Trece

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—¿Escopolamina? –preguntó Alex

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—¿Escopolamina? –preguntó Alex.

—Si, Escopolamina. –afirmó Bill.– una droga al tacto, por lo que investigué lo utilizan mayormente en las mujeres para cometer atrocidades...

—¿Y dime donde quieres conseguir eso?

—Es Camden, Alex... puedes encontrar drogas en cualquier lugar.

Alex resopló y levantó sus manos en signo de rendición, no estaba muy cómodo con las decisiones de su hermano, pero de lo que si tenía seguridad es que él no iba a ser quien comprara esa droga, se excluía completamente de esa parte.

—Necesito que me busques en donde conseguirla, Alex. –le dijo Bill sin rodeos.

—¿Y si me drogan y me convierten en un prostituto?

—Eso no va a pasar, tu solo te encargarás de ver quien la vende. –resopló Bill.– y si fueras prostituto te morirías de hambre. –rió bajo.

—No te golpearé solo porque ya lo hicieron por mi y porque no te he escuchado decir una broma desde que Joy... ya sabes.

Bill hizo una mueca de dolor y volvió a tener su semblante serio, para él Joy era un tema serio y doloroso.

—No te preocupes, no tengo tiempo para sentirme por eso. –suspiró pesadamente.

—¿Que no tienes tiempo? ¡pero si te la pasas llorando por ella, maldito llorón! –rió Alex.

—Quiero golpearte, Alexander.

—¡Atrás, bestia! O te echo una roca.

Bill quizo contenerse, pero no pudo evitar reír.  Por enésima vez pensaba que su hermano era un grano en el culo, pero sin él no estaría vivo mentalmente prácticamente era quien le ponía los pies en la tierra y quien le daba ánimos, como una especie de Joy... pero menos bonito.

Alex sacó su laptop de su maleta para poder buscar aquella droga por internet. Obviamente era consciente de que no la encontraría por Aliexpress o Amazon, así que decidió arriesgarse e ingresar a la Web profunda; había escuchado un par de veces de ella por un youtuber venezolano con una voz bastante perezosa, pero muy perturbadora.

Descargó el navegador correcto para entrar, si era honesto le daba mucho miedo, ya que sabía perfectamente lo que se encontraba allí y los riesgos de entrar, por eso se aseguró de tener cuidado con sus datos personales.

—Como no me lleves a conocer a Goofy allá en Orlando después de todo esto, te juro que... –Pausó.– ¡Entré, entré! No tendremos que salir a buscar esa cosa, soy un maldito genio.

—Yo creo que en tu vida pasada fuiste un maldito detective. –le dijo Bill dándole golpes en la espalda.

—Quiero ser el detective Pikachu, por favor.

Bill rodó los ojos, iba a lanzarse a la cama cuando algo rompió la ventana del hotel, era una roca la cual estaba cubierta de papel. Se acercó a ella para tomarla y leer la nota.

«Hola, niño bonito... ¿puedes adivinar quien te escribe?
Más te vale salir del hotel en los próximos tres minutos... »

—¿tres minutos? ¿Por qué quiere...? –El ojiverde no alcanzó a terminar su oración cuando...

—¡BILL, AL SUELO!

El enorme grito de su hermano le dejó en estado de Shock, no escuchaba nada, simplemente había quedado en blanco.

Cientos de balas comenzaron a llover en el Hotel y para más obviedad solamente en su habitación.

Alexander al no ver reacción de su hermano temió, así que solo atinó a arrastrarse por el suelo, tomar una de sus piernas y aventarlo al piso a la fuerza, Alex abrazó fuertemente a su hermano menor como si de un niño se trátase hasta que las balas cesarán; Cuando se detuvieron al fin, escucharon a Patrick gritarles.

—¿Crees que esto acabó, Skargor? ¡Ahí te va mi agradecimiento por los tragos!

Alex tenía muchas opciones en mente sobre el agradecimiento, así que para evitar accidentes se arrastró como pudo con su hermano para esconderse debajo de la cama.

—¡Cuenten conmigo chicos! –gritaba Patrick.– ¡A la cuenta de uno... dos...! ¿qué sigue? ¡Ah si! Tres.

Alex cerró sus ojos fuertemente hasta que sintió como algo duro cayó a la habitación, abrió sus ojos de forma lenta y al ver lo que era se tensó.

—Muy bien, pequeño Thanos... ahora solo te queda jurarme que vas a sobrevivir para acabar con este hijo de puta.

—Mierda.

Soltó Bill cuando reaccionó al fin y vio la jodida granada dentro de la habitación, no alcanzaron a contar hasta tres cuando el pequeño aparato letal estalló.

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©Revenge -» Bill Skarsgård#2Where stories live. Discover now