaba escrito ahí después de todos estos años?

Era una sensación agradable y hormigueante. 

No se habían acostado todavía. No desde hacía casi 7 años. 

Pese a ello, habían hablado mucho sobre su nueva relación, sobre lo que significaba volver a estar juntas de nuevo. Quería explorar durante un poco más de tiempo su parte menos física antes de lanzarse al vacío de nuevo.

Aunque seguían besándose mucho, y cada vez había más necesidad en cada beso, más frustración a veces. Pero no quería pasarse de la ralla. Por ahora. 

Ambas habían acordado en volver a conocerse poco a poco. Habían muchas cosas que no sabían de su nueva yo. Mucho que aprender. Querían curar cada una de sus heridas pasadas a su debido tiempo. 

Entre mis manosOnde histórias criam vida. Descubra agora