21 | Su sonrisa

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Athan

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Athan

Introduje una de mis manos en el bolsillo de mi pantalón, palpé un par de veces dentro de él hasta que finalmente di con aquel pequeño dispositivo, lo desbloquee e inmediatamente me dirigí hacia mi bandeja de mensajes, por alguna extraña razón sentía la necesidad de avisarle a la chica que había llegado a casa, de alguna manera me gustaría pensar que estaba pendiente de que hubiese llegado sano y salvo.

— Detente ahí — Pronunció la voz de mi madre antes de que pudiese presionar la flecha que se iluminaba en la pantalla para enviar el mensaje. — ¿No vas a decir nada?

Bien, sabía que el hecho de que mi madre terminara dándome un regaño era una posibilidad bastante grande, después de todo ella iba a volver tarde o temprano, sin embargo, no podía dejar que Alexia siguiera pensando en aquel chico que tanto daño le ha causado, ella no se lo merece.

— Se que es tarde — pronuncie — Ella me pidió ayuda y yo no podía negarme, lamento no haberte puesto al tanto desde el principio.

Los ojos de mi madre examinaron detenidamente mi rostro e inmediatamente su expresión cambió, alzó una de sus manos y la colocó dulcemente sobre una de mis mejillas.

— Athan, ella realmente me cae bien — sonrió

— Mamá, no la conoces bien, la has visto un par de veces, ¿Cómo es que pude caerte bien en tan poco tiempo?

No preguntaba aquello con el fin de hacerle ver que Alexia era algún tipo de mala influencia o algo por el estilo, más bien, me impresionaba como es que una persona pueda tomar una imagen de otra con tanta facilidad.

— Veras, hijo, puede que yo ya tenga mis años de vida contados pero no estoy ciega aún, desde que esa chica apareció en tu vida tú ya no eres el mismo chico — sus ojos tenían esperanza, me hacía sentir culpable, pase tanto tiempo intentando ocultarle el dolor que se acumulaba en mi, sin embargo, sabía que todo este tiempo ella ya lo había notado.

— No exageres, mamá — solté mientras hacía el vago intento de ponerle fin a aquella conversación — debo ir a dormir, mañana tengo que salir temprano, Ediel me estará esperando — me excuse.

— Si ella te hace feliz, ¿Qué es lo que estás esperando? — su pregunta no me sorprendía en lo absoluto, mi madre siempre había sido muy abierta al hablar conmigo y ni a ella ni a mi nos gustaba darle muchas vueltas a un mismo asunto.

No quise contestarle así que me limité a encogerme de hombro, al ver mi acción, mi madre se alejó hasta quedar frente al sofá y seguidamente tomó asiento en el mismo, su mirada volví con la mía y al instante dió un par de palmadas a su lado para que tomara asiento junto a ella, al parecer esta vez no podría escapar.

— Es complicado... — resople — No creo que te guste hablar de ello, no resultará como esperas madre, no es lo que esperas.

— Hijo, se ve perfectamente a kilómetros que ella también te quiere, deberías ver la manera en la que te prestaba tanta atención el día de la cena, sus ojos te observaban como si hubieses sido el único en el lugar, y déjame decirte, que la sala estaba llena de personas.

Nuestro callejón de los corazones rotos © #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora