01 Breakout One Shots

De los días en el Santuario

De lunes a domingo, empezó como una semana normal en el Santuario.

ADVERTENCIA

Los hartos dobles sentidos en todos lados.

Alfa Lázcares

De los días en el Santuario

Lunes

Nada había sido raro esa mañana: ella fue la primera en despertar, se levantó, se fue a bañar y luego a preparar el desayuno. Poco después escuchó a los gemelos también despertando y los tres desayunaron como cualquier otro día. No es que estuvieran evitando el tema, sencillamente no tenían qué decirse al respecto.
    Por el momento estaban en el coliseo. Saga y Kanon decidieron entrenar juntos así que, mientras, Alfa estaba sentada en las gradas mirándolos, junto con una gran cantidad de chismosos. Y no se veían para nada mal. Alfa seguía cada uno de los movimientos de ambos gemelos mientras mordía distraídamente la tapa de la botella de agua que tenía consigo. Milo la había visto desde lejos y decidió ir a hacerle compañía. Por supuesto notó que la chica no había despegado la mirada de los gemelos. Se sentó a su lado.
    —¿Necesitas una bolsita para la baba o con la botella que traes es suficiente?
    Alfa dio un brinco porque en serio no había notado que Milo estaba a su lado.
    —No es culpa mía haberme conseguido un marido tan sexy. Y con gemelo.
    —O sea, técnicamente, sí es tu culpa.
    —¿Milo?
    —¿Sí?
    —Necesito sacar algo de mi ronco pecho.
    —¿Qué sucede?
    —Sí hicimos un trío anoche.
    Segundos de silencio en lo que Milo procesaba las palabras. Luego, una gran sonrisa.
    —Fuck! ¿Felicidades? ¿Cómo convencieron a Saga? ¿O fue Kanon el que necesitó labor de convencimiento?... —se detuvo y ladeó la cabeza. —¿Ellos hicieron algo entre ellos?
    —¿Me estás preguntando qué tanto incesto hubo?
    —Algo así.
    —Estuvo muy light entre ellos. En realidad todo estuvo muy light.
    —Y... ¿lo van a repetir un buen día de estos?
    —No creo que alguno de nosotros se negaría.
    Milo volvió a sonreír, luego le rodeó los hombros con un brazo. Quiso la casualidad que en ese momento Kanon volteara en su dirección. Sonrió irónicamente y luego detuvo el golpe de su hermano.
    —El Alacrán ya sabe —le dijo.
    Saga volteó a las gradas, luego de regreso a su hermano. Continuaron peleando.
    —Le podría estar contando cualquier otra cosa.
    —Ajá...
    —En realidad me da igual que lo sepa. Además es Milo.
    —A mi ni me veas, que me importa todavía menos.
    —Pero evitemos seguir hablando de estos temas en el medio del coliseo. Tampoco tengo demasiado interés en que todo el mundo lo sepa.
    —Te oigo —y continuaron la pelea.
    Alfa no le dio muchos detalles a Milo, y no es como que a Milo le interesara saber toooooodo. Bueno, algo de morbosa curiosidad tenía, pero seguro algo más de información podría sacar en la siguiente borrachera. Además, no es como que el Alacrán no se lo hubiera imaginado, por algo le había aventado porras el día de la fiesta. Y viéndolos desde lejos, no parecía que hubiera nada raro entre ellos, se portaban como cualquier otro día. Sonrió y luego le aventó una sonrisa cargada de intenciones a los gemelos. Si se daba la oportunidad, no dudaría en aventarles la carrilla del caso, aún a riesgo de terminar en Otra Dimensión.

Martes

Las seis de la mañana encontraba a todos los residentes del Templo de los Gemelos en la cocina, cada uno con una taza gigante de café caliente. Alfa era usualmente la encargada de preparar el desayuno, y además les había enseñado a los gemelos la magia de los congelados, así que no necesariamente cocinaba cada mañana. Por supuesto eso nada más era posible cuando los tres tenían turno de la mañana, porque si alguno había tenido rondas nocturnas ni de chiste estaba a las 6 am en la cocina.
    Después del desayuno usualmente bajaban haciendo estiramientos hasta el coliseo, en donde se reunían con el resto de los Dorados y se repartían aprendices. Alfa generalmente iba al campamento de las Amazonas a ayudar con los aprendices menores. Cerca del medio día dejaban a los niños tranquilos para que comenzaran clases y las chicas comenzaban sus entrenamientos, a veces entre ellas, a veces con los Dorados, Plateados o Bronceados. Además ese día los Dorados tendrían una reunión extra oficial con el Patriarca y la Princesa.
    Cerca de las 4 de la tarde Alfa pudo regresar por fin al Templo de Géminis, en donde se encontró con la curiosa vista de los gemelos en la sala, cada uno con un control, viendo atentamente la tele. Estaban jugando videojuegos.
    —¿FIFA? ¿En serio? ¿Ya nos estamos poniendo Mundialistas? —preguntó la chica.
    Ambos gemelos respondieron algo similar a "uh huh", sin despegar la mirada de la pantalla. El Mundial se acercaba, y con tantas nacionalidades distintas en el Santuario, pues el ambiente se ponía futbolero.
    —No me van a obligar a ponerme una playera de mi selección, ¿verdad?
    —Es la tradición en el Santuario —contestó Kanon. —¡Shit! ¡No! —el gemelo menor perdió la partida.
    —¡Sí! —Saga se levantó y dejó su control a un lado mientras Kanon se derrumbaba en su sillón. —Si quieres puedes usar la de Grecia, pero creo que a Dio le gustaría que uses la que te corresponde. No hay muchos de ustedes en el Santuario.
    —Me siento única y especial.
    Saga se acercó a ella y le rodeó los hombros con un brazo.
    —Te juro que no es TAN malo. Nos reunimos en algún Templo, abrimos algunas cervezas, comemos comida chatarra durante toda la tarde, o desde la mañana, depende de los horarios de los partidos. Cada quien se pone la playera de su selección, hacemos algunas apuestas. A veces siento que ver el partido es lo de menos. Creo que Marín tiene la intención de preparar snacks de los países que jueguen. Siempre es gracioso ver a Alde y a Camus discutir, aunque ahora Camus seguro va a discutir con Vivien.
    —Voy a suponer que me estás hablando de algo referente a los países.
    Saga le rodeó los hombros con un brazo y se la llevó a la cocina, en donde procedió a explicarle las bases más básicas del deporte... que Alfa no entendió de todos modos. Luego se puso a vagar en Amazon, a ver si encontraba la playera para su esposa.