1. La Otra Familia

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Hoy he visto a mi familia salir en la camioneta, bueno, no mi familia... si no la versión de ellos que reside en este otro mundo al que he viajado para escapar de la destrucción del mío. Sé que sonará extraño, pero a pesar de otros que han tomado la elección de construir vidas totalmente nuevas y distintas no logro reprimir el deseo de volver a casa. He oído de algunos que viajaron y descubrieron que ya existían en este mundo viviendo la vida que ellos tenían en el nuestro, sin embargo a diferencia de ellos en esta otra familia no existo, en mi lugar hay una persona del sexo opuesto. A veces pienso en lo mucho que me hubiera gustado existir aquí para poder tomar mi lugar, pero en otros momentos pienso en lo difícil que debe ser asesinar a otro, sobre todo cuando ese otro comparte todos sus rasgos con uno mismo. He oído en la televisión la historia de un asesino loco sin registrar que habría robado el rostro de su víctima, pero los refugiados dimensionales tenemos claro la verdad, no lo robó y no estaba loco. Sinceramente mantener en secreto que más de un millón de personas han viajado desde un mundo en ruinas para encontrar una nueva oportunidad en éste es realmente complicado, las dificultades que podría provocar a nivel social son mayores de las que se puedan imaginar y el trato que pudiéramos recibir por ser vistos como agentes patógenos es una de las complicaciones que más miedo nos produce. ¿Cómo reaccionarían los habitantes de esta nueva Tierra si descubrieran que es posible viajar entre dimensiones? ¿Cómo sería su actitud ante una raza humana de otra dimensión? No es difícil tener claro que la xenofobia está bastante presente frente a los inmigrantes de países menos desarrollados. ¿En qué categoría caeríamos los inmigrantes de otra dimensión?

Apagué mi cigarro en el tronco de un árbol y me dirigí hacia la que había sido mi casa. Hay cosas que pensé que en su momento que era estúpido traer a través del portal, pero ahora siento que mis llaves han sido el mejor regalo que me pudo dar el destino. No pude evitar reír al ver como las llaves calzaban a la perfección con las cerraduras y lograba entrar. El mismo aroma, las mismas fotos aunque con los rostros cambiados, el mismo sofá viejo de la abuela, fuera en el patio las mismas dos mascotas. Abrí el ventanal y de golpe entraron, lo primero que sintieron fue curiosidad acercando lentamente sus hocicos y olfateando con fuerza, sentían que mi aroma les resultaba conocido pero no lograban relacionarlo con mi apariencia. Supongo que en el fondo ambos compartíamos nuestra esencia. Las llamé por sus nombres mientras acercaba mis manos para acariciarlas, de golpe cambiaron su actitud y se dejaron llevar por mis caricias hundiéndose en su pelaje, mientras lamían y movían con alegría sus colas.

Cuando las devolví al patio recorrí el camino directo al que sería mi cuarto y no me sorprendió ver allí su habitación. Admito que pensaba que en las paredes encontraría posters de artistas distintos, o que sus gustos serían diametralmente opuestos a los que yo tenía, por lo que para mí fue una sorpresa ver que tenía más parecido a mi cuarto que al de alguien del sexo opuesto.

Una vez dentro me di cuenta que en el velador estaba el mismo reloj que llevaba en mi muñeca un regalo de mi... sentí que la reja de fuera se abría, no había forma de que hubieran regresado tan pronto pero no podían verme aquí dentro, para mi fortuna el closet de mi habitación siempre se ha caracterizado por ser grande y poder ocultarse gente dentro. Ingresé y lo cerré rápidamente. Al poco tiempo oí los pasos de mi otro yo correr hasta la habitación, sus pisadas al ingresar para tomar el reloj del velador mientras por el espacio que quedaba entre la puerta del closet y la pared le vi mirando fijamente el closet, supongo que se preguntaba si lo había dejado abierto o cerrado antes de salir. Por mi parte no podía evitar sentir el temor invadir mi cuerpo ante la idea de que abriera la puerta y me encontrara allí. Para mi suerte la voz de nuestra madre diciéndole que se apurara le sacó del transe y abandonó corriendo la habitación. Solté un suspiro de alivio y abrí el closet después de sentir cerrar la puerta. La verdad es que por mucho que me doliera admitirlo no pertenecía a este lugar y mi sola presencia en esta habitación era un problema para mí y cualquiera de los refugiados dimensionales. De inmediato abandoné aquella otra casa de mí otra familia, sintiendo un nudo en mi pecho y el intenso deseo de volver a ellos aunque no lograba abandonarme el pensamiento de que eso jamás sería posible. 

TransdimensiónWhere stories live. Discover now