Capítulo 6: Atreverse a ser valiente

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La rubia pensaba en todas las cosas que le habían pasado durante ese año. Primero el accidente, después la repentina vuelta de Natalia a su vida. 

Todavía recordaba el momento en el que abrió los ojos y la vio delante de ella. Pensaba que estaba muerta porque solo los muertos pueden ver aquello que tanto han anhelado.

Y luego una cosa llevo a la otra y la morena volvió a estar presente a cada paso que daba en su camino. 

El recuerdo que tenía de ella y de la persona que era ahora eran totalmente diferentes. Era cierto que seguía siendo toda una profesional en lo suyo, también seguía preocupándose  y tomándose el el tiempo necesario para cuidarla, igual que cuando estaba enferma, ella y cualquiera, era un don natural lo bien que conectaba con sus pacientes. 

Ojala lo hubiera tenido también para conectar conmigo cuando hizo falta, pensó Alba mientras seguía con su recorrido por su memoria.

Pero todo eso era diferente ahora. El aura que desprendía estaba totalmente cambiada. Se parecía más a la Natalia que conoció al principio. Y no sabía si eso la asustaba o no.

Lo primero que hizo durante una de sus clases de historia del arte en la universidad fue decirle a sus alumnos que una persona nunca puede escapar de su historia. Como humanos que somos, estamos obligados a lidiar con ello, simplemente cada persona decide como lo hace y como se deja afectar por ella. 

Tal vez el pasado les sirviera a ambas para no volver a cometer los mismos errores. 

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Natalia aceptó finalmente la invitación de la Rafi de ir a su casa. 

Era Navidad y no podía resistirse al sentimiento que la envolvía cada vez que pasaba tiempo con la familia Reche. Aun así seguía sorprendida de su valentía al aceptar su propuesta.

Quién te ha visto y quién te ve Lacunza. 

Había comprado una lujosa botella de vino tinto y una exquisita caja de bombones praline que tanto le gustaban a la rubia. 

Durante toda la cena, Natalia solo podía mirarla a ella, y lo mismo le sucedía a Alba. Parecían dos adolescentes que intentaban ocultar algo mientras todo el mundo hablaba de cosas banales. Afortunadamente, la Rafi era ajena a su intercambio de miradas. Su hermana por el contrario lo había visto todo, pero prefirió no meterse entre medias. 

Bueno, tampoco significa nada.

Estuviste de acuerdo con lo de ser amigas.

No pasa nada, está bien. Solo necesitas recuperar la confianza en ella.

- Estaba todo buenísimo - susurró Natalia en su oído mientras colocaba su mano sobre su brazo derecho mientras la Rafi y Marina intentaba encender la chimenea. 

- Me alegro mucho de que hayas venido, Nat. 

- Y yo de que me invitaras.

- Te ha invitado mi madre.

- Ya, pero me ha dicho que se lo pediste tú.

Alba se sonrojó ligeramente. 

- Lo... lo siento si ha sido demasiado precipitado. No sé hasta que punto puedo pedirte... es decir, no sé que límites, no sé... - empezó a tartamudear. 

- ¡Alba! - se rió - No pasa nada, de verdad. Me encanta pasar tiempo con tu familia. 

La rubia sintió una sensación cálida recorriendo su cuerpo al oírla hablar así de su familia. De ella. Era consciente de lo mucho que su madre la quería, todavía recordaba la multitud de comidas y cenas que había pasado con ellas. 

Entre mis manosWhere stories live. Discover now