Capítulo 2: Deberíamos hablar

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5 semanas y media desde la operación

No pasaron muchos días hasta que finalmente le quitaron el yeso de su brazo izquierdo. Tan solo era una pequeña fractura en su cúbito.

Alba siempre había sido una chica de recuperación fácil, por eso solo había tardado 25 días en sanar.

Una fisioterapeuta iba regularmente a su habitación a hacer algunos ejercicios con ella para recuperar la fuerza de su brazo. Al fin y al cabo necesitaba ambos brazos para poder pintar, y tal y como podía recordar, era una pintora excelente, más aun como profesora en la universidad. 

La lesión de su cabeza había llegado a provocar una conmoción en la zona de su Broca, una región muy importante en el lóbulo temporal que permite hablar correctamente. 

Teniendo en cuenta lo mucho que le gustaba a la rubia hablar e irse por las ramas, no iba a ser una cosa muy fácil de manejar. Natalia y Marta habían estado intentando ayudarla con eso, animándola pese a que le iba a llevar un tiempo antes de poder llegar a tartamudear varias oraciones coherentes. Sin embargo, se estaba empezando a hartar, por lo que le pidió a su hermana que le trajese una libreta y un bolígrafo para poder comunicarse con la gente sin volverse loca.

Era una persona obstinada y siempre quería hacerlo todo por sí misma. Cada vez que se encontraba con un bache en su camino intentaba rodearlo o saltarle por encima. Era mucho más fácil así, sobre todo los primeros días en los que fue consciente de donde estaba. 

Ahora que reconocía la presencia de Natalia el ambiente se había vuelto bastante tenso. No era nada conveniente para la morena que Alba no pudiera explicar sus pensamientos internos de manera clara, y ni siquiera había intentado entablar una conversación con ella a través de su cuaderno. 

Puedo vivir con eso mientras este bien, pensó Natalia. 

Todavía se iba a quedar unas semanas más en el hospital, luego cada una podría irse por su camino y seguir con su vida, como si nada hubiera pasado. 

Aunque no estaba segura de como iba a lograrlo. 

Mientras esté sana, todo está bien. 

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Flashback

- Nat, ¿dónde me llevas? - se rió la joven estudiante de bellas artes. No podía ver nada, su vista estaba obstruida por la mano de su novia. 

- Shhh, todo a su tiempo cariño.

Dieron varios pasos hacia una gran sala iluminada con velas con olor a vainilla. Su favorito. Natalia caminó detrás de ella hacia casi la mitad del espacio, con el corazón en un puño. Cuando llegaron apartó su mano de su rostro. 

Alba necesitó algo de tiempo para acostumbrarse a la iluminación, pero cuando sus ojos deambularon por aquella habitación llena de lirios y velas, una expresión de sorpresa apareció en su rostro. 

- Nat... ¿qué estas... - cuando la rubia trató de fijar sus ojos fijamente en los suyos, la encontró arrodillada en el suelo. 

- Sé lo que me vas a decir, que somos muy jóvenes todavía, y que primero querías establecerte y conseguir un trabajo, terminar la universidad y todas esas cosas antes de ni siquiera pensar en esto, pero no quiero esperar. Probablemente este tres años mas en la universidad antes de acabar medicina, y tu terminarás mucho antes. No quiero que esperes por mí, Albi. Quiero nuestro para siempre. Te quiero, y estos últimos tres años me has demostrado que siempre estarás a mi lado, que siempre serás la persona en la que me voy a apoyar cada vez que tenga un mal día, y yo la tuya, pase lo que pase - se detuvo analizando su mirada - ¿Entonces...? ¿Qué dices? ¿Quieres casarte conmigo?

Entre mis manosحيث تعيش القصص. اكتشف الآن