1.4 vuelve el pasado

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Larah

Lunes por la mañana, desperté desnuda en la cama de Joseph, había pasado todo el fin de semana con él, me cubrí con la sábana y me dirigí a la ducha, Joseph había comprado bastante ropa para mi, tenía un cajón lleno en su casa. Tomé lo primero que encontré, él aún seguía dormido así que decidí no despertarlo. Bajé y James me llevó a casa, tenía que ir por mis cosas para la universidad. Ana me miró.

—¿Dónde te metiste? Todo el fin de semana no estuviste aquí. Me preocupaste. —Dijo.

—Estuve con Joseph.—Dije dándole un mordisco a una manzana, ella sonrió.

—Cuéntame, ¿hubo sexo?—Reí. Asintiendo con la cabeza. Ana me miró sorprendida. —¡Mi amiga ya no es virgen! —Exclamó.

—Calla, no quiero que se entere todo el mundo. —Reí.

—Cuéntame los detalles. Cuéntame cómo es en la cama, ¿se mueve bien? —Preguntó riendo.

—Ana, basta. —Reí. Ella me miró.

—Hace tiempo que no eras tan Feliz. No te había visto sonreír tanto, eso me alegra Larah, lo mereces. Y si ese hombre llega a dañarte, me dices y lo matamos juntas—Dijo. La abracé.

—Te quiero tanto. —Dije.

Después, nos dirigimos a la universidad, James nos llevó, empezaba a acostumbrarme a él y además, después de haber firmado el contrato no puedo decirle que no.

A mitad de mi clase en la universidad, mi teléfono comenzó a recibir cientos de mensajes, los ignoré, estaba tan concentrada con la exposición del profesor.

—Quizá deba ser importante—Susurró Ana, así que miré mi móvil por unos segundos. Todos los mensajes eran de Joseph.

Sal de la clase ahora.
Estoy afuera, muy enojado, sal.
¿Por que no respondes, estoy afuera, sal.

Habían cientos de mensajes casi iguales. Tomé mi bolso y salí del aula, dirigiéndome al estacionamiento. Joseph estaba ahí, me jalo del brazo y me subió al auto, aventando la puerta.

—¿Qué te pasa? —Me había enojado, no permitiría que me tratase así.

—Desperté y no estabas a mi lado. Pensé que algo malo te paso... si no fuera por qué James me avisó que estabas aquí, me hubiese vuelto loco—Dijo apretando el puño en el volante.

—Es lunes, sabes perfectamente que tenía que venir a la universidad. Estabas durmiendo tranquilamente, no quise despertarte. —Dije.

—No vuelvas a hacer eso, tienes que avisarme absolutamente todo lo qué haces. Tú no vas a dejarme. —Dijo mirándome.

—¿Por qué dices esas cosas? —Pregunté, él se estacionó.

—Por nada. Solo lo digo por que ya firmaste el contrato, eres mía. —Me besó, con locura, con desesperación.

—Joseph, soy tuya. —Acaricié su mejilla. Él me miraba fijamente.

—Estaba pensando en presentarte a mis padres esta noche—Sonrió.

—Eso no estaba en el contrato—Y si.... no lo estaba.

—Lo sé, pero yo conozco a los tuyos, me parece justo que los míos te conozcan, veras que te amarán. —Insistió.

—No puedo negarme—Sonreí, él soltó una pequeña sonrisa.

—¿Tienes hambre?—

—Ana no vendrá temprano a casa, ¿podemos ir ahí? Puedo prepararte algo delicioso.—Dije, él aceptó. Condujo hacia mi casa, conducía con una mano mientras que la otra sostenía la mía.

TóxicoWhere stories live. Discover now