12 | 𝖭𝖮𝖢𝖧𝖤 𝖫𝖴́𝖦𝖴𝖡𝖱𝖤

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—No sé, me apetecía venir. —comentó como si nada.

El estómago de Tessa se estrujó ante su tremenda dulzura, pero rápidamente fue sustituido por un suspiro de disgusto al ver las heridas de moratones que él tenía por todo el rostro. Eran de un leve color morado y parecían doler mil demonios si los tocabas. Aún así, Tessa apoyó el cigarrillo en el tejado y alargó su mano hacia el rostro de Stiles. Él hizo una mueca cuando los dedos de ella hicieron contacto con su piel, pero luego se dejó ser acariciado.

Los suaves y delicados dedos de Tessa vagaron por las marcas moradas que Andrew le había hecho aquella misma tarde cuando se lo encontró en el aparcamiento. De no ser por el entrenador Finstock y sus gritos matutinos, Stiles habría acabado hecho papilla por esos estúpidos jugadores de lacrosse.

El dedo pulgar de Tessa se detuvo cuando hizo contacto con los rosados y carnosos labios de Stiles, quien los separó un poco por inercia. A Tessa se le revolvió el estómago, lo que interpretó como si miles de mariposas batieran sus alas en su interior, dispuestas a hacerla sufrir hasta que ya no pudiera más. Era como si una manada entera de lobos aullara en su vientre, dispuestos a atormentarla con un cosquilleo continuo en su estómago. La suave voz de Stiles irrumpió en sus pensamientos, hablando mientras el dedo de Tessa seguía posado en su labio inferior.

—Ya no me duelen tanto. —comentó él con diversión. Tessa alejó su mano de los labios del chico para llevarla hacia su moflete y presionar con poca delicadeza en forma de prueba—. ¡Oh, bueno, vale! Quizás todavía me duela un infierno.

Tessa soltó una risa con diversión, y Stiles pareció haberse quedado fascinado por ello.

—Deberías hacer eso más a menudo. —aconsejó él.

—¿A qué te refieres? —cuestionó Tessa con confusión.

—A reírte. —respondió Stiles con simpleza. Mostró una sonrisa mientras sus dos dedos índices se posaban a ambos lados de la boca de Tessa, señalando un punto en específico—. ¿Sabías que cuando te ríes aquí te salen unos pequeños hoyuelos?

Ella apartó sus manos de su cara con molestia, arrepentida de haberse reído o tan siquiera sonreído frente a él.

—No es nada del otro mundo. —se encogió de hombros.

—Lo que tú digas. —murmuró Stiles entre dientes, volviendo a dirigir su atención hacia las estrellas.

Tessa se llevó su cigarrillo a los labios y aspiró el humo para después soltarlo por entre su boca con parsimonia. Pudo ver de reojo cómo Stiles movía sus pies y sus manos nerviosamente.

—Tessa. —la llamó él de pronto, con timidez—. Yo... me pregunta si... ¿Vas a ir al baile de Halloween?

La respuesta era evidente. Esa misma tarde después de la corta, dolorosa y estúpida pelea, Malia y Liam habían insistido en presentarse al concurso de disfraces del baile, ya que el ganador tendría cien dólares de regalo. Ellos dos habían sugerido un disfraz en grupo, y Scott había propuesto uno bastante original. Lamentablemente, ya que Tessa odia los disfraces y cosas parecidas, iban a ir todos en conjunto al baile de Halloween. Lamentablemente.

—Supongo que sí, habíamos quedado en ello, ¿no?

—Si, bueno, yo me refería a... si vas a... ir con alguien. —murmuró Stiles, evitando la mirada de Tessa a toda costa.

La sonrisa que permanecía en sus labios se fue borrando lentamente comprender a dónde él quería llegar. Tessa sabía que no podía ser posible.

—No voy a ir con nadie...

𝐂𝐥𝐮𝐛 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐑𝐨𝐭𝐨𝐬 ─ stiles stilinski AU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora