TDA: Boda Julian Blackthorn & Emma Carstairs

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Tulipanes amarillos, simbolizando la unión matrimonial, se encontraban esparcidos en modestos jarrones dorados. Las sillas, que eran de un color azul cielo, contrastaban con el tono también claro de la arena bajo la amplia alfombra dorada que ocupaba un gran espacio de terreno. De todas formas, era suyo, les pertenecía. Emma y Julian habían sido nombrados directores del Instituto de Los Ángeles a la edad de 21 años. Actualmente tenían 23 años. El Instituto de Los Ángeles estaba festejando una boda.

Emma se lo había propuesto a Julian hacía unos meses. Aún recordaba el rostro de incredulidad y emoción de Jules. Su Jules.

Decidieron casarse en una ceremonia íntima, solo asistieron los más cercanos.

Rápidamente Emma se dio cuenta de que no tenía a nadie que la llevase al altar. Sus padres murieron hacía más de diez años ya. Julian también había perdido a sus padres y a su hermana pequeña, Livvy.

A pesar de ello, Emma decidió que no tenía por qué llevarla nadie al altar. No lo necesitaba. Aunque en el fondo su corazón latiera con lentitud y lleno de melancolía cuando se acordaba de que sus padres no la acompañarían en el día más especial de su vida.

Cuando se comprometieron, esperaron unos días a contárselo a sus seres queridos. Necesitaban pensar en cómo prepararían una boda y quiénes serían los invitados. Ambos coincidieron en querer una boda íntima. Días más tarde, reunieron a los invitados que formarían parte de la boda en una especie de salón y lo anunciaron. Recibieron felicitaciones por parte de Simon e Izzy, consejos matrimoniales de Magnus que escandalizaron a Julian y a Alec pero que Emma expresó que le gustaría ponerlos en práctica, buenos deseos de Jace y Clary y una propuesta magnífica de Jem y Tessa. Tessa se colocaría al lado de Julian en la ceremonia, y Jem acompañaría a Emma al altar y se mantendría a su lado hasta que la boda finalizase. A Emma se le llenaron los ojos de lágrimas. En cuestión de segundos, sus brazos estaban firmemente entrelazados en el cuerpo de Jem. Jem. Jem era su familia, era su sangre. Aunque los Blackthorn también eran su familia. Julian era su hogar. Dru y Ash aparecieron de la multitud, felicitándolos entre risas. Julian miraba a Ash con suspicacia. Cuando se fueron, Julian le expresó a Emma su recelo sobre Ash. Después de años, aún seguía sin confiar en Ash. De hecho, a Tessa le recordaba a Will con Cecily y Gabriel, lo que hacía que una lágrima se derramase por su mejilla. Los echaba de menos, sobre todo a Will. Jaime y Diego Rocio Rosales también le desearon lo mejor en su matrimonio. Diana y Gwyn, Cristina y Mark. Todos sus amigos y familia se encontraban ahí. Kieran no pudo asistir, ya que su deber era permanecer en el reino Unseelie, ocupando su trono, pues aún existía una férrea oposición en algunos estamentos de las hadas. A pesar de que la mayoría de las hadas amaban a Kieran, había muchos que querían ver muerto al nuevo Rey Unseelie.

La boda comenzó con los rituales propios de los cazadores de sombras. Emma apareció con su hermoso vestido dorado, que dejaba al descubierto su espalda desnuda, y a Jem cogiéndola del brazo. Jem se veía tan contento por ellos... Julian tragó. Emma estaba hermosa, se había recogido el cabello rubio en un moño elegante pegado en la parte superior de la cabeza.

A Julian le pareció una eternidad hasta que Emma llegó a su lado. Quería susurrarle lo hermosa que estaba, la suerte que tenía de tener a su lado a una mujer tan bella en todos los sentidos de la palabra.

