—Porque no es así.

Mi papá se rió, era de esperarse llevaba años diciéndole que me caían de la patada porque son hombres privilegiados que cuando los miras empieza a sonar The Man de Taylor.

—Pensé que me había perdido de algo — bromeó — incluso pensé que me escondían su amistad.

Jamás me llevaría con él.

—Pensaste mal—relami mis labios—¿Darren sabe que estoy aquí?

—Su mamá dijo que le avisara.

Una mueca plana se extendió en mis labios.

—¿y Cody?— fue lo último que dije porque la puerta fue tocada.

Se trataba de una empleada del hospital, más específicamente una enfermera que traía un informe de la sala de espera.

—Doctor Darmond su paciente ya entró al consultorio — hablo formal— y hay un chico esperando para entrar a visitar a su hija.

Darren…

—Tiene que ser Darren—alegue.

El ser doctor es un trabajo muy cansado que se nota en la bolsa de sus ojos. Estoy orgullosa de él.

—Tu… enamorado— se rascó la cabeza— dile que puede pasar.

Sonreí y me quito la charola de comida y me ayuda a sentarme lo más derecha que pude. Me acomode un poco el cabello y sonreí esperando a Darren. Se debe sentir terrible porque por culpa de él estoy aquí, tal vez vino con girasoles a disculparse.

Qué reconfortante sonaba…

Mi papá salió de la habitación y unos segundos después se escuchó la puerta siendo tocada, pasé un mechón de mi cabello por detrás de mi oreja.

—Adelante— me ergui.

La perilla se hundió y el chico que entró me hizo abrir mis ojos de par en par.

—¿Adonis?— Solté perpleja mientras una sonrisa amable se dibujaba en su rostro.

Tenía puesto una chamarra de mezclilla negra, debajo una camisa gris y vaqueros desgastados como sus botas de motocicleta. Su arrogancia de personalidad me revuelve el estómago.

Cerré los ojos y me acomodo entre las almohadas poco acolchadas, deseando que esta visita solo sea parte de una alucinación por el golpe.

—Por desgracia creo que no soy la persona que esperabas— soltó en juego.— perdón por la decepción.

Abrí los ojos.

Esperaba que Darren fuera el primero en venir a visitarme después del accidente. No a él y soy honesta, me percaté que su voz era más suave de lo que esperaba, un marcado contraste con los volúmenes que utilizaba en la escuela.

—¿Qué haces aquí? — me senté de nuevo con algo de dificultad y el cabello cayó sobre mi cara.

—Quería saber como sigues —Su boca se arqueó en una media sonrisa— ¿Te puedo hablar amigablemente?

Estoy segura que lo decía por la forma en que lo miraba perpleja, nunca había cruzado palabras con él que sean tan extensas.

Somos polos opuestos y a diferencia de las historias de amor, ellos no se atraen en la vida real. El es un Charlie Harper y yo soy mas una Rachel Berry porque cualquier intimidad más allá del sexo casual prácticamente me daba urticaria en todo el cuerpo.

—Claro, aunque ¿enserio tu amable?— acepté demasiado confundida.

Dio un paso hacia adelante divertido.

Los Hermanos Danger © [Parte 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora