CAPÍTULO I: Ella es hermosa

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Cada cierto año, cuando la nieve hacia su bienvenida y pintaba de blanco la cima de la montaña, era tiempo de cambiar rumbos, buscando lugares sin ningún sentido en la vida, era invisible para todo el mundo, pero tampoco podría morir pues la luna me había maldecido de por vida.

Una noche en el bosque del reino de Berk, me senté en un árbol tan alto mirando hacia un pequeño lago que reflejaba la luz de aquella luna. El lugar era tenebroso si te adentrabas a él, pero cuando el sol aparecía era un lugar tan fantástico, nadie se adentraba al bosque cuando el sol se ocultaba en las montañas cierto hora, pero una hermosa rubia se encontraba en aquel lago. Paso su mano pálida en el agua y después se desvistió dejándome ver su cuerpo desnudo. Tapo sus senos con una mano y después se adentró al lago.

Estaba mirándola pues no podía quitar mis ojos en ella, ella parecía una muñeca, pero con una mirada triste... parecía estar incompleta. Era joven y hermosa así que decidí bajar del árbol y me senté en una piedra grande y lisa que estaba en la suave arena. Tome mi bastón que siempre llevaba pues era un regalo...

Vi la espalda de la joven quien traía tatuado la forma de un dragón en su espalda. Cuando una mujer tiene prometido siempre le es marcada la insignia de su esposo en la espalda para que ningún otro hombre le faltara el respeto, además era un dolor que una mujer debía aguantar pues se decía que, si una mujer se negaba o escapaba, eso significaba que ella no está dispuesta a dar todo por su enamorado.

¿Entonces por qué estará triste? - me pregunte casi en susurros, pero cuando voltee a ver a la rubia de nuevo, ella parecía estar roja y metida más en el agua, como si ella pudiera verme.

¿Cuándo llegaste?, ¿acaso no vistes mi marca en la espalda? - grito avergonzada. - ¡Estoy casada!

¿puedes verme? - lo dije sorprendido pues era la primera persona en tantos años que podía verme.

Claro que puedo, así que retírate. - grito y yo me puse rojo dándome la vuelta para mirar a otra dirección.

Perdona, no pienses nada malo de mí, pero es que... - escuche como ella salió del agua y rápidamente se vistió para después interrumpirme.

Como no voy a pensar nada malo de ti ¡Me has visto desnudo y nunca has dicho nada! - la voz de la joven se escuchaba tan hermosa, era como si alguien pusiera música tan relajante en mis oídos después de tanto dolor.

No es lo que piensas. - volví a repetir. - ¡no era mi intención! - me di la vuelta para mirar a la chica, pero ella tenía una expresión de enojo, pero se veía tan tierna que solté una gran carcajada.

¿Esto te da risa o qué? - cruzo sus brazos y camino muy bruscamente hacia mí para darme una fuerte bofetada.

¿Cómo pudiste tocarme? - di un paso atrás, yo era un ser invisible, una persona que no puede ser vista ni tampoco tocada por un ser mortal.

Soy Elsa Haddock, y esposa de Hiccup Haddock, el mismo rey de Berk.- alzó la voz haciendo que gente encaminaran hacia donde estábamos.

¿Elsa? ¿Porque gritas? - un castaño se acercó con varios guardias que venía detrás de él y miraron a la pequeña chica para que hablara y resolviera su duda, pero ella solo me apunto hacia donde yo estaba.

Pues eso lo dice todo. - se acercó a mí y me señaló. - este bastardo me miró mientras tomaba un baño.

Si fuera tú, mejor me quedaría callada e inventaría otra cosa. - la mire de reojo con una sonrisa ladeada. - pensaran que estás loca, ¡Ellos no pueden verme! - me reí y ella me miró lentamente sin decir nada, hasta que aquel hombre se acercó hacia ella y me traspaso...- ¿lo viste? - la mire, pero esta vez sin una sonrisa. - estoy maldecido, mi reina...- lo dije entre susurros y pude notar la mirada de terror que tenía en esa pequeña cara. Me di la vuelta para marcharme de aquel lugar pues parecía ponerla mal.

Esa fue la primera vez que nos encontramos y podría decirse la última, pero ella volvió a buscarme y yo la espere aun sabiendo que era un peligro para ella.

Hombre plateado. la voz de la chica hizo que volteara a mirarla.

¿Tú de nuevo? - parpadee varias veces pues ella estaba enfrente de mi con un hermoso vestido azul que hacia resaltar sus ojos. Su cabellera rubia y ondulada que poco a poco lo alborotaba el aire en la fresca mañana. - es mejor que nos alejemos, pertenecemos a mundos diferentes.

Esa no es forma de hablarme a una dama. - cruzo sus brazos y se acercó a mí. - ¿Acaso no esperabas que te visitara?

Si deseaba verte o eso es lo que decía mi mente cada noche. - No de hecho esperaba que te fueras, porque este fantasma te maldecirá. – hable de forma juguetona y ella se acercaba a mi poco a poco con esa curiosidad en sus ojos. - sabias que la curiosidad mato al gato. - nos miramos por un momento y ella puso sus pequeñas mano en mi mejilla.

Pero nadie dice si lo que descubrió valía la pena. - acaricio mi mejilla por un momento. - ¿prometes no irte? - me confundió su pregunta que no pude contestar por un momento.

¡No me iré! No tengo a donde ir. - le sonreí y ella solo me miró fijamente.

Entonces si no te iras, ¡yo también prometo estar contigo por siempre! - no pude sonreír ante aquellas palabras, ella solo era una chica que con los años desaparecerá...

"El secreto de la princesa"

"Cuidado en ir lejos, el amor es inmortal pero la gente suele desaparecer"

STORY II: EL SECRETO DE LA PRINCESA || JELSAWhere stories live. Discover now