Capitulo 5

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________ entró en la sala seguida de cerca por Sebastian, quien la observaba bastante serio. La mujer mayordomo se acercó a su joven ama y al joven Conde.

-¿Les apetece un poco de pan francés? Acaba de salir del horno.- les ofreció.

-¡Por supuesto!- corearon el Conde y la Marqueza, tomando cada uno una porción de pan francés.

Sebastian se paró a un lado de su amo, observando inexpresivo a la mayordomo de la Marqueza. Ahora estaba claro para él. Aunque cabía la posibilidad de que ella fuera la dueña de la gata negra de la noche anterior y que la hubiese entrenado lo suficiente como para que la gata fuera capaz de sacarlo de la mansión y luego haber sido _________ quien cerrara la puerta, estaba seguro de que esta posibilidad no era real. Él no había sentido la presencia de la mayordomo tras la puerta, y por supuesto que lo habría hecho si hubiera estado allí. La única posibilidad que quedaba era que _________ fuera la gata de la noche anterior, y si podía tomar forma animal eso solo significaba una cosa: _________ era un demonio.

Luego de servirle el pan francés a los amos de ambos, _________ volvió a servirles otro poco de té.

-Caballero.- le dijo esta al Conde al entregarle su tasa de té.

-Gracias.- respondió Ciel.

-______, por favor, pon un poco de orden en la biblioteca antes de ponerte a preparar la cena.- le dijo Clara a su mayordomo, antes de dedicarle una mirada a Ciel- ¿Le apetece quedarse a cenar, Conde?

-Será un placer.- asintió Ciel, para luego ver a su mayordomo -Acompaña a la señorita, Sebastian.

-Sí, bocchan.

Ambos mayordomos subieron a la biblioteca. Sebastian sabía que su amo quería que le sacara algo de información a la mayordomo de la joven marqueza. La idea de usar sus metodos más efectivos para conseguir la información requerida con ella le resultaba bastante... agradable. La lujuria era uno de sus pecados favoritos; junto con la soberbia, y la idea de disfrutarlo con ella le hacía sentir algo de emoción.

Al entrar en la biblioteca, _________ se dirigió al lugar dónde su ama había dejado los libros que había leido y los tomó, viendo los titulos para ir a guardarlos en su lugar correspondiente. Nuevamente estaba concentrada en su tarea, o al menos eso aparentaba. La presencia del otro demonio no le molestaba, pero sí lo hacía el hecho de que no tenía un tema de conversación, por lo que se dedicó a ordenar los libros sin decirle una sola palabra.

-¿Por qué me ignoras?- preguntó Sebastian, viendola desde el otro lado de una estantería a travez de un hueco que había entre los libros, haciendo una especie de puchero seductor.

_______ enarcó una ceja.

-No te estaba ignorando, sólo no sé de qué podría hablar contigo, eso es todo.- sentenció, guardando un par de los libros que traía en el hueco en la estantería.

Ambos rodearon la estantería y se dirigieron a otra. _________ se disponía a guardar otro libro cuándo Sebastian se paró detrás de ella y colocó sus manos en su cintura, haciendola girar para quedar frente a frente.

-¿Qué tal si me respondes algunas preguntas? Podemos pasarla bien un rato antes de que respondas, si quieres...

Sebastian estaba tan cerca que los labios de ambos practicamente se rozaban. Se veían a los ojos fijamente, él con una sonrisa seductora y ella completamente perpleja. ________ jamás había sentido interés en nada ni en nadie, sólo en los gatos, ahora también en su ama... Y él comenzaba a hacer que quisiera experimentar el pecado capital que la había consevido.

Tardó unos segundos en reaccionar, pero cuándo por fin pudo hacerlo volvió a su expresión seria y viendo a Sebastian a los ojos lo apartó con sutiliza.

-Tengo trabajo que hacer, no puedo perder mi tiempo "divirtiendome" ahora, pero puedo responder tus preguntas si quieres.

Sebastian dejó salir un suspiro de frustración. Se cruzó de brazos y la vio a los ojos enarcando una ceja.

-Nunca lo haz hecho, ¿verdad?- dejó que una sonrisa sínica se dibujara en su rostro y dejó que sus ojos rojizos se tornaran en sus verdaderos ojos demoníacos - Eres más jóven que la mayoría de los de nuestra especie, sí, ¿pero aún así sigues siendo vir...?

-No termines esa palabra.- dijo _______ frunciendo el ceño, tornando ella también sus ojos en los verdaderos.

-No quieres escucharla, pero es la verdad. Vamos, dime, ¿acaso no haz probado ninguno de los pecados?

-¿Sólo querías hacerme este interrogatorio estúpido?

-No era lo que tenía en mente, pero me abordó la curiosidad al último segundo.

-Bien. La verdad es que no, nunca tuve interés por los pecados en los que los demás demonios perdían su tiempo, tampoco me he alimentado nunca antes de que lo preguntes. ¿Sabes algo más? Hasta hace un par de semanas solo me importaba estar sola y tomar mi forma animal.

-Qué linda.- dijo Sebastian, un poco divertido por la confesión de la menor.

-Qué idiota.- respondió ella de mala gana, antes de terminar de guardar los libros.

Sebastian se sintió algo ofendido por ese último comentario, pero lo dejó pasar y decidió volver a las preguntas que pensaba hacerle a la mayordomo desde un principio.

-Así que solo llevas un par de semanas aquí, ¿eh, gatita?- le dijo, utilizando un tono galante en la pregunta.

-Sí, sólo un par de semanas.- dijo, algo divertida por el apodo.

-Por lo que veo aprendiste todo lo necesario bastante rápido. ¿Haz tenido algo de acción recientemente?

-¿Hablas de peleas y cosas así?

-Sí, a eso me refería.

-Sólo el primer día, el mismo en que hice el contrato con my lady. Desde entonces no he tenido esa clase de diversión, aunque debo decir que el mundo de los humanos es bastante más interesante de lo que parecía a simple vista, y también los humanos en sí.

-Ya veo... ¿Sabes algo sobre señoritas que desaparecen?

-¿Qué...?- ______ se extrañó por la pregunta un momento - Ah, con que por eso te envió a investigarnos el Conde, ¿no? Para que lo sepas, lo único que my lady y yo sabemos sobre eso es lo que salió la semana pasada en el diario. ¿La Reina Victoria le pidió a tu amo investigar?

-Eres muy inteligente.- sonrió Sebastian. - Ya que no tienen nada que ver con eso, las dejaremos tranquilas, al menos por ahora.

-Aunque parece que nuestros amos se llevan bastante bien.

-Sí, así parece.- le sonrió Sebastian, volviendo a sonreírle de manera seductora -Por lo tanto, nos estaremos viendo de vez en cuándo.

-Sí, seguro.

Antes de que Sebastian pudiera continuar con su charla, ______ decidió bajar a la sala, servir otro poco de té a su ama y el Conde Phantomhive y dirigirse a la cocina a preparar la cena.

Entre los Demonios.Kde žijí příběhy. Začni objevovat