Manera 6. Tarde de ensueño. [2/2]

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Muy cerca del castillo de Ben, se podía presenciar un gran grupo de personas rodeando lo que aparecía ser una entrada.

La prensa y las cámaras apuntaban al Rey quien unos minutos antes había dado por abierto el Jardín de Cupido. Toda esa gente poco a poco se fue perdiendo, pues una de las cosas que caracterizaba a ese mágico lugar era lo inmenso que era. Fácilmente podías perderte.

Al entrar sentias las vibras positivas del amor que desprendían las rosas que adornaban los arbustos. La magia estaba por todos lados, un lugar muy romántico.

Entre toda la gente, habían dos jóvenes que sobresalían. Por supuesto eran Jay y Lonnie, quienes a pesar de no decir ninguna palabra desde que se vieron, caminaron observando las miles de rosas.

Lonnie tomaba fotos para su mamá, a ella  le hubiera encantado ir.

Mientras tanto Jay, no despegaba la mirada en ella. La forma en que sonreía al tomar la foto, en el que sus grandes y lindos ojos observaban con asombro el lugar, era sin duda, la imagen perfecta. Sin olvidar su hermoso vestido-short, parecido al del Cotillon.

—Es increíble— exclamó por primera vez.

—Sí— dijo sin despegar su mirada en ella.

—Parece que la única emocionada soy yo— hablo posando su mirada en el. El solo sonrió.

—Audrey tenía razón, las rosas aquí sí son las más hermosas.

—¿Audrey?— cuestionó alzando la ceja.

—Si, ella y Ben me dijeron sobre este lugar.

—Entonces debo de agradecerles.— sonrió y volvió a caminar.

Sin darse cuenta, la multitud que antes los rodeaban, ya no estaba. Mientras caminaban y se adentraban a nuevos caminos, la gente empezó a disminuir.

—La leyenda dice que existen unas rosas blancas del ánimo.— habló Lonnie observando una pequeña fuente con forma de un bello ángel.

—¿En donde están? Lo único que veo son de color— dijo Jay un tanto asqueado.

Solo faltaba que en la noche soñara con rosas, algo que siempre creyó tan ridículo nunca imagino que sería un lugar para su primera cita.

—Estan escondidas en algún lugar del jardín. Por lo visto no lees los carteles del lugar.

Señaló Lonnie un cartel que demostraba todo lo que ella sabía.

—Son muy poderosas, exibe los sentimientos del corazón que él receptor siente, y un posible futuro de los dos amantes. Por eso muchas personas buscan la magia de esa flor,  pocas son las personas que llegan a encontrarla— volvió hablar sentándose en una de las bancas que había.

—¿Y quien las cuida?

—Nadie, ese el misterio. Mi mamá me dijo que no están en ningún lugar. Aparecen por si solas.

Jay tomó asiento junto de ella, después de varios minutos caminando ya se había cansado.

—¿Y si buscamos una?

— Nadie a visto una.

Esa idea desánimo al chico pues era una excelente excusa para que los dos pasarán un buen rato.

Solo había pasado poco tiempo y el chico ya se había cansado de tanto color.

—Ven, acompáñame.

Sin decir nada más, el joven tomó la muñeca de ella, avanzado entre los caminos buscando algo.

Lo que Jay quería encontrar era un perfecto sitio para estar con ella, sin que la gente pasara o tomará fotos.
También por el hecho de que todos los veían, pues no por nada era conocidos por sus padres.

10 Maneras de Conquistarla [Descendientes] Where stories live. Discover now