|CAPITULO 5|

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No podía dejar de observarla. Desde que había regresado a la escuela hacia tres días la había estado siguiendo con la mirada. ¡Dios! Se sentía como acosador, pero no creía que ella se diese cuenta, no cuando casi la mitad del instituto tenía la vista fija en ella. Él sabía lo incomoda que debía estarse sintiendo, a él le ocurrió igual los primeros días de clase luego del funeral, todos estaban atentos a cada uno de sus movimientos, murmurando sobre él, llenándolo de lastima. No había momento en el que fuera más consciente de lo solo que se sentía, pero intentaba recordarse a si mismo que no lo estaba, después de todo ahí estaban las ridículas historias con las que Oscar lo entretenía hasta llegar a su casa, Favian y sus inútiles intentos de disimular cómo ahuyentaba a quienes se le acercaban para hablarle de Amelia, sus padres intentando sonreirle en las mañanas aun cuando en la noche él podía escucharles llorar desde su habitación...

Entonces ella conecto miradas, él pudo notar el arrepentimiento antes de rehuir, lo más probable sería que hubiese estado evitándolo y en ese caso se había equivocado al pensar que no hubiese notado su ojos sobre ella. ¡Qué vergüenza!... pero ahora él lo sabía, había algo que debían decirse, la pregunta que quedaba era ¿qué era ese algo? No importaba, a fin de cuentas no estaba aun seguro de si acercaría a Maya, no podía dejar de considerar aquello estúpido. Con todo lo ocurrido recientemente, el siquiera pensar en hablar con ella le parecía absurdo, hasta egoísta. Pero la idea no se iba de su cabeza desde que había comenzado a pensar en las platicas tenidas con su hermana, especialmente la del ultimo día.

- ¡Eh! Trav... amigo... ¡Travis!

Y despertó.

- ¿Llamabas, Walder?

- Desde hace como media hora. ¿Estás bien?

- No te preocupes.

- ¿Harás algo hoy?

Simplemente se encogió de hombros. Entendía lo que estaba haciendo su amigo, querer mantenerlo distraído parecía un objetivo común de casi todos los que conocía, pero en realidad contaba los minutos para volver a su casa. El animo le faltaba para todo y lo que menos quería era sentir que arrastraba a otros a su mismo estado.

La campana sonó, y prácticamente fue una reacción automática de su parte buscarla. La vio salir con paso rápido, huyendo de las miradas indiscretas y, muy probablemente, de la de él también. Hubiese querido hacer contacto con sus ojos de nuevo. Había algo que debían decirse y, aunque ellos no supieran qué era, sus miradas aparentemente si.

Si, las miradas a veces hablan mejor que nosotros mismos. Mi bisabuela (por parte paterna) solía decirlo cuando contaba la historia de cómo nació su familia. A mi madre y a mi nos encantaba escucharla y pese a que ya han pasado muchos años aun puedo recordar que iniciaba con tres almas: dos jóvenes y el rio que los separaba, que nacía en los cielos del sur y moría en las profundidades del norte, aunque esto ellos no sabrían sino hasta después de la llegada de los colonizadores.

La primera vez que se vieron ella estaba intentando pescar con sus manos a una bestia, entre los mechones de cabello que bailaban alrededor de ella y las gotas de agua que jugaban a perseguirla. Él presenció esa embrujante imagen, quizás imaginó que se trataba de alguna divinidad o quizás no le importó, se lanzo a buscarla, pero a medida que se adentraba en el agua la corriente se volvía peor y para cuando iba a llegar a la mitad no pudo más. Se vio en la necesidad de regresar, pero incluso eso fue difícil. Ella, por su parte, solo pudo atestiguar los últimos instantes de la batalla contra los designios de la naturaleza que aquel hombre había librado y el cómo llegaba a la orilla, mas fue suficiente para impresionarla.

No obstante, el solo hecho de que ese desconocido tuviese las intenciones de acercarse la habían inquietado por lo que presurosa llegó a su orilla y estuvo por huir a su tribu, pero algo la hizo mirar atrás. Allí estaba, agotado en el barro, mirándola con suplica, eso la hizo permanecer en el mismo lugar. Le asustaba lo que pudiese hacer ese hombre si lograba acercarse demasiado, pero no podía cumplir con su cometido anterior, ya no. De la nada había olvidado cómo se caminaba y, aunque lo supiera, no podría hacerlo, estaba en medio de algo, una platica silenciosa.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2020 ⏰

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