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Era de madrugada, cuando la puerta de su casa sonó, Kayra dejo de lado el pincel y frotó sus manos en el mantel que colgaba de su cintura.

Camino hasta la puerta y la abrió, sintiendo de pronto algo aferrarse a su torso, bajo la vista y su entrecejo se frunció al ver que alguien estaba abrazándola.

- ¿Edward?

El aludido se aferró a su madre avergonzado de que le viera de esa manera, pero Kayra logro separarlo de ella, ahogo un grito al verle.

Sus ojos ya no eran dorados, si no rojos, como el Ruby, su rostro pálido yacía manchado de sangre, sus ropas desgarradas y su cabello empapado.

- Lo lamento.- sollozo el joven vampiro causando que Kayra tragara un nudo en su garganta.

Sin decir nada, cerró la puerta con llave y tomo a su hijo de la mano, llevándolo al baño, le ayudo a quitarse lo que quedaba de su ropa y este ni se inmuto, se encontraba demasiado avergonzado y metido en su mente que ni se movió.

Kayra le hizo sentarse en la bañera y comenzó a frotar su piel con una esponja quitando la sangre de su blanca piel, el agua de la bañera se tornó rojiza rápidamente.

El rostro de Edward fue alzado por las manos de Kayra, le hizo verle a los ojos notando el color carmín de sus iris y beso su frente.

El muchacho suspiro, y se aferró a su madre abrazándole con fuerza.

- Lo siento, mamá, lo siento tanto.- Balbuceo el entre sollozos y Kayra beso su cabello, sin saber que decir, simplemente se mantuvo a su lado lo que restaba de la noche, velando por su hijo.

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Kayra corría lo más rápido que pudo entre el bosque con un bulto entre sus brazos, escuchaba los disparos a lo lejos y soltó un quejido al sentir una bala encajarse en su hombro, su piel se quebró ante el disparo, más no se detuvo.

Cuando ya no sintió ni escucho a los ciudadanos, se detuvo bruscamente y soltó el bulto envuelto en una sábana de golpe en el suelo lleno de lodo.

Toco el lugar donde la bala se encontraba, no había salido, y soltó un suspiro.

Volteó a todos lados, y arrodillándose al lado de aquel bulto, quitó las ramas de la fosa que había hecho hace horas, tomo la sábana y dejo caer el cuerpo en el hoyo, para después taparlo con tierra y rocas.

No sé sentía nada cómoda al hacer eso, pero era necesario, los pueblerinos no podían ver el cadáver de aquel hombre, sospecharian de inmediato y podría hacerse un gran caos.

Desde que su hijo llego lleno de sangre a su casa, ella se encargó de ubicar los cuerpos antes que los humanos y los enterró en distintos puntos del bosque, con la esperanza de que no fueran encontrados. Mientras tanto Edward yacía en silencio encerrado en su casa, demasiado avergonzado de su acción.

Cuando llego a su casa, en silencio se metió al baño y se vio en el espejo, notando la piel quebrada y el agujero que la bala le dejo.

Trato de sacarla ella misma, pero le fue imposible, no podía dejarla asi, era molestó.

Suspiro y recargo su frente en el espejo.

No podía pedirle ayuda a Edward, eso lo sentirse más mal de lo que debería.Asi que solo había una persona que podría ayudarla.

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Carlisle yacía escribiendo en uno de sus muchos cuadernos, cuando Esme le entrego varias cartas, este le sonrió y las tomo para comenzar a leerlas.

Algunas eran de sus pacientes, pero una fue la que le hizo tensarse.

Era de Kayra, se levantó y cerró al puerta lo más despacio que pudo para así leer con calma.

RESILIENCIAWhere stories live. Discover now