Amanda Hills.
Hermosa. Inteligente. Adinerada.
Simplemente perfecta. O al menos eso pensaban todos.
Después de finalmente aceptar que Aris Baner no era el chico para ella, Amanda se esfuerza por mantener las apariencias y seguir con su perfecta v...
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Pisé el acelerador y se escuchó un pequeño grito de la parte de Amanda.
-¿Asustada?- pregunté mientras giraba mi mirada hacia ella, viendo como se sostenía al cinturón como si su vida dependiese de ello.
-¡Mira la pista!- me gritó cerrando los ojos, lo que solo me hizo reir.
Al ver que el imbecil de Peter empezaba a acercarse, aceleré aún más. Nunca perdía en las carreras y esta no sería la excepción. La línea de la meta se acercaba a gran paso y podía ver a los lejos a mi equipo que esperaba impaciente la victoria.
Tan solo unos segundos después, el auto cruzó la meta.
Una vez detenidos, Amanda se bajó de él como si estuviese a punto de desmayarse. Esta chica si que era un personaje.
Me recibieron aplausos y felicitaciones.
-Genial, Chris- me felicitó Liam cuando le entregué devuelta las llaves de su auto. El que no parecía muy feliz, era el equipo contrario. Peter, mi contrincante, se bajó de su auto susurrando maldiciones.
-No es justo, estoy seguro de que modificaron el auto- gritó.
Podría parecer un simple reclamo, pero en las carreras, ninguna acusación se tomaba a la ligera.
-¿Porqué no vienes y nos lo dices en la cara?- provocó Liam acercándose a él.
Venían los problemas.
-He dicho que han hecho trampa- repitió Peter acercándose a Liam.
-Muéstralo- le dijo Ziel interviniendo, evitando que se fueran a los puños.
Tomé la mano de Amanda por instinto, sabiendo que si las cosas se ponían feas, debía sacarla de allí.
Los arbitros se acercaron rápidamente al Ferrari y verificaron su motor y todo el sistema. No había nada fuera de lo normal.
-Deberían ser mejores perdedores- les lanzó Charlotte al equipo contrario, y uno de los miembros de la otra banda se acercó peligrosamente a ella, haciendo que Tyler y Liam reaccionaran, y no se necesitó más para que segundos después, ambas bandas se lanzaran a los golpes.
-¡Andando!- nos gritó Ziel a Amanda, a Charlotte, a Artemisa y a mí mientras caminaba hacia los autos.
-¿Y los demás?!- se exclamó Amanda mientras caminaba a mi lado.
-No te preocupes por ellos- le dije con una sonrisa, sabiendo que los que debían temer eran lo demás. Liam era indestructible y no había nadie mejor que él para ganar peleas. Yo en cambio, le había advertido a Ziel que no me involucraría en ninguna pelea. Podía matar con armas, pero no podía ensuciar mis manos con la sangre de otro. Intentaba guardar un poco de mi cordura, si es que era eso posible.
-Pero...- respondió ella contrariada e inquieta. Esto era más de lo que ella podía soportar.
-Escucha Amanda, todo está bien- le dije caminando hacia las Jeeps.
-¡¿Cómo puedes decir eso?!- gritó y pude ver que una lágrima se había escapado de sus preciosos ojos oscuros.
Detuve mi paso al instante.
-Lo siento- dije sin saber que hacer. Me arrepentía de haber actuado como un imbecil y haberla traído allí por puro capricho. Algo hubiese podido pasarle.
Ella me miraba confundida sin entender mis disculpas, y me dije que tal vez, hubiese otra manera de que pudiese entenderme.
Rodeé su cintura con mi brazo y la acerqué a mi cuerpo, dejando que mis labios invadiesen los suyos.
Estaba conciente de que las demás nos miraban. Sabía a la perfección que Amanda no era la chica para mí y también sabía que esto terminaría mal, pero nada de eso importó y me dejé llevar por la extraña pero exquisita sensación de tener su cuerpo junto al mío.
Pero al parecer, yo era el único con aquella opinión.
Amanda me alejó de ella bruscamente, y luego de mirarme con todo el enojo posible, se giró y continuó caminando con las demás.
Ahora sí me sentía como un idiota.
Nos subimos todos al Jeep de Charlotte que nos dejó en la fiesta en la que estábamos antes para que Amanda y yo pudiésemos volver a nuestras casas. Nos dejaron frente a la casa de Hilary donde ocurría la fiesta y me sorprendió ver que había aún más gente que antes, si es que eso era posible.
Amanda empezó a alejarse por la acera, pero tuve la rapidez para detenerla.
-¡Espera!- dije tomando su mano para que voltease a verme, pero en vez de eso me dió una bofetada.
-¿¡Quién diablos te crees que eres?!- gritó indignada.-¡No puedes ir por la vida besando a quien te de la gana!-
No pude evitar sonreír ante sus acciones. Parecía una niña enojada.
-Si puedo- le dije llevándole la contraria, lo que hizo que se enfadara más.
-¡Ni siquiera te conozco!-
-Vamos a conocernos entonces-
-¡Te odio!-
-¿Cómo puedes odiarme si no me conoces?- en aquel punto creí que volvería a abofetearme, pero solo se quedó callada como si no tuviese más fuerzas para pelear conmigo.
-Me voy.- me dijo dándose la vuelta y alejándose por la acera hacia su auto.
Sonreí negando con la cabeza y caminando el mío, sabiendo que esta no sería la última vez que me cruzaría con ella.
