My Only Exception.

Importante.

Castiel terminó de curar la herida en la mejilla de Samandriel y volvió a preguntarle por quinta vez si estaba bien.

- Perfectamente. – Sonrió el rubio.

- ¡Oye! Hay un par de humanos malheridos por aquí. – Levantó la mano Dean, sosteniendo a su hermano menor. - ¿Nos ayudan, tortolos?

Oficialmente, Sammy era el nuevo integrante de Equipo Libre Albedrio, lo que lo llevaba a implicarse en casos peligrosos y no tanto, pero en los que no tenía experiencia. Cas apenas estaba asumiendo la nueva situación, aprendiendo a dejar al rubio un poco más de espacio para aprender por su cuenta.

Incluso, había días en los que Sammy se iba con alguno de los hermanos y Cas tenía que irse por otro lado. Sin saber que era de su pequeño ángel, el morocho era una bola de preocupación distraída.

Por culpa de eso, el afilado cuchillo de un sujeto llegó a cortar su brazo hasta la mitad, dejando el hueso visible.

- ¿Sabes arreglar eso? – Preguntó Dean. – Vas a necesitar más que un vendaje.

La gabardina fue apartada y la herida se vio mucho más grave, escurriendo sangre por todas partes. La gracia de Cas brilló en la herida, uniendo la carne en hilos destellantes de celeste, hasta que el corte desapareció por completo. Su siguiente movimiento fue dormir todo el viaje, habiendo llevado su gracia a agotarse completamente.

- Esperemos que el Teddy bear de tu novio no me mate. – Bromeó el cazador.

Para cuando volvió de regresó a la vida, Samandriel jugaba con los botones de su camisa, recostado sobre su cuerpo. Envolvió la cintura del menor con su brazo y lo acercó más contra su cuerpo, si eso era posible.

- Te extrañe.

- También yo. – La respuesta de Sammy no pareció muy sincera, llevaba una pizca de enfado.

- Sé que no te gusta verme así, pero...

- Entonces no llegues a estos límites. – Habló el rubio, apartándose para sentarse en la cama que compartían. – Y no digas que era necesario, Dean me lo dijo todo.

- Lo siento.

- Si te preocupas por mí, deberías entender que verte así por cosas innecesarias también me hace daño. – Volvió a sus brazos, sin ser capaz de enfadarse demasiado. – Además, ten claro que tu vida importa mucho para mí.

Bueno, eran pequeñas cosas que podía evitarse, un riesgo que no necesitaba tomar. Pero estaba demasiado acostumbrado a que su vida no valiera nada, que alguien más importante estuviese bajo sus alas y lo valiera todo. Ahora su vida estaba unida a la de alguien más, como jamás nunca pudo imaginarlo, y esa persona sentiría el peor de los dolores si le perdiese.

Era importante y eso era nuevo en su vida. Samandriel le hacía importante.