Capítulo 11: Lo que se evitó contar.

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"Hola ¿podemos hablar?" Bastardo mitad-mitad 10:27 a.m.

Pensó en contestarle, pero en realidad tampoco supo qué decirle, así que guardó de nuevo el celular.

—¿Dabi es un nombre?

Himiko asintió con levedad.

—¿Es un hombre?

Volvió a afirmar.

—¿Es la razón por la que estamos hablando ahora?

—Es la razón por la que me quedé más de lo previsto en América.

『 °*• ❈ •*°』

En realidad Dabi no era un nombre, se trataba de un apodo; porque Himiko nunca escuchó el nombre real de Dabi, ni tuvo la confianza suficiente como para que Él le revelara una de las tantas capas de secretos que traía su persona.

Pero aun así tampoco fue difícil descubrir de quien se trataba.

Tampoco lucia similar a ningún hombre que alguna vez conoció. Demasiadas cicatrices (quemaduras) que ocultaban lo que era una belleza envidiable. Las ojeras que notaban las noches completas de insomnio y el pelo negro seco y teñido.

Dabi era alguien a quien temer. Te daba miedo de vista y acababa por aterrorizarte cuanto hablabas con él. Al menos, así era si no lo conocías.

Himiko estuvo segura de que si la muerte era una especie de "alguien", debía ser similar a Dabi, un ser de aspecto etéreo y medio muerto, que te seducía con poco encanto y miraba a través de las personas.

Dabi significó una revelación; con esas manos tersas con las que servía las bebidas y una sonrisa que hacía que aquel moribundo bar fuera más concurrido. Ahí dentro había de todo lo imaginable, no obstante, debía agradecerle a Dabi, quien alcanzó a atajarla antes de que se convirtiera en otro producto del sucio catálogo a escoger.

—¿Tienes algún talento?

Himiko vio la bebida servida al frente, de un azul sospechoso y vibrante.

—Se actuar.

—Demuéstramelo y podré hacerte alguien entre los nadie.

Himiko se acercó a la barra, borró los nervios de forma momentánea, y se quitó la chaqueta en un gesto casi sensual. Agarró la copa y trazó con el índice toda la circunferencia del cristal.

—¿Dónde estoy? —preguntó Himiko, apartándose un mechón de pelo. Clavó los ojos en los de Dabi, resentidos de lo desconocido.

—En un bar cualquiera.

—¿Y esto que quieres que beba?

—Llámalo cortesía.

Himiko asintió y ante la expectación, tomó de la corbata al hombre del lado que se aferraba a una copa como si se tratara de un hijo y lo obligó a beber.

—Es especial, te lo dije —interrumpió Kurogiri, poniéndose atrás del hombre y lo sostuvo instantes anteriores a que cayera inconsciente al piso.

—Trabajaras en las actuaciones nocturnas. Hoy será tu primer día, por allá los camerinos y ¿el papel? No sé, invéntate cualquier cosa.

Esa noche acertó a hacer un soliloquio de Belén, más que nada porque llevaba practicándolos durante la última semana y en realidad necesitaba a Dios.

『 °*• ❈ •*°』

"Dios ha querido que antes de morir viera cosas maravillosas... Ese no es hijo de hombre. He oído decir a los pastores que les fue anunciado el nacimiento de un Dios. Cuanto más lo miro, más me parece verdad. Los hombres no tienen esos ojos, no exhalan ese fulgor."

¡Esto NO es Un Fanfiction! (TodoBaku)Where stories live. Discover now