29 - Siempre

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Liam

Dos meses después...

La extraño. Pasan los días, los meses, y cada día la extraño un poco mas que el anterior. ¿Cuándo pasará esta mierda? No puedo estar lejos de mi familia para siempre, extraño a mis amigos, a los chicos del hogar y ya no quiero estar solo. Me estoy perdiendo cosas importantes, entre ellas, ver la panza de Emma crecer. Esos bebés aún no conocen mi voz, no puedo permitir eso, llorarán conmigo al nacer si no les hablo cada día de ahora en más.

Pero ¿cómo se hace? ¿cómo puedo verla a los ojos y no decirle lo mucho que la amo? ¿cómo verla rehacer su vida?

No saldrá con Frank, pero sí con otros chicos y es lo justo, la dejé sola luego de decirle que no la amo, no la merezco, se merece a alguien que lo dé todo por ella, no un idiota cobarde y culposo como yo.

Me encantaría ser todo lo que merece, me encantaría estar a la altura de su amor. Pero amar también es dejar ir, y más cuando sabes que no le haces bien.

Meto la mano en mi bolsillo y saco la nota que envió en la mochila de Ámbar. Ella sabía que no estaría sin verla mucho tiempo, y también sabía que suelo revisar los bolsillos de su mochila porque esconde dulces allí.

"No me daré por vencida, te amo" escribió firmando con un dibujo de una pequeña hadita.

Mi hadita, me siento tan idiota, solo pensar en ella hace que se forme un nudo en mi garganta y mi mente viaja a los últimos momentos que tuve de su amor.

Hace algo mas de dos meses, en el yate por la tarde...

Observo a Olivia con mi camisa y sus piernas desnudas parada mirando al mar cerca de la baranda, su cabello rubio baila en la brisa de la tarde mientras me acerco a ella para contemplar su belleza de más cerca.

— Hadita... — dejo un beso en su hombro y me paro junto a ella — ¿Te duele?

— Un poco aquí — responde llevando la mano a la parte baja de su abdomen —. Pero estoy feliz, de hecho nunca me sentí así, sabía que valdría la pena esperar por ti, y no lo digo por el sexo solamente.

— Necesito decirte algo.

Hace un puchero clavando sus ojos en los míos.
— No me asustes... tal vez no estuve muy bien pero ya aprenderé.

Eso me hace reír, es tan linda...

— Tú estuviste perfecta, de verdad, quiero hacerte el amor cada día de mi vida. No es sobre eso... es algo más... tonto y cursi.

— Pues me gustas tonto y cursi — dice aguantando una risita y acariciando mi mejilla.

Tomo una respiración profunda y el valor necesario para dejar mi corazón en esta conversación.

— Cuando tenía quince años mi vida cambió para siempre, tú sabes por qué... — mierda, esto no es tan fácil como parece — El punto es que yo pensé que nunca podría ser feliz otra vez. He pasado estos siete años intentando llevar una vida feliz, pero la carga que llevo sobre mi espalda me ha acompañado cada día, cada noche al irme a dormir mi mente volvía una y otra vez a esa piscina, a sus labios morados, al dolor en el pecho y yo... yo empezaba a aceptar que eso sería para siempre así, que era mi responsabilidad llorarla cada noche de mi vida por no haberla cuidado lo suficiente. Me amigué con el dolor y me convencí de que me lo merecía.

Sus ojos verdes brillan conteniendo las lágrimas y los evito, porque entonces también voy a llorar y no podré decir todo lo que tengo para decir.

Tontas Reglas [Serie Tontamente #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora