Capítulo 69. El ruido.

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Había silenciado sus historias de instagram para evitar meter las narices en su vida, al menos a ojos de Alba, pues se había hecho una cuenta paralela para que la rubia, comprobando que no veía sus historias, tuviera la libertad de subir lo que le diera la gana. Estaba a salvo del escarnio sin apartar la vista de ella. Estaba temiendo el día que viera algo que no le gustara, pero quizá eso le ayudara a pasar página y superar lo insuperable. Hasta el momento todo habían sido fotos de sus pinturas, de Queen y alguna canción que le estrujaba el corazón. 

Alba tampoco la había dejado de seguir, pero sabía que no venía nada que subiera y estaba segura de que no era tan patética como para haberse hecho una cuenta a parte. Eso era cosa suya, que prefería meter el dedo en la llaga viendo sus fotos y sintiendo un amargor egoísta en el pecho cuando veía que todo le iba estupendamente sin ella. 

No es que quisiera que estuviera llorando por las esquinas, pero necesitaba saber, de alguna manera, que también la echaba de menos. Quizá la odiara, y ese pensamiento se le hacía insoportable. Se acordó de una canción que reflejaba exactamente cómo se sentía en ese momento. 




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<Natalia.Lacunza ha añadido contenido a su historia>

Un trozo de una canción de Labrinth cortado en la parte en la que decía: "It's hard for me to say I'm jealous of the way you're happy without me"


- Es insoportable... -murmuró, llamando la atención de Marta. 

- ¿Qué? 

- La gilipollas de Lacunza, ¿no sube una mierda de canción diciendo que está celosa de la manera en la que soy feliz sin ella? ¡Pero es imbécil o qué le pasa! -se le hinchó la vena del cuello. 

- Alba, relájate, que igual solo es que le gusta la canción. 

- ¿Pero es que aún no la conoces? -bufó. 

- Niña, ¿y qué pasa porque diga eso? 

- Pues que da por hecho que ella está en la mierda y yo feliz de la vida sin tener ni puta idea de nada. Ella siempre la víctima, la pobrecita, cómo no. 


Marta la miró con los ojos abiertos. Estaba claro que Alba había pasado de la fase 'me quiero morir' a la fase 'me molesta tu existencia'. Prefería verla así que con el alma por los suelos, pero estaba reaccionando exageradamente. Al menos había vuelto a la vida, y de qué manera. 


- Es una dramas, y lo sabemos, y tú llevas un mes esforzándote en demostrar que estás de puta madre, ¿qué quieres que piense? 

- Pero que no quiero que piense, vamos a ver, que se dedique a hacer canciones y sacar discos y morirse sola en su mansión hecha de grammys y a mí que me deje en paz. 

- Alba, te está dejando en paz -intentó hacerle entrar en razón-. Si no te gusta lo que ves, no lo mires. No sé para qué te has hecho esa cuenta para cotillear si te vas a coger esos rebotes. 


La rubia fue a contestar, pero se quedó callada. La verdad le resultaba imposible de reconocer ni en voz alta ni a sí misma. 

La sala de los menesteresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora