Capítulo 11

446 38 0
                                    

Recostada en su cama, _________ no hacía más que pensar en Sebastian. Siempre que estaba cerca de él se sentía vulnerable, tenía que luchar para no dejarse llevar por él y sus acciones, pero aún así no lograba controlar la situación por sí misma. De no haber sido porque siempre llegaba alguien a interrumpir cuándo estaba a punto de ceder a él Sebastian ya tenido lo que notoriamente quería: tener sexo con ella.

-Simplemente soy un capricho para él.- dijo en un susurro.

Se sentía... ¿triste? Era la primera vez que sentía algo semejante, quería llorar, golpear cualquier objeto que viera, necesitaba de algo, cualquier cosa que le demostrara que ella no era un juego o un capricho para Sebastian, pero... ¿por qué? Repasó en su mente cada momento que había pasado con él, la forma en que se había sentido en cada uno de ellos... No estaba segura de si era amor, pero no podía negar que sentía una fuerte forma de afecto por él.

-¿Qué sucede?- dijo suavemente una voz muy familiar para ella, y por primera vez se alegró de oírla.

-Mamá...- se sentó en la cama, mirando a Lilith, quien se sentó junto a ella con notoria preocupación.

-Te ves... deprimida. ¿Sucedió algo?- inquirió finalmente, quitando un mechón de cabello de su rostro.

-Bueno...

-Tiene algo que ver con ese muchacho, ¿cierto?

-Sí... Mamá... ¿Qué sienten papá y tú el uno por el otro?- la vio a los ojos.

-Oh...- Lilith se sorprendió por la pregunta de su hija, pero luego le dedicó una sonrisa -. Yo amo a tu padre, y él a mí.

-Ya veo. Así que eso del amor no es cosa de humanos después de todo...

-Sabes que alguna vez fui humana, cariño, y que los demonios más antiguos; como tu padre, fueron ángeles en un principio, pero se pusieron en contra de... Yahveh...- hizo una mueca de fastidio al pronunciar ese nombre, había dejado de pronunciarlo mucho tiempo atrás -. Los ángeles son unos seres que suelen sentir un amor puro por los humanos, son protectores con ellos, y el amor es parte de la naturaleza humana. Así mismo, cuándo un humano o un ángel se convierte en un demonio no pierde por completo la capacidad de amar... Aunque el amor de demonio viene muy "defectuoso", sigue formando parte de nuestra naturaleza muy en el fondo.

-¡Pero yo nunca fui humana, ni mucho menos un ángel! Nací como un demonio, y...

-Eso no significa que no puedas sentir amor.- la interrumpió Lilith.

-Mmh... Ya veo.- Hizo una breve pausa en que su semblante se vio pensativo para luego voltear la mirada a su madre -. ¿Tú crees que Sebastian me... quiera?

-¡Por favor, ¿estás bromeando?! Cuando lo vi contigo me hizo recordar a cómo era tu padre conmigo cuando lo conocí, no creo que lo reconozca muy fácilmente, pero sí, comienza a quererte.- sonrió.

-¡Pero siento que soy solo un juego para él!- protestó la menor.

-Entonces hazlo sentir celos, si lo logras es porque en verdad siente más que un simple deseo. No va a querer siquiera pensar que otro ser viviente tenga cierta clase de atención de tu parte.

Tras esas últimas palabras, Lilith desapareció, dejando esa habitación como si nunca hubiera estado allí. ________ se recostó en la cama y pensó en aquello de darle celos a Sebastian. ¿Por qué no intentarlo? No se le hacía una mala idea.




Esa mañana Ciel y Sebastian fueron a la mansión Hubbard. Las chicas que habían sido secuestradas fueron devueltas a sus familias, al menos aquellas que las tenían. Las chicas que habían sido traídas del extranjero o sacadas de algún orfanato también fueron devueltas a sus lugares de origen. Una vez hecho esto, Ciel fue a ver a la Reina para informarle de todo personalmente.

Durante el tiempo en que el Conde Phantomhive y su dichoso mayordomo estuvieron allí, _________ notó un extraño comportamiento de parte de su mayor. Sebastian había permanecido callado, pensativo, y había guardado la distancia entre ellos. A pesar de todo eso, la había observado varias veces con la mirada fija.

Si aquella visita se hubiera prolongado más, se habría hartado de la situación y le habría preguntado cuál era el problema, pero se fueron bastante temprano.

La tarde resultó tranquila, tal vez demasiado. Clara se dedicó a leer y revisar los documentos de su empresa y a buscar a quien encargar la reconstrucción de su mansión principal. __________ sabía que el Conde Phantomhive volvería a su mansión a las afueras de la ciudad a la mañana siguiente, ahora que había resuelto el caso de las chicas desaparecidas no tenía motivos para quedarse en Londres, y eso significaba que ya no vería a Sebastian por un buen tiempo. Fue por eso mismo que se sorprendió cuando alguien llamó a la puerta al caer la noche y al ir a abrir se encontró a aquel dúo al otro lado.

-¡Oh! No esperaba verlo de nuevo tan pronto, Conde Phantomhive.- sonrió -. Por favor, pase, le avisaré a mi lady que está aquí.

Ciel asintió. Se apartó para dejarlos pasar y luego cerró la puerta. Al voltearse para ir a buscar a Clara, se encontró frente a la mirada de Sebastian que le sonreía. Se quedó sin aliento por dos segundos, confundida por el cambio de actitud del mayor, y luego salió rápidamente en busca de su ama. No tardó demasiado en volver con Clara, puesto que aún no la había llevado a la cama.

-¡Ciel, pero qué sorpresa!- dijo Clara al cruzar el umbral de la puerta que separaba la estancia principal del pasillo -. A esta hora te hacía durmiendo.

-En realidad, estaba a punto de irme a la cama, pero quería hacerte una invitación antes.- respondió el ojiazul.

-¿De qué se trata?- Clara tomó asiento en su sofá favorito mientras sonreía a Ciel con curiosidad.

-Me gustaría invitarte a que te quedes en mi mansión principal hasta que terminen de reconstruir la tuya. Es para agradecer tu ayuda reciente, a pesar de que apenas nos conocemos. Además, me gustaría compensarte por lo de tu secuestro, no tenías por qué pasar por tal experiencia.- habló el joven Conde.

Clara se llevó la mano derecha al mentón mientras lo pensaba por unos segundos.

-Aceptaré. No tengo nada mejor que hacer, y aquí está muy solitario.- sonrió -. _________, prepara las maletas para mañana a primera hora.

-Comenzaré cuanto antes.- asintió la demonio.

Los visitantes se despidieron y Clara se retiró a dormir. La mayordoma preparó el equipaje y el carruaje tras terminar de atenderla y descansó un rato antes de preparar el desayuno. El viaje iniciaría después de que los estómagos de los dos humanos estuvieran satisfechos.

Entre los Demonios.Where stories live. Discover now