Evidencias

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II

Evidencias

Mientras Lincoln subía las escaleras con Lisa, se preguntó por qué ninguna de sus demás hermanas había salido a saludarlo; pero cuando llegó a la planta alta, tuvo su respuesta. Por todo el pasillo se escuchaba el solo que Luna tocaba en su cuarto; era imposible que alguna de las chicas lo escuchara con el volumen tan alto. Eso sí, no estaba nada mal. Lincoln quiso ir al cuarto de su hermana mayor para, no sólo saludarla, sino además felicitarla por tan magnífico trabajo.

«En serio... Si Luna no se vuelve una estrella de rock reconocida mundialmente, juro que yo mismo voy y quemo todos los discos de los "artistas" actuales.»

—¿Lincoln? —escuchó él y bajó la mirada—. ¿Qué sucede? ¿Por qué te detuviste?

—¡Oh! Por nada. Sólo estaba escuchando a Luna tocar su guitarra. Debería ir a saludarla.

Levantó un pie, pero antes de moverse, sintió que Lisa apretó su abdomen, evitando que se moviera. La miró, confundido.

—¿Lisa?

—Mmm.

—Este... ¿Me sueltas un momento, por favor?

—¿Por qué?

—Porque quiero ir a saludar a Luna, y de paso a Luan también.

—No —dijo ella, tajante.

—¿Eh? —preguntó el chico, totalmente confundido—. Lisa, sólo será un momento; además, no las he visto en toda la semana. De hecho, creo que también aprovecharé para saludar a las demás.

—¡No! —apretó aún más su abrazo—. Yo tampoco te vi en toda la semana; yo te saludé primero; yo te pedí ayuda primero; y yo te ayudaré con tu proyecto.

—De hecho, Lily fue la primera en saludarme...

Lisa dio un respingo y soltó un tenue gruñido.

—Esos detalles son intrascendentes —dijo con molestia, pero luego subió su mirada hacia el rostro de su hermano y, con ojos suplicantes, exclamó—: ¡Vamos, Linky, ellas acapararán toda tu atención y no tendrás tiempo para mí! ¡No te estoy pidiendo mucho! ¡Por favor, sólo quédate conmigo!

El muchacho trató de apartar su mirada del rostro de su hermanita, o por lo menos, de cerrar sus ojos. Estaba cansado de aquello. Todas sus hermanas hacían lo mismo. Y lo peor de todo, es que él caía en la misma trampa una y otra vez.

Los ojos de cachorro triste. Sólo un vistazo y ya lo tenían en su poder.

«Si tan sólo no tuviera corazón...», pensó él.

—Está bien, hermanita... —suspiró—. Me quedaré contigo.

—¡Hurra!

—¡Pero...! —la detuvo él—. Pero, sólo hasta que me muestres tu investigación y yo termine mi proyecto. Luego de eso, me dejarás ir con las demás. Quiero saludarlas a todas, ¿está claro?

Lisa resopló, pero asintió levemente con la cabeza. Lincoln soltó una pequeña risa y acarició la cabellera de la chica. Ella sólo hundió su rostro en el torso del muchacho, escondiendo así la enorme sonrisa que intentaba reprimir; y el muy notorio sonrojo que cubría su cara, desde sus mejillas, hasta su nariz. No lo diría en voz alta, pero amaba que él acariciara su cabeza de esa manera.

Entraron a la habitación.


—Y con esta última pieza, la maqueta estarááá... ¡lista! —exclamó Lincoln, estirando sus brazos al cielo y soltando un grito de victoria. Tras cuatro horas de arduo trabajo, el chico sintió que finalmente podía respirar.

Complejo de HermanoWhere stories live. Discover now