Entre los Demonios.

Capítulo 15.

—Te tardaste.— le reprochó Bard a Sebastian cuando este entró en la cocina.

—Cállate.— respondió el mayordomo.

—Tsk...— Bard decidió ignorar esa actitud de Sebastian —. Oye, ¿qué se supone que haremos ahora? Y además, ¿desde cuándo esas dos hacen esas cosas?

—Respecto a cuánto tiempo llevan teniendo esas "noches de chicas", no lo sé con seguridad, podría haber sido la primera vez que hacen algo así, pero en la tarde ________ ya llamaba Mey-Mey a Meyrin. Respecto a qué hacer...

—Yo sé qué deberían hacer, dice Oscar.— interrumpió Snake, entrando en la cocina.

—¡¿Desde cuándo estás escuchando?!— se sobresaltó Bard.

—Eso no importa, dice Emily.

—Bueno, ya que dices saber qué debemos hacer, habla.— dijo Michaelis.

—Ambos deberían usar vestido todo el día, dice Oscar.— respondió Snake.

—¡¿Qué?!— exclamó el rubio.

—¡¿Disculpa?! No sean ridículos.— se ofendió Sebastian, hablándole a las serpientes que estaban con Snake y que seseaban al mismo tiempo.

—¡Ustedes no dijeron estrictamente que ________ tenía que acostarse con uno de ustedes! Dice Emily.— Sebastian hizo una mueca de incomodidad —. Meyrin fue la primera y no uno de ustedes, así que ambos pierden su apuesta. Dice Oscar.

—¡Eso es una tontería!— se quejó Bard.

—De hecho, tiene razón.— concluyó Sebastian con disgusto.

Bard dejó salir un suspiro.

—¡Maldición! ¿Cómo dejé que me metieras en esto? ¡Va a ser completamente humillante!— comentó.

—Es cierto, lo será, pero hay algo más que me preocupa.— Sebastian fijó su mirada en Snake —. ¿Tú cómo te enteraste de la apuesta?

—Todos lo saben excepto Finny. Dice Emily.

—¡¿Entonces ________ lo sabía?!— chilló Bard.

Snake se limitó a asentir con un movimiento de cabeza, al igual que todas sus serpientes.

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—Meyrin, los muchachos ya se fueron.— dijo ________, jadeando tras separar sus labios de Meyrin algunos minutos después.

—¡Ah! ¡L-lo siento, so-solo estaba siguiendo el juego!— dijo la maid totalmente sonrojada.

La de cabellera cobriza le dedicó una sonrisa y se relamió los labios.

—Si quieres podemos seguir, no tengo problema con eso, tus labios saben moverse bien.— comentó.

—¡N-n-no pienses eso! ¡So-solo e-estaba actuando!— se sobresaltó más la contraria.

—Bueno, como quieras, Mey-Mey.

_________ besó la mejilla de Meyrin antes de irse a su propia cama. Meyrin se cubrió por completo con las sábanas, temblando avergonzada debajo de estas hasta quedarse dormida.

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Esa mañana, Sebastian despertó a Ciel antes de la hora habitual. 

—Bocchan...

—Hmmm... ¿Qué quieres?— protestó Ciel.

—Solo venía a decirle que tanto Bard como yo tendremos que usar vestidos por hoy...