Con nosotras

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POV ALBA

Me desperté con el cuerpecito de Oli a mi lado. No se en qué momento de la noche se vino a la cama conmigo. La abracé fuerte. Era mi pequeño tesoro. Miré el reloj y aún era pronto, así que me quedé disfrutando un poquito más de ella. Cuando me enteré de que estaba embarazada, porque la regla se me había retrasado casi un mes y no era algo normal en mi, volví a mi antigua casa emocionada, era inesperado, pero aún así creí que era una buena noticia. Al llegar, el que por entonces yo pensaba que era el amor de mi vida me levantó en volandas y me dijo lo feliz que estaba. Mi embarazo fue bastante bueno, fue una época feliz. Cuando nació Olivia sentí que mi vida por fin tenía un sentido, ella. Cuando volvimo a casa del hospital la cosa fue empeorando. Oli dormía fatal de bebé y no descansábamos. A las dos semanas de nacer tuvimos una buena bronca porque él no se implicaba nada en el cuidado de Olivia. Dos semanas después me encontré una nota en el aparador de la entrada...

"Lo siento Alba, esto me queda grande. No me esperaba tener una hija tan pronto y no estoy preparado. Siento irme así, soy un mierda, pero lo pasarás peor si yo estoy contigo. Adiós"

¿Conmigo? No era conmigo, era con nosotras... nunca el uso del plural fue tan importante. Y resultó que, el que yo pensaba que era el amor de mi vida, sólo utilizó 34 palabras para despedirse de mi y de su hija. Eso era lo que le importábamos, 34 palabras de mierda. Durante los meses siguientes pensé en irme a Valencia con mis padres, dejarlo todo en Madrid, pero había luchado mucho por ello y no quería rendirme. Así que decidí mudarme a otra casa, la mía y empezar de cero. Fue muy duro, no os voy a mentir. Pero valió la pena. Ahora la miraba y veía en ella toda la felicidad del mundo. Recuerdo que Carlos se pasaba el día metido en casa ayudándome, fue un amor. Le quería tanto que hasta confundí mis sentimientos por él una noche que yo estaba desesperada porque Oli no dejaba de llorar y él vino al rescate. Me lancé a besarle como si fuera la última gota de agua en el desierto cuando por fin la durmió y la dejó en la cuna. Recuerdo que me empecé a reír cuando nos separamos diciendole que estaba loca, que no me lo tuviera en cuenta. María y Marilia eran mis ángeles de la guarda, siempre estaban ahí para mi, cuando Oli estaba malita, cuando lo estaba yo, cuando no comía, no dormía o lo que fuera. Y jamás lo habría conseguido sin mis padres, esos fines de semana que se la llevaban me ayudaban a mantenerme cuerda... Cuando empecé a salir con mi ex novio, la primera relación más o menos sería que tuve, todo iba bien, no parecía importarle que tuviera una hija, de echo, se llevaron muy bien. Él era muy divertido y Oli le adoraba. Un día se me ocurrió decirle que si podía quedarse con ella un rato mientras iba a la compra, al volver estaba desesperado por que Oli no paraba de gritar y corretear. Ese día fue el último que le vi. Desde aquel momento decidí que Olivia estaría al margen de cualquier lío mío, no era justo para ella. Y entonces apareció Natalia, con su pelo corto negro azabache, sus ojos penetrantes, sus besos adictivos... y aunque que conociera a Olivia fue fortuito, fue lo mejor que pudo pasar.

- Mami... - dijo Olivia murmurando.
- Dime bebé - me acerqué más a ella.
- No quero ir al cole... pofa.
- Oli tienes que ir al cole, igual que mamá tiene que ir a trabajar.
- Pues con Nalia... pofa.
- Mi amor Natalia también trabaja hoy.
- Pofa - se dio la vuelta y me miró - pofa pofa pofa - suplicó poniendo morritos y juntando sus manitas.
- Oli...
- Mami solo hoy. Pofa. Mañana voy lo pometo - siguió pidiendo.
- Madre mia soy una madre horrible - dije en voz baja - está bien - dije al fin - pero Oli, solo hoy, nunca más nos saltamos el cole porque si ¿vale? - la pequeña asintió sonriente y me abrazó. Yo alargué la mano y cogí el móvil.
- Buenos días rubia - oí al otro lado del teléfono.
- ¿Qué haces?
- Pues terminar de vestirme para ir a trabajar ¿y vosotras?
- Estamos malitas - guiñé un ojo a Olivia y ella se rió tapándose la boca.
- ¿Y qué os pasa si puede saberse?
- Pereza aguda.
- Ah...
- Igual te hemos contagiado...
- ¡Alba eres el demonio! - me reí a carcajadas.
- ¡Nalia ven pofa pofa pofa! - gritó Oli poe el teléfono.
- Pero bueno ¿y tú no vas a trabajar o qué Alba?
- Ahora llamo a Noelia, ella está hoy todo el día así que seguro que no pasa nada.
- Lo que os digo, sois el demonio.
- Entonces...
- A ver... ¿qué queréis desayunar? - dijo Natalia.
- ¡BIEEEEEEN! - gritamos Oli y yo a la vez.
- Sois tontísimas, en un ratito estoy ahí.

Todo o nada // AlbaliaWhere stories live. Discover now