Azúl.

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Poché.

La noche cayó, y luego de celebrar el aniversario de Angel y Matu en una bonita cena para cuatro frente al mar y rodeadas de pequeños faroles azules, me encontraba recostada en las piernas de mí amor en total silencio.

Ella observaba el va y ven de las olas en una especie de hipnosis y yo desde mí perspectiva observaba lo perfecta que era, las estrellas del infinito manto oscuro que se posaba encima de ella, le hacían honor. Nunca imaginé llegar a enamorarme así, es que la amo, aún más de lo que la amaba el primer año de novias; aún me pone nerviosa, aún me cuesta sostenerle la mirada, aún me sudan las manos cuando voy por ella al trabajo o cuando voy llegando a casa y se que ahí me espera. Cualquier ser humano merece sentir todo lo que lo yo siento por el ser más imperfecto que existe, Daniela.

Angel se levantó y junto a Matu se despidieron, tomando este gesto como la señal acordada para iniciar la conversación que me había traído a este punto.

— Amor, caminemos un poco antes de irnos a dormir ¿Si? —Digo en un hilo de voz.

— Me parece perfecto, pero primero tendrías que levantar tu hermoso trasero para que yo me pueda poner de pie. —El humor de Daniela estaba perfecto, lo cual me llenó de seguridad.

Caminamos al rededor de diez minutos tomadas de las manos y cuando llegamos a un pequeño muelle supe que el momento se acercaba.

— Este lugar me encanta amor —dijo emocionada.

— El lugar es especial, pero lo hace mágico tú presencia. —Tomé sus manos y suspiré, en ese momento hice las cosas al revés, en vez de empezar a hablar, empecé a mostrar. Saqué de mí bolsillo trasero una pequeña prende de bebé y se la enseñé, dejándola confundida y muy desorientada.

— ¿Qué es esto? ¿Matu está embarazada? ¿Nela está embarazada? —Habló rápido, tratando de comprender el significado de aquel pequeño objeto.

— No amor, quiero que nosotras estemos embarazadas... —ella se quedó en silencio y yo comprendí que había tenido el menor tacto del mundo al decir aquello, así que intente arreglarlo— Dani, han pasado muchos años en los cuales hemos experimentado cosas increíbles, cosas que ninguna otra pareja en el mundo vivirá, nos hemos disfrutado como novias, como amantes, como amigas, pero desde que Luciana llegó a mí vida todo ha cambiado en mí, tengo un deseo inmenso de tener una pequeña en mí hogar, en nuestro hogar. Se que aún no nos casamos, pero es algo que pretendo solucionar. No sé que pase por tu loca cabecita, pero quiero que sepas que mí plan siempre ha sido y será estar a tu lado y vivir cada etapa de la vida, jamás vas a imaginar la explosión de sentimientos que me causa verte, tocarte, mirarte y aún más besarte. Daniela, yo estoy cada vez más enamorada de ti, de tus logros, de tus virtudes, pero aún más de tus defectos los cuales te hacen única. Quiero tener hijos contigo, pero primero una niña y le pido a Dios que sea igual de hermosa que tú. —Suelto una pequeña risita y bajo la cabeza al darme cuenta que su rostro sigue serio, sin una sola expresión. En ese momento el corazón empieza a doler un poco hasta que toma mí mentón y me obliga a mirarla.

— ¿La niña se puede llamar Azúl? Es que llevo años intentando preguntarte si quieres hijos, pero siempre me arrepiento pensando en la gran carga laboral que llevamos, pero ahora que sé que tú quieres lo mismo que yo, debo revelarte que ya he escogido el nombre de nuestros hijos y definitivamente quiero que la niña se llame Azúl. -Me es imposible contener las lágrimas y la abrazo, ella me rodea con sus brazos— ¿Pensaste que no quería? Hay dos cosas que anhelo en la vida y una de ellas es tener una familia contigo.

— ¿Y la otra? -la interrumpo.

— Casarme contigo. ¿Ves? Ambas te incluyen, porque eres lo que más amo en este mundo Poché.

Magia, otra vez - Caché [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora