Capítulo 46. El veneno de una flecha

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<<¡Larga vida a la reina Alison!. ¡Viva nuestra reina!. ¡Honor y vida a nuestra reina!>>

Con el corazón latiendo a mil, abrió las cortinas. Sintiendo el peso del mundo sobre su espalda dio un paso al frente y entró en el balón.

Afuera toda la plaza estaba llena de narnianos ondeando banderas de Narnia tanto del estandarte de Aslan como el estandarte de Astan, todos conviviendo por primera vez en paz, sin importar el profesar de su religión, todos competían la misma fe, el ver salvado y en su gloria al pueblo de Narnia.

Alison era esa esperanza y la joven chica que había entrado por una chimenea a Narnia ya no era la misma, Alison estaba dispuesta a morir por el pueblo de Narnia, le dedicaría su vida entera sin importar que tan larga o corta fuera...

Alison era esa esperanza y la joven chica que había entrado por una chimenea a Narnia ya no era la misma, Alison estaba dispuesta a morir por el pueblo de Narnia, le dedicaría su vida entera sin importar que tan larga o corta fuera

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La cueva del alma de una persona es tan profunda e infinita que nunca se sabe si existe salida. No se sabe cuantos demonios y monstruos aguardan dentro de ella, o cuantos rayos de luz logran entrar en ella. Es como un sucio laberinto de roca, pesado y aveces filoso, un lugar que todos tenemos dentro de nosotros pero pocos se atreven a visitar.

Desde lo alto de la torre Dylan miraba a su alrededor, sintiendo el viento en la cara y el olor a pan de la mañana. El pueblo de Narnia desde de esas alturas se veía tan pequeño, tan fácil de poder controlar.

Los guantes de cuero negro no le ayudaban a dejar de sudar, el pleno rayo de sol lo señalaba desde los cielos, pero Dylan debía de vestir así, con la capa y la tela negra que le cubría la mitad de la cara, si es que no quería que nadie descubriera su identidad.

Las trompetas sonaron en la plaza y Dylan cual gato, escaló hasta la orilla de torre. El pueblo entero calló para comenzar a escuchar el discurso de su nueva reina. Fue entonces cuando el joven hijo de Astan miró a su hermana, a unos cuantos pisos debajo de donde él estaba.

El recuerdo de cuando eran pequeños y jugaban a perseguirse en la casa de sus abuelos lo abofeteó en su mente. No podría hacerlo. Era su hermana, su pequeña hermana, aquella que vio entrar por la casa en brazos de su madre, aquella que cargó en brazos y le sonrió aún sin saber su nombre. Tantos recuerdos y tantos matices de melancolía cayéndose a pedazos por las escaleras de sus recuerdos.

—Llevaré esta corona, pero sepan, que todos y cada uno de nosotros somos reyes y reinas, porque el verdadero rey o reina no es quien sólo ordena, sino quien defiende y lucha por su nación—Alison dirigía, con voz resonante, su discurso.

Dylan cerró fuertemente sus puños, tenía que recobrar su fuerza, por lo que un impulso sacó el arco que había estado detrás de su espalda, decidido a todo la tomó entre sus manos estirando la cuerda, colocando la flecha y localizando el blanco; su hermana.

𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Where stories live. Discover now