©Revenge -» Bill Skarsgård#2

Diecisiete-. FINAL

Bill estaba escondido en un callejón junto con Mishelle, era una persona bastante tímida, pero por lo que había escuchado de Melanie no debía subestimarla porque al parecer se trataba de una cocinera y no precisamente de las buenas. 

Sacó su billetera del bolsillo de su pantalón para poder observar la foto de su esposa una vez más. Mentiría si dijera que no había estado nervioso todo el día esperando a ver a su diamante después de mucho tiempo, aunque después de unas horas se resignó y aceptó que no vería a Joy, al menos... no por ahora y a decir verdad, lo prefería así.

—¿E-es tu esposa? ¿Una de las razones de este plan? –preguntó Mishelle.

—Si... ¿no es un bombón? –dijo sonriendo coqueto.

—Eso creo. –rió.

Su celular comenzó a sonar por lo que lo sacó de su bolsillo, se trataba de Alex; por un momento dudó en contestarlo, pero igualmente lo hizo.

—Bill, dime que aún no haces nada... por favor, dime que aún no chasqueas los dedos.

—No, aún no encuentro la joya final, tranquilo...

—Tu amabilidad y manera de seguir mis chistes me asusta, dime que sucede... –preguntó Alex con tono asustadizo.

—Verás, Alex... quizás muera hoy, así que estoy intentando estar calmado.

—No vas a morir, Idiota. –Le dijo Alex con voz dura– Dime cuanto tiempo queda para ejecutar tu plan.

—Creo que... ¿tres horas? Patrick debe estar haciendo tiempo para venir a Victor Pub.

—Bien.

Y entonces Alex cortó dejando a Bill con la duda y algo extrañado, si no conociera tan bien a su hermano no diría que está tramando algo, pero prefirió ignorarlo pues debía estar concentrado respecto a su plan.

Mientras tanto Alex estaba desesperado desconectando todas las maquinas de su cuerpo. Su pulso comenzó a acelerarse provocando que una máquina comenzara a hacer ese sonido desagradable, las quemaduras le dolían como un demonio tanto así que pequeñas lágrimas brotaron de sus ojos, pero no le importó, solo se resignó a aguantar.

Doctores se acercaron para impedir que se fuera, pero Alex los ignoraba y les empujaba cada vez que se acercaban a él.

—¡Señor Skarsgård, al menos firme estas formulas para retirarse sin que el hospital sea responsable de posibles infecciones!

Alex resopló frustrado, tomó el lápiz que le tendía una doctora y firmó la fórmula algo tembloroso producto de los nervios que sentía.

Iba a salir del hospital hasta que se dio cuenta de algo.

Estaba medio desnudo.

Gruñó y corrió a pedirle o más bien ordenarle ayuda a una enfermera que encontró por el pasillo.