1.11 Separados

43K 1.9K 593
                                    

Larah

—Pues anda, mátame. —Lo miré a los ojos. Él llevó las manos a su cabeza en frustración.

—Odio cuando me haces decir tantas estupideces. —Levantó la voz.

—Y yo odio que me trates así. Odio tu maldita bipolaridad. Odio haber sido tan estúpida y firmar ese maldito contrato. —Grité con los ojos cristalizados.

—Y yo odio haberme enamorado de ti. Odio sentir esto que siento. —Dijo gritando.

—Si tanto lo odias entonces ¿para que mierda seguir? —Le grité.

—Sabes, tal vez tengas razón. Toma tu puta libertad y lárgate de mi vista. —Dijo sacando de su maletín una carpeta, había anulado el contrato. La tomé.

—Hasta nunca. —Dije saliendo de su casa, su chofer se ofreció a llevarme, pero no quería absolutamente nada de él. Comencé a caminar por las frías calles de la ciudad. Algunas lágrimas se escapan de mis ojos. No creí que las cosas terminaran tan rápido. Decidí tomar un taxi, Ana estaba llegando a casa también, James me miró.

—Ya no tienes nada que hacer aquí. Ya no soy absolutamente nada de tu jefe, así que vete de aquí. —Dije, Ana me miró confundida.

—No he recibido esas órdenes señorita, lo siento pero no puedo irme si me Jefe no me llama. —Dijo.

Entré furiosa a casa con Ana.

—¿Que sucedió? —Dijo.

—Pasa que Joseph y yo ya no somos nada, terminamos. —Exhalé.

—¿Es enserio? —Dijo confundida.

Asentí.

—Fue un error salir con el. Fue muy pronto. No me preguntes más, quiero dormir, es muy tarde. —Dije dirigiéndome a mi habitación.

No pude dormir, pensaba en Joseph. En lo mucho que lo extrañaría.

Joseph

No puedo creer que haya echo eso, la dejé ir tan fácil.

No podía entender como un momento estábamos bien, parecíamos estar felices y después todo se acaba.

Tengo que olvidarla. Así que tomé mi móvil y llamé a Lindsay. Ella llegó enseguida a mi casa.

—No tienes idea de lo mucho que me alegra que hayas cambiado de opinión. —Sonrío, desabrochando mi camisa.

—Cállate. —La besé desesperadamente subiéndola a mi cintura, deseaba que fuera Larah quien estuviese ahí. Deseaba que fuesen sus labios, que fuese su piel.

Larah

Quería concentrarme en las clases pero me era imposible, Joseph seguía en mi mente. Cada una de sus palabras, cada cosa. Lo echaba mucho de menos. Esta había sido la semana más larga de mi vida. Ana se sentó a un lado de mi, sacando su teléfono.

—Te Dije que no valía la pena, ayer una chica etiquetó a Joseph en una foto, míralo. —Me enseñó el Facebook de Joseph, Lindsay había puesto en su perfil una fotografía con él, con una estúpida descripción "El verdadero amor siempre vuelve".

—No me importa. —Dije.

—En solo una semana te reemplazo. Es un patán. Tú deberías hacer lo mismo, salir, conocer chicos, tener sexo. —Dijo.

—Ana, basta. Por favor no hables. —Dije.

—Lo hago por que no puedes seguir quedándote en casa, viendo películas todo el día mientras te comes miles de calorías disfrazadas en un delicioso helado de chocolate. —Dijo.

—Está bien, esta noche saldré. —Dije.

—¿Saldrás con un chico? —Preguntó.

—No. Iré con Jillian, es su cumpleaños y estoy invitada. —Dije.

—Déjame ver si entiendo, ¿irás a la fiesta de cumpleaños de tu ex cuñada donde seguramente estará Joseph con esa chica?—

—Jillian no tiene nada que ver en el problema que hubo con Joseph. Así que si iré y tú también irás. —Dije.

—No estoy de humor para fiestas y menos por los exámenes finales. —Dijo.

—No es exactamente una fiesta, solamente iremos a almorzar. Algo sencillo. —Dije.

—Siempre dices eso y vas a fiestas cada semana. ¿Que ellos no se cansan de armar reuniones? —Ambas Reímos. Ian entró al aula serio. Desde que estuve con Joseph él se ha distanciado de mi.

—No soportó que Ian me trate así. —Dije.

—Bueno.... tú lo lastimaste. Terminaste con él y al día siguiente estabas saliendo con Joseph. Tiene sus razones. —Dijo Ana.

—Recibí mi Karma. Joseph hizo lo mismo conmigo. —Reí ligeramente.

La última clase comenzó. Ya eran las últimas semanas en la universidad.

Joseph

—¿Como te atreviste a traer a esa zorra a la casa después de lo que te hizo? —Dijo Jillian enojada.

—Ella está conmigo ahora, así que respétala Jillian. —Dije enojado.

—No la quiero en esta casa. Invité a Larah, ella se sentirá incómoda. —Dijo cruzando los brazos.

—Larah y yo ya no somos nada, no tiene porqué incomodarse. Y no le dire a Lindsay que se vaya de aquí. —Dije, regresando al comedor principal. Algunos amigos y familiares comenzaron a llegar a la pequeña celebración de Jillian. Entre ellos Larah. Sonreía mientras saludaba a mi madre, se veía completamente hermosa. Exhalé. Lindsay me tomó del brazo.

—¿Sucede algo amor? —Preguntó.

—No. Todo en orden. —Me solté. Larah no llegó sola, su prima Ana estaba con ella. Me acerqué a Ana.

—¿Como está Larah? —Pregunté, ella me miró seria.

—Bien. Mejor que nunca. De hecho, está saliendo con un chico. —Dijo.

—¿Quien es? —Pregunté, sentía mi sangre arder.

—Eso no te incumbe. —Dijo alejándose de mi.

Larah

Intentaba no mirarlo. Seguía en una incómoda plática con su madre, me interrogaba acerca del por qué Joseph y yo habíamos terminado, no parecía tan contenta con Lindsay. Podía sentir la mirada de Joseph en mi. Por unos minutos vi como hablaba con Ana. Moría por saber de lo que hablaban.

—Vuelvo en un segundo Cariño. —Dijo la madre de Jillian, se fue de ahí, gracias a dios.

Me dirigí al baño, iba a cerrar la puerta pero justo en ese momento Joseph entró. Estaba enojado.

—¿Qué? —Dije sería.

—¿Con quien demonios estas saliendo? —Me miró fijamente, enojado.

Recordé a Ana hablando con él, seguramente le había mentido. Gracias Ana.

—Eso no te importa, ahora por favor vete de aquí. —Dije sería.

—Voy a averiguarlo Larah y voy a ir a partirle la cara a ese imbécil. —Levantó ligeramente la voz.

—¿Y quien te crees tú para hacer eso? —Cruce los brazos.

—¡Maldita sea Larah! ¡No quiero que estés con nadie más! ¿Me oyes? ¡Tu no vas a salir con nadie! —Me jalo a él, besando desesperadamente mis labios. Me solté y le di una bofetada.

—Tu y yo ya no somos nada y ya no puedes chantajearme con un maldito contrato, así que aléjate de mi o te juro que vas a arrepentirte Joseph. —Dije. Levantando la voz. Alguien tocó la puerta del baño. Seguramente escucharon nuestra discusión.

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora