Nuestro chófer llamó a la puerta e hizo una reverencia. Eso provocó que tanto Daniela como yo desayunáramos con prisa, pues, significaba que teníamos que ir a la universidad y al colegio antes de que pasaran cinco minutos, o podríamos llegar tarde. Y quizá con Daniela no eran tan estrictos, pero conmigo sí, y pasaba de que me castigaran.

Dejamos las cosas en la mesa para que la persona a la que teníamos como criada lo limpiara cuando pudiera, y cogimos nuestras mochilas con las cosas. Fuimos hasta nuestra limusina naranja y ambos nos sentamos en el asiento trasero, a cada esquina.

—Hoy hay una fiesta. ¿Vas a querer venir?

Daniela tardó en responderme. Al parecer, se había evadido en sus pensamientos y su rostro largo y sombrío había vuelto a aparecer.

—Ya tengo planes. Quizá a la próxima.

Asentí vagamente y miré por la ventana. El cielo estaba nuboso, así que era muy probable que fuese a llover durante la tarde-noche. Mientras eso no fuese un impedimento para que la fiesta se celebrase, no tenía problema alguno en que gotas cayeran del cielo. Pero necesitaba que se produjera. Quería y me urgía ganar dinero vendiéndole droga a Doscu para que él la usara en su fiesta. Nuestro negocio tenía que salir a flote cuanto antes. No podía permitir que mamá siguiera teniendo un trabajo vulgar para que la policía siguiera pensando que las ventas ilegales se habían acabado.

Primero dejamos a Daniela junto a la facultad de Derecho. Era un edificio antiguo pero bastante equipado. Tenía un gran jardín con una fuente en medio y bancos rodeándola. Universitarios de la zona se sentaban ahí para conversar sobre las clases o vete a saber qué mierdas típicas de un "adulto", si es que se le podía llamar así a un chaval cualquiera de diecinueve años.

Mi chófer puso rumbo al colegio al que yo asistía y aunque normalmente nos daba tema de conversación, debió notar que no nos apetecía por el sueño. Y es que, a mí me quedaba poco para quedarme dormido. Hacía muchísimo que no tenía pesadillas y haber vuelto a ellas me había trastocado más de lo normal el horario de sueño.

No tardó en avisarme de que ya habíamos llegado. Me despedí de él y bajé del coche. Vi a adolescentes entrando en el gran edificio al estilo romántico que le daba clase y seriedad al centro. Se dividía en cuatro secciones o subedificios. En el de la esquina derecha se encontraban las aulas de infantil, el gimnasio (con piscina y pista de tenis incluido), el comedor para aquellos ricos que preferían quedarse allí a estudiar hasta tarde, y la biblioteca. En uno de los dos centrales, estaban todas las aulas de primaria y los despachos de los profesores. En el otro central, las aulas de la eso, las aulas de informática y el salón de actos. Y finalmente, en la esquina izquierda, se encontraban las aulas de bachillerato y una segunda biblioteca. Ahí tenía que ir yo.

Avancé a paso tranquilo hacia la puerta principal de mi subedificio, y saludé a algunos conocidos que solían comprarme droga de vez en cuando. Incluso noté, como muchas veces solía notar, que una chica en concreto me lanzaba miraditas amorosas y que a mí no me interesaban ni lo más mínimo. El timbre sonó, y la gente que se salía al pasillo para conversar entre sí, se metió en su clase antes de que algún profesor llegara y les regañara. Yo entré y vi, junto a la ventana, pelos rizados que me eran bastante conocidos.

Fruncí el ceño desconcertado, y me senté en mi sitio. Le tiré una bola de papel que le dio en la nuca, y él se giró hacia los lados mientras se llevaba la mano a la zona golpeada. La gente se rio por aquello y sonreí, más orgulloso. Si Francesco había venido para demostrar que no era un cobarde, haría lo de siempre; meterme con él.

—¡Eh, rojo! ¡Hoy veo que tampoco te has peinado!

Se me quedó mirando con una expresión neutra, aunque yo sabía, gracias a sus ojos, que estaba triste e incomodado por lo que le estaba haciendo. Hice otra bola, y se la lancé, aunque fallé. Él la atrapó al vuelo y la deshizo. Dejó de mirarme, y volvió a mirar hacia la ventana.

Muerte en vida. #PGP2019Where stories live. Discover now