Capítulo 4- "Variadas emociones"

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  • Dedicated to Sofia Vera
                                    

Desperté con un pensamiento latente en mente, ¿Era verdad lo sucedido ayer o solo un sueño?

Compartimos un momento en comodidad juntos, no fue ninguna cita, pero si fue un momento conmovedor.

Me desperecé levantándome lentamente de la cama, aún adormilada me dirigí al tocador, abrí el grifo de la ducha esperé unos segundos a sentir el agua ya caliente e ingresé en el soltando todo el aire que quedaba en mis pulmones y tomando aire nuevo, me relaje bajo la ducha placentera, salí envolviéndome y luego secándome el pelo, mientras lo hacía pensaba en lo sucedido el día anterior, y todo lo que me había hecho sentir aquel beso intenso...por momentos volví a ese momento vivido.

Lo miré perdiéndome en sus ojos grises, en todo este tiempo que llevábamos frecuentando no me había detenido a contemplar sus maravillosos ojos, mi visión pasaba de sus ojos a sus labios repetitivamente, al igual que él. Al momento de darme cuenta de lo que había hecho descaradamente como una cualquiera, la sangre se acumuló en mis mejillas, sonrosándolas. Avergonzada aparté la mirada y me alejé unos centímetros de él, noté que él no se había inmutado, solo me miró confundido y condujo sus ojos a sus manos, jugando con sus dedos y permaneciendo de esa manera por algunos segundos.

–Perdóname –dije, interrumpiendo sus pensamientos.

Me miró directa e intensamente a los ojos, mientras yo continuaba mi argumento por lo ocurrido.

–Te eh incomodado y lo lamento, no lo estaba pensando bien...–Me levanté de un salto tomando mis tacones y la mascada – ¡Lo lamento tanto! en serio, ¡Lo lamento tanto! –repetí.

– ¿Dónde vas? –Preguntó, haciendo que me sobresaltara –estamos muy lejos de tu departamento, además te he traído yo, y es mi obligación llevarte de nuevo, sana y salva.

– ¿Estás seguro? No quiero seguir molestándote, tomaré el metro sin problemas, sé cuidarme sola –dije mientras encajaba mis pies en los tacones para luego perder el equilibrio y precipitarme al piso, cayendo sobre las nalgas. Ya en el suelo, sobándome la espalda y quejándome del dolor. Me miró divertido ayudándome a tomar compostura.

–Definitivamente te llevaré yo, estas algo tomada ¿Y qué clase de caballero sería dejándote ir sola a tu hogar cuando yo te he invitado?—contestó él fingiendo alterarse, con una sonrisa resplandeciente fijada a su hermoso rostro.

Todo en él era hermoso.

<< ¿Pero qué dices mujer? No cabe la menor duda que borracha pierdes la inteligencia. Ese hombre hizo que perdieras el trabajo, te ha insultado varias veces en 2 días, y tu tontamente lo besas, ¡Estas loquísima!>> Riñó mi conciencia, volviéndome a la realidad, y borrando la sonrisa tonta que tenía pintada en el rostro.

Subí a Zeus en completo silencio, el ambiente se hacía muy incómodo, mientras yo seguía molesta y avergonzada.

– Me gustó. –dijo, produciendo que lo mirara confundida y con ojos desorbitados.

–...Y-Y-Yo...– tartamudeé tontamente.

–No digas nada, solo te comento que me gustó el habernos besado.

Mis mejillas ardían, desvié la mirada nuevamente de él. No cabe duda que borracha me sonrojaba más de la cuenta además de hacer estupideces de adolescente hormonada.

–Pensarías que te estoy echando el cuento con lo que te diré, pero sentí algo...es difícil explicar, pero fue bastante agradable besarte. –concluyó, lo mire de reojo y pude notar que sus mejillas se tornaban rosadas, no era la única que lo estaba.

–El sonrojo te queda bien...–dije, señalando sus pómulos, el las palpó, me miró tierno y sonrió.

Su sonrisa era agradable, sus dientes eran blancos y perfectos, mientras lo hacía levemente sus ojos se entrecerraban, encontrándose entre sí sus largas y abundantes pestañas y dejando notar ligeramente sus patas de gallo.

Desconocidos.Where stories live. Discover now