Hermanos.

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Los pasillos estaban llenos de gente gritando desesperadamente, la alarma apenas y lograba escucharse debido al ruido.

México y Rusia se dirigían donde el olor de Bielorrusia se emanaba con mayor fuerza.

Rusia cubría el cuerpo del latino con el suyo, pues sus heridas no están del todo sanadas.
¿Como te sientes?—

—Preguntame eso cuando estemos fuera de aquí.— le gruño México, el eslavo soltó una risa nasal, su amado jamás perdería esa actitud y le encantaba.

Es por acá... Estamos cerca...— giraron hasta donde parecía ser, la salida de ese lugar.

Y, efectivamente, ahí estaba, su bata blanca teñida de rojo, les daba la espalda y su mirada se dirigía al cielo.
Nuestro padre decía que rendirse era para los débiles...— giro su vista hacia su hermano y el latino, quienes estaban en su forma humana.

No lo voy a defraudar...— Rusia suspiro, en su vida había peleado con sus hermanos, no quería hacerlo ahora, pero... México y su querida hija lo valían...

Observó a su pareja y le tocó un hombro.
Yo haré esto... Por favor, no te muevas a menos de que sea necesario huir, no para ayudarme...— México lo miro, negando varias veces con su cabeza, y antes de que pudiera contradecirlo, Rusia le dedicó una sonrisa.

Quedate aquí... Mi amado México.— cambio esa faceta a una seria y se encaminó hasta su hermana.

Esto no tiene que ser así...— le dijo de manera firme, tenía la esperanza de que cambiara de opinión.

No hay otra manera.— dicho esto, le tiro el primer golpe, tomando desprevenido al mayor, apenas y tuvo tiempo de reaccionar.

Bielorrusia mandaba golpes y patadas hacia Rusia, ninguna lograba acertar y eso la estaba enojando.
¡Eres un maldito!— giro su cuerpo para después levantar su pierna y darle su primer golpe en la cara.

¡Agh!— el tricolor se separó un poco de ahí y tomo aire, se recompuso casi instantáneamente.
Te voy a matar, pedazo de mierda andante.— uno de sus contenía cierto objeto, una navaja y desde lejos se notaba su filo.

¡¡Rusia!!— gritó México observando como el abdomen de Rusia era cortado.

[...]

Cortar flores era una de sus actividades favoritas y al parecer también a Ethan le gustaba hacerlo.

¡Mira Jatzibe!— gritó el niño tendiéndole una flor de color rojo.
Se la daré a mami, seguro que le gustará mucho.— sonrió con dulzura.

Yo le daré está a papi.— era una de color morado con pétalos largos, ambos niños sonrieron y comenzaron a reír por la vergüenza.

Y, de la nada, Jatzibe dejo de reír, sus orejas se levantaron y su mirada se dirigió hasta más dentro del bosque.
¿Jatzi? ¿Sucede algo?— Ethan le tocó el hombro con preocupación.

<<¡¡Rusia!!>>

—Papi.— se levantó de la tierra rápidamente.
Ethan, ve por tus padres, los míos necesitan ayuda...— el niño asintió, se paró de dónde estaba y emprendió su corrida.

Afortunadamente, su casa no estaba tan lejos.
¡Mami, Papi, Tío Filipinas!— los tres giraron hacia el pequeño niño.
Jatzibe dice que sus padres necesitan ayuda...— Ucrania cargo a su hijo y fueron con su "sobrina".

USA, quien también estaba ahí, los acompaño igual de preocupado, en frente de ellos, Jatzibe se encontraba en su forma animal, guiándolos por el bosque.

Hasta que llegaron, ya no era una cabaña, al parecer se estaban preparando para huir, pues había una gran pista de aviones ahí, estaba alto, muy alto, no llegarían ahí tan fácilmente.

Llamare a Kazajistán...— susurro Ucrania, aún con su niño en brazos.

¡¡Rusia, ten cuidado!!— escucharon en el techo la indiscutible voz del mexicano, Jatzibe le pidió los brazos a USA con timidez y miedo, no por él, sino por la situación.

El norteamericano la cargo casi inmediatamente, la niña le rodeó su cuello y comenzó a llorar, temía por sus padres, era pequeña, pero sabía que podía perderlos...

Su corazón se detuvo al escuchar que esa cosa explotaba justo frente a ellos...

LOBO «RusMex»Where stories live. Discover now