Cap 5. HENNA, JADE Y ORO

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V

Entre oraciones y cantos sagrados una chica era pintada de henna en sus manos como parte de la tradición, el Mehndi había comenzado marcando el inicio de la nueva vida que le esperaba a Luz Maharaní Jingal. El nombre de su prometido se encontraba oculto entre los patrones de henna, se sentía marcada, como un objeto al que le ponen el nombre del dueño.

Entre felicitaciones de ambas familias y las risas de los presentes se perdía la cara de tristeza que reflejaba la joven Jingal. Oculta entre la multitud una sola persona entendía los sentimientos de la futura novia, mirándola desde el fondo de la habitación Rubí Aruni pasaba saliva tratando de no ahogarse en llanto.

Para ella era como ver una película de la cual ella sería protagonista algún día.

Las miradas de ambas se encontraron, la angustia, el repudio y las ganas de salir corriendo de Luz era lo que se lograba descifrar en sus pupilas.

— ¡Namaste! —Entró riendo una mujer— ¡Pero mira qué bonita te dejaron!

Las miradas de todas las presentes se posaron en la joven que no fue invitada.

— ¿Llegué tarde? —Se escuchó una voz— veo que sí, ya estas preparada para el gran día solo que hay un pequeño problema —añadió una joven en tono de burla.

— ¿Quién la invitó? — preguntó la madre de Diego.

—Le voy a pedir que se retire —intervino la mamá de Luz.

—Señora yo solo vengo para avisarle a su hija que no se va a poder casar —respondió la muchacha.

— ¡¿Pero qué demonios está diciendo jovencita?! —gritó la madre de Luz.

— ¡No, ella no! —Rubí maldijo a sus adentros.

— ¡No me iré de aquí hasta que no sepan todos! —gritó la joven sin nada de vergüenza— ¡Que esta chica aquí fue abandonada por su prometido! —exclamó antes de romper en carcajadas.

— ¡Alessa! —Regañó Rubí— ¡No le hagan caso ella miente! Eso jamás pasaría Diego no...

— ¡Cuidado con llamarme mentirosa! —Advirtió Alessa— Que no se han dado cuenta que el novio no ha aparecido por ningún lado.

— Mi hijo seguramente está trabajando debió ir a recoger un pedido por mandato de su padre —explicó la madre del joven.

— Ay señora Jahar no nos hagamos, yo sé que su hijo está muy lejos de aquí ¿Sabe por qué lo sé? —Sonrió la joven— ¡Por qué se fue conmigo!

— Pero ¡¿Qué?! —se escuchó por todo el salón.

— ¡Eso es mentira! —volvió a interrumpir Rubí.

—Ya acéptenlo, su hijo me prefirió a mí antes que aceptar la mano de esa chica —Sentenció Alessa— por lo tanto, exijo que él se casé conmigo.

— Él no se fue por gusto — soltó la joven Farash sin darse cuenta de sus palabras.

— ¡Rubí! ¿Qué acabas de decir? —Exclamó Luz— ¿Acaso Diego se fue?

El silencio de la joven Farash sólo exaspero a la chica Jingal.

Lentamente Luz Maharaní se abrió paso entre las invitadas al Mehndi acortando la distancia entre ella y Alessanbali.

Ambas se miraron de frente con la tensión llenando el ambiente, un aire frío recorrió a los presentes.

— Repite lo que acabas de decir —exigió Luz.

— Con gusto —sonrió Alessa.

Los cuchicheos comenzaban a devorar la dignidad de Luz Maharaní, su apellido Jingal estaba a punto de ser un chiste para la comunidad.

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