Capítulo 3

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TENTATION 2

Cap:3

M: no puedo irme ahora... (insistió ella, pero había sido demasiado tarde. Los brazos de Esteban la envolvieron y la subieron sobre su hombro derecho. Cargándola sin previo aviso. María entreabrió los labios) ¡NO! (gritó asustada. No debía irse.) por favor ¡Esteban! (le gritó de nuevo. Pero este no haría caso a ninguna palabra que María le dijera. Sus piernas caminaron rápido hasta las puertas cerradas del banco. Las abrió con la puta de su zapato y salió con ella entre brazos)

La gente al rededor se volteo a mirarlos. Todo había pasado tan rápido. La escena era conmovedora y a la vez confusa. María que no dejaba de gritar en medio de la calle, y Esteban, que no la dejaría bajar de entre sus brazos hasta que recibiera una buena explicación.

M: ¡Bájame! (le gritó una vez más)

E: deja de gritar, cualquiera pensaría que te estoy secuestrando. (le dijo y divisó su auto. Justo en la esquina en donde lo había dejado. Caminó rápido. Al llegar, antes de abrir las puertas de este y dejar a María dentro... giró la cabeza y observó sin disimulo el culo de ella) extrañaba esta vista (sonrió para él mismo, escuchando a María refunfuñar detrás)

Quitó los seguros y abrió la puerta copiloto, bajó a María de entre sus brazos e hizo que se sentara en el asiento. Cuando pudo verla sentada ahí... sentada en su auto... no pudo contenerse en pensar ciertas cosas nada sanas en ese momento. Que bonita estaba. Se había pintado los labios de un color rosado encendido que le hacía ver muy provocativa. Y la falda. Y ese puto escote. Y esas piernas. Y esa boca. Y esos ojos. Sonrió para sí mismo al verla con él de nuevo. Cierta nostalgia había entrado en su cuerpo, en sus propios sentimientos. El hecho de tenerla con él, de nuevo, a salvo, después de tantas cosas que había imaginado pudiera pasarle... le hacía sentir tan bien. Le hacía provocar comérsela a besos y restregarle lo preocupado que había estado por ella entre ellos. Comérsela... comérsela a ella entera... porque solo así, podría calmar todo lo que sentía.

Rodeó el auto y entró a su asiento.

E: deberías agradecerme. (le dijo encendiendo el Mustang. María giró la cabeza para mirarlo) supe que la policía iba a llegar en menos de cinco minutos y te salve.

El auto avanzó. La pista estaba libre. Esteban pisó fuerte el acelerador sin miedo a nada. Como casi siempre. María abrió la ventanilla, dejó que el viento le desacomodara el cabello. Sería una noche realmente larga.

Pero de pronto, ambos se quedaron callados. A pesar de que había mucho por explicar, mucho por decir. La música saliente de los amplificadores era lo único que ahí se escuchaba. ¨Yamaha¨ de Delta Spirit, a un volumen prudente.

Esteban la miró de reojo. Era imposible parar de mirarla con lo bonita que iba. Aunque de ese modo, solo le entraban más celos de los que ya tenía. ¿Habría conocido a otro en Tentation? Otro... ¿Como él?... Necesitaba hablarle. Decirle y preguntarle muchas cosas, ¿pero cómo hablar sin que ella también lo hiciera?... tenía que romper el hielo entre los dos.

E: ¿Cuándo vas a contarme? (le preguntó sin más rodeos. Se atrevió a bajar el volumen de la música. Lo único que necesitaba y quería, era escucharla a ella.)

M: pasaron muchas cosas...

E: eso ya lo sé, créeme.

M: Y te extrañé muchísimo... (María giró el rostro. A continuación, Esteban pudo sentir como sus tibias manos le acariciaban el brazo derecho. Se tensó. Se tensó tanto. Su piel, a la misma vez, se erizó fugazmente. Vaya terrible sensación.)

E: Vos no sabes todo lo que fueron para mi estas semanas María. No tenes una pequeña idea de lo que fue (le dijo Esteban, endureciendo los pómulos al termino de sus palabras. No mentía. Su rostro y sus palabras demostraban exactamente como se encontraba, y como es que había pasado estos últimos días sin ella. María mordió su labio inferior. Una culpa muy fuerte yacía dentro de si misma.)

M: Perdóname...

E: sabes que eso no va a arreglar nada

M: te lo voy a explicar Esteban, por favor... solo entendeme

E: ¿Más?

M: No quise que te preocuparas por mi... de esa manera...

E: María. (refunfuñó él. Negó con la cabeza y golpeó con sus manos el timón de su auto.) ¿Cómo carajo pensas que me sentí al saber que Tentation te había llevado? 

La miró a los ojos. Y ella... ella pudo sentir aquella frustración y desesperación que Esteban había sentido en todo ese tiempo. Bajó la mirada de inmediato. Sus ojos verdes le herían cada vez que la miraban así.

M: Te querían a vos (le explicó. Tal vez era momento de aclarar las cosas. De contarle la verdad) esa noche fueron a buscarte a vos... querían asesinarte... fue exactamente lo que uno de ellos dijo. (María se cubrió el rostro con las manos. Detuvo sus palabras por varios segundos. No quería llorar. Pero sus ganas podían superar su voluntad.) y... yo... yo me ofrecí a... venir a París y ser parte de Tentation por vos, para que te dejaran en paz. (Esteban soltó aire. Volvió a negar con la cabeza y tragó saliva a la misma vez que la escuchaba sollozar.) todo esto es por mi culpa... (le dijo) por mi, por aparecer en tu vida, por ser la cajera de un banco al que vos robaste... (Esteban giró la cabeza. Ambos se miraron por unos segundos) me secuestraron y dejaron una nota... sabían que vos volverías y la encontrarías...

Otro silencio más. La música volvía a escucharse otra vez. De la misma manera, pasaron a ser sus voces quienes volvieron a escucharse.

E: Tentation no es para vos (le dijo, tratando de adquirir frialdad en sus próximas palabras) vos no sos como ellos, como yo... vos no sos así María.

M: Es muy tarde...

E: No (le dijo interrumpiéndole. Aceleró un poco más. El viento sopló más fuerte. No sabía a donde se dirigía, pero no importaba, solo quería alejarse) vos no sabes lo que es.

M: Capaz ahora si lo sé.

E: vos no sabes nada. Y no tenías por qué hacer esto por mi, sabes que detesto que la gente haga cosas por mi. Yo podría haberme defendido solo y nada de esto habría pasado.

M: Te crees siempre tan fuerte... (María desvió la mirada)

E: Sabes perfectamente que lo soy.

M: Que des buenos golpes no significa nada.

E: Soporte dos semanas sin vos. (clavó sus ojos en el parabrisas del auto. No desviaría la mirada de ahí. Endureció la mandíbula y apretó el timón) dos semanas imaginándome que ellos iban a estar con mi chica. Teniéndola con ellos. Tocándola. Haciendo lo que quisieran con ella. Imaginándome que tal vez estarías necesitando mi ayuda, que necesitarías quizá que rompiera las bolas de alguno... o tal vez... tal vez tan solo extrañándome...

CONTINUARA...

~Anto

TENTATION 2Where stories live. Discover now