Emma se sonrojó con la mirada de Julian, que estaba a su lado observándola como si la estuviera desnudando con esos ojos verdes azulados. Y, de alguna forma, sentía que lo hacían. Julian podía ver a través de Emma, la conocía como la palma de su mano. Igual le pasaba a Emma: conocía a Jules de una forma casi inhumana. Lo amaba. Se amaban.

Mientras intercambiaban las runas de matrimonio, se escuchó un leve sollozo: Clary. Isabelle estaba rodeándola con sus elegantes brazos llenos de runas. Le dirigió una sonrisa a Emma, tranquilizándola. Clary era muy sensible, Emma lo sabía. Pero también era fuerte, obstinada y luchadora. Era tenaz en cada cosa en la que se involucraba. Por eso, Emma sentía una gran admiración por ella y deseaba cada día ser un poco más como Clary. Clary en alguna ocasión le había hecho desistir de que la admirara, ella no se consideraba especial. También le había comentado que Jace y ella, los mejores cazadores de sombras de los últimos años, eran los que más deberían ser admirados, no ella.

La ceremonia transcurrió sin apenas percances. El único que habían tenido era cuando Kit y Jace se habían peleado por el último trozo de tarta de chocolate con nueces y miel encima, y habían acabado sacando sus cuchillos serafines y luchando. Ty y Clary se llevaron las manos a la cabeza cuando Jace amenazó a Kit con triturar sus manos si se acercaba al trozo de tarta, y Kit respondió diciéndole que al menos él sería el Herondale más valiente, pues hubiera sido mutilado peleando. Ahí tuvieron que entrar Alec y Dru a separarlos.

Julian estaba aterrorizado viendo a Kit hacer eso en su propia boda. Mientras, Emma no paraba de reírse al lado de Isabelle. Julian la miró con una especie de pánico y emoción en sus ojos azules verdosos. Emma e Isabelle compartieron unas últimas palabras y risas. Emma se acercó entonces a Julian.

-Julian...

Una de las cosas que más amaba Julian de Emma era su sonrisa. Ahora estaba sonriendo ampliamente, lo que hacía a Julian sonreír también.

-Emma, ¿qué es esto...?

-No se lo tengas en cuenta. A ninguno. Son Herondales, ¿qué esperabas?

Julian sonrió. Emma se quedó ensimismada, sus suaves labios estirándose en una sonrisa eran la viva imagen de la perfección.

-Emma... yo...

Emma veía la emoción y la culpa en sus ojos.

-Yo te iba a pedir que te casaras conmigo. Semanas después, cuando estuviese preparado. Aún me daba miedo pensar en qué pasaría si nos casáramos. Tal vez, nuestra relación no cambiase, pero ¿y si sí cambiara? ¿Y si tal vez eso supusiera alejarnos sin quererlo...?

Julian se quebró en la última palabra, estaba aterrorizado de que eso pasase.

-Julian, eso no pasará. Escúchame. - Ahuecó el mentón de Jules en sus manos. - Cuando nuestros padres nos presentaron éramos muy pequeños. Ya no recuerdo una vida que no la hubiera pasado contigo.

-Emma...

Emma posó un dedo sobre sus labios. Julian se estremeció, quería abrazar a Emma y besarla hasta el amanecer, hasta el final de sus días. Amaba a Emma, amaba a Emma de una forma casi salvaje.

Entonces Emma le habló de cuando eran niños, de cuando eran parabatai, de sus años liderando el Instituto, juntos.

Julian entonces besó a Emma ferozmente. Le juró por el Ángel que jamás la dejaría, que jamás dejaría que nadie la lastimara, que la amaría hasta el final de sus días. Julian y Emma se habían amado desde que se conocieron, aun cuando lo sabían.

Se besaron y se entregaron el uno al otro hasta el amanecer. Sus vidas transcurrieron llenas de alegría, amor, pasión y el continuo peligro y riesgo de ser un cazador de sombras.

TSC | One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora