Capítulo 9: La esperanza

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Hace 6 años

- ¿Alba... Reche? - gritó una mujer a lo lejos. 

Era una entrevista para trabajar como profesora de plástica en un instituto a las afueras de Madrid. 

- ¡Yo! 

- Pase por aquí, por favor.

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- ¡Nat! He conseguido el trabajo, soy la tutora de segundo de bachillerato, eso me servirá para ganar algo de dinero mientras me saco el doctorado.

- Eso es genial, cariño - respondió Natalia mientras se acercaba para empezar a darle besos por el cuello. 

Demasiado ocupada desabrochando sus pantalones. 

- Espera.

- ¿Qué?

- No me apetece, no estoy de humor. 

Natalia levantó una ceja, cruzándose de brazos. 

- ¿Qué te pasa?

Alba se rió en voz baja.

- No, nada. Solo me esperaba que pudiéramos hablar un poco, no hemos hablado sobre nada estas últimas semanas, quiero saber cosas de tu día a día, Nat. 

- Estoy cansada. 

- ¿Y para follar no lo estás?

- Eso es diferente - resopló y se alejó de ella quitándose los pantalones. 

Alba se sentó en la cama, un poco molesta por el hecho de que su mujer estuviera cansada para hablar con ella pero no para hacer otras cosas. 

- ¿Qué te pasa ahora? - se quejó la morena al verla. 

- Nada, voy a cambiarme yo también - dijo y se fue directamente al armario para coger su pijama. 

Cuando terminó, volvió con la morena a la habitación y se deslizó a su lado entre las sabanas. 

- Buenas noches - dijo Alba, apagó la lámpara de la mesita de noche y cerró los ojos, de espaldas a su mujer.

- Buenas noches. 

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- Os prometí que os traería una sorpresa para la charla sobre las universidades, así que... - Alba miraba nerviosa a la chica sentada en la silla que ella solía ocupar - Natalia Lacunza, mi mujer y... eh... residente de medicina de tercer año, os hablará un poco sobre su profesión y si tenéis alguna pregunta pues ya sabéis. 

- ¿Es verdad que los médicos no tenéis vida fuera del hospital? - preguntó un chico pelirrojo de primera fila. 

Sabía que eran curiosos, pero no tanto. 

Natalia miró a Alba con una mirada indescifrable. 

- Bueno... verás, como ves estoy casada así que... ahí tienes la prueba de que si tenemos vida. 

- ¿Y tuviste que estudiar mucho? - preguntó otra chica de segunda fila. 

- No tienes ni idea - se rió - Es una de las carreras más bonitas que hay, al menos para mí, pero es complicado, sí. 

-¿Y ganáis mucha pasta? - pregunto de nuevo la misma. 

- La suficiente.

Alba la miraba de lejos, orgullosa.

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- Joder, esto me pone un montón - dijo Natalia antes de meter la lengua en la boca abierta de su mujer. 

Entre mis manosWhere stories live. Discover now