El Pasado De Saúl

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Socorro: No Fulgencio, él tiene derecho a saberlo

LuisAle: ¿Saber que?

Socorro: Hijo.... Estoy embarazada, vas a tener un pequeño hermano

LuisAle: ¿Un hermanito? -Ella asiente y él salta de alegría- Yahoo! Voy a tener un hermanito, se lo voy a contar a todos en la casa -Se va-

Fulgencio: No, no lo hagas....

El mayor no terminó de decir su oración ya que el pequeño niño se había ido corriendo

Fulgencio: ¿Ya estás contenta? Todavía no decidimos que vamos a hacer con ese niño y tú ya le llenaste de ideas en la cabeza a Luis Alejandro

Socorro: ¿Perdón? Pues yo no sé tú eh porque yo ya decidí que voy a hacer con este bebé que estoy esperando, lo voy a tener y lo voy a cuidar

Fulgencio: ¿Pues haber que haces sin mí mujer? ¿Por que tú nunca conseguirás nada sin mí? Y todo porque eres mujer

Socorro en ese momento sintió miedo, era verdad que ella quería tener a su hijo pero Fulgencio tenía razón, por ser mujer ella no tenía ninguna oportunidad de vivir por su cuenta (Por que en ese año todavía las mujeres no alzaban su voz). Pero eso sí, era muy lista y ya se le había ocurrido una buena amenaza

Socorro: Pues no sé que va a ser más vergonzoso ante la sociedad

Fulgencio: ¿Que quieres decir?

Socorro: ¿Que qué es más preocupante querido? ¿Que a nuestra edad tengamos un segundo hijo? O ¿Que dejes a tu esposa y a un bebé recién nacido en la calle?.... ¿Como crees que te van a juzgar más?

Fulgencio hizo una gran rabieta en ese momento, para después respirar tranquilamente y decir lo siguiente:

Fulgencio: De acuerdo tú ganas, tendremos a ese niño, sólo espero no estar cometiendo una equivocación

9 Meses después

En una noche fría y obscura en la habitación principal, Socorro soltaba gritos de dolor pujando, mientras que la partera la ayudaba a dar a luz

Partera: Un poco más señora Montenegro, puje un poco más

Y entre más gritos en un último esfuerzo, el llanto de un bebé se hizo presente en la habitación

Partera: Es un niño, felicidades señora.... Señor Montenegro, ¿No quiere venir a conocer a su nuevo bebé?

Fulgencio: No, no quiero

Socorro: Déjelo señorita, depsués lo conocerá

Partera: ¿Y como lo piensan llamar?

Socorro: Su nombre será Saúl; Como el rey Saúl, aquel que fue pedido y deseado por su pueblo

Partera: Pues es un nombre muy bonito

La partera le entregó a Socorro al recién nacido en sus brazos, para que después todos salieran de la alcoba para dejar descansar a la señora de la casa

Socorro: Ay mi pequeño, no sé si fuiste un error nuestro o una bendición del señor, pero pase lo que pase siempre te voy a defender y a cuidar con mi vida, porque para eso soy tu madre

Sin duda Socorro podía parecer dura y estricta con todos los que conocía, desde con su familia hasta con sus mismos sirvientes, pero siempre veía lo mejor para todos y quería a sus hijos más que a nadie, y era capaz de entregar hasta la vida por ellos.

10 Años Después

Ciudad de México, 1902

Ya era de noche y Fulgencio se encontraba en el balcón de su recamara mientras con un cerillo encendía su pipa, mientras que en la habitación sentada en su cama, Socorro ya tenía puesto su camisón y también con un cerillo encendía veladoras para resarle a sus respectivos santos

Mal Visto (Aristemo/Sauro)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt