[ J U L I O ]

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•Cuando estás muriendo•

México tarareo una canción mientras pasaba la escoba por el suelo, llevándose el polvo que reposaba en él lo único que se podía escuchar era el sonido de la insistente lluvia que golpeaba sus ventanas. Soltó un cargado suspiro, para después seguir moviendo la escoba por suelo.

Ese sonido le traía muchos recuerdos.

×××

—¡Detente!—. El pequeño e inmaduro México le dio un golpe en la mano a su hermano, que molestó solo le miro ofendido .—¡Harás enojar más a Tlacol!—. Comento, mientras se pegaba más a la ventana y miraba la tormenta eléctrica afuera de el cuarto donde España los tenía encerrados a él y sus "hermanos"

—Deja de pensar que Tl-tla eso, es el que hace llover, es un proceso natural—. Argentina, el más aburrido de sus hermanos (según sus palabras) miraba un libro de filosofía, sin prestarle atención a sus demás hermanos, ya que para el seguían siendo inmaduros e ingenuos.

—¿Cómo es ese Dios que dices?—. Honduras, uno de los más cercanos al latino geografía mente; Honduras era por naturaleza muy curioso.

—¿Tlaloc?—. Cuestionó asombrado, separándose de la ventana y mirar a su hermano menor, que le miraba asombrado .—¿¡No lo conoces!?—. Y esa exclamación terminó por llamar la atención de los demás, que se comenzaron a hacercarse de a poco a el latino azteca/mexica .—Mi madre te daría un golpe...que te quedaría como tatuaje...—. El pequeño México soltó un largo suspiró, aunque estaba también emocionado, ya que le relataria la historia de uno de sus dioses a sus "hermanos".

México sonrió en grande, y le indico a su hermano que de sentará en frente de él, cuando lo hizo no tardaron en sentarse también Guatemala, Perú y Chile.

—Pongan atención, mucha atención...—. El hijo de Mexica comenzó a narrar la historia de uno de sus grandes dioses, les contó de como dependian de que esté estuviera enojado o no para que sus cultivos y tierras crecieran, si no. Morirían de hambre, les contó de que cuando llovía era señal de sus estaban haciendo algo bien, y que cuando caían tormentas como esas habían hecho algo muy malo.

—Asi que por eso no tienen que hacer enojar a Tlaloc—. Finalizó, mientras dejaba de mover sus manos de aquí para aya.

Sus demás hermanos le miraron asombrados, y hasta ilusionados.

—¡Cuéntanos más sobre tus dioses!—. Grito Chile, uno de los que estaban más cerca del mexica.

—Claro que si—.

×××

México soltó una risita en la soledad de su casa, para después por fin terminar de barrer la sala. Dejo la escoba recargada en la pared, y a paso lento se dirigió a la cocina. Listo para preparar unas ricas enchiladas, hace bastante no comía algo preparado por el en su casa. Siempre estaba moviéndose de un lugar a otro.

—Hace mucho que no como enchiladas...—. Se susurro a si mismo en la fría casa solo habitada por el.

×××

—¡Vamos, no es como si te fueras a morir!—. Expresó feliz, tratando de darle de probar uno de sus platillos típicos a su esposo. Sin embargo este se reusaba alegando que tenían mucho chile, y el no iba a aguantarlo.

Un AñoWhere stories live. Discover now