Capítulo 10: Una desastrosa navidad.

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La casa era igual de pequeña como lo recordaba. Aunque en el pasado, al menos la decoración navideña no se encontraba inconclusa. A un lado de la mesa de comedor se hallaban las cajas con las decoraciones del árbol, en torno al pasamano de la escalera una única guirnalda le brindaba un poco de color y en la mesa de centro un niño Jesús solitario, sin pesebre, José o María.

En general, la casa lucía triste y apagaba, pero no culpaba a la Sra. Himiko por eso; en realidad, le impresionaba que continuara viviendo en una casa ella sola, en una presencia silenciosa.

Bakugou depositó el plato con pastelillos en la mesa de centro y la Sra. Himiko le trajo unas cuantas servilletas, junto a un par de tazas. Analizó sus débiles y lentos movimientos, acompañados de unas manos temblorosas.

—¿Por qué la internaron?

La mujer se detuvo un instante, mordiéndose el labio y terminó de servir el agua caliente. A pesar de tener los apetitosos pasteles en frente, el estómago de Katsuki se le cerró al momento; ya llegaría a casa a comer.

—Varias cosas, le encontraron alcohol y metanfetamina en los exámenes de sangre... además de un indicio de drunkorexia.

Bakugou la quedó viendo sin comprender del todo.

—Un trastorno alimentario en el que se restringe la comida antes del consumo del alcohol —explicó la mujer, ocasionando que Bakugou se quedara con la mano suspendida un largo segundo—. El problema es que Toga ya tiene veintiuno, cuando decida que ya pasó demasiado tiempo, puede abandonar el tratamiento... y no podré hacer nada.

—¿Está en el centro médico de Tokio?

—Pedí que la trasladaran al consultorio de aquí, mientras estaba inconsciente.

Al mencionar esa última palabra, Bakugou pidió sin palabras, pero con un gesto irritado, la historia completa.

En resumidas cuentas, Himiko, fue encontrada en el suelo de un bar; en un coma etílico y tras el lavado de estómago, la llevaron al consultorio de Miyajima. La buena noticia era que Himiko ya había despertado, la mala; era que la chica debía pasar una semana obligatoria ahí internada, para decidir si continuar con el tratamiento o volver a la mala vida.

—Es consciente de las amistades que tiene Toga ¿no?... hace un tiempo la vi, y me mandó a la mierda, no solo ella, sino también su novio.

La mujer abrió un poco la boca, sujetándose la cabeza como si tuviera una jaqueca.

—Toga ya no me contesta las llamadas y como se mudó de piso no la pude localizar hasta hace un par de días —se excusó la mujer— no sé porque se destruye de esa forma, cuando ella era una niña tan...

—Pero esa Toga se quedó en América, la persona que vi hace un tiempo, no fue la chica que conocí; la verdad, no sé qué espera que le diga, la Toga actual es una completa desconocida.

—Sé que sigue ahí dentro, en alguna parte Bakugou... contigo ella fue tan feliz.

Bakugou suspiró frustrado, al intuir hacia donde se dirigía la conversación.

—Toga y yo cortamos hace un par de años, Sra. Himiko; ella me dijo que me largara de su vida y usted no sabe el tiempo que me ha costado aprender a vivir sin ella.

—¡No quiero que vuelvas con Toga, Bakugou! —exclamó la mujer, al ver el ademán de Katsuki queriendo levantarse de la silla—. Quería pedirte que fueras a verla; que platiques un rato con ella, quizás así permita que me deje entrar al cuarto donde está.

—¿Y qué le asegura que ella me va a dejar entrar?

La mujer se mordió el labio buscando un argumento lógico el cual emplear; Bakugou lo vio en los mismos ojos de Toga, esa desesperación, que le rasguñaba la piel y lo hacía querer no tener empatía.

¡Esto NO es Un Fanfiction! (TodoBaku)Where stories live. Discover now