LOBO «RusMex»

Una nueva guerrera ha nacido.

México estaba en la sala, leyendo el mismo libro de días atrás, su nombre era "Feliz".

Sintió un dolor punzante en su cintura, así que se levantó de su lugar y camino un rato.

Pero el dolor seguía ahí, aumento en vez de bajar como quería.

Tomo el primer mueble que vio en su camino y lo apretó en su manos, intentando bajar el dolor.
——A-agh... M-mier.. ¡Mierda!— el dolor empezó a crecer a tal punto de caer en sus piernas.

Con terror, observó detrás suyo un líquido transparente que parecía fresco.

—Oh no...— susurro con dificultad mientras aguantaba un grito salir de su garganta.

—¡Rusia!— dio un grito desgarrador llamando a su pareja.

Este, lejos de su hogar, levantó sus orejitas al momento que se paraba en sus piernas y giraba su cabeza hacia su casa.

—Mexico...— tomo los pescados que su amado le había pedido.

Corrió lo más rápido que sus piernas pudieron, observando a lo lejos su hogar sobre un árbol, lugar donde lo había construido.

No fue el hecho de que su pareja le hubiera llamado.

Fue el hecho de que la casa estaba en silencio lo que le causó terror.

Entro con delicadeza y pasos suaves, si alguien estaba ahí, sería mejor no causar ningún revoltijo.

—¿M-México?— susurro con horror al ver una mancha de sangre en el suelo.

Su mundo literalmente se desmorono, el pecho le dolía y sus ojos se volvieron cristalinos, signo de su inminente llanto.

Sin embargo, un sollozo de parte del baño lo saco de sus pensamientos.
Camino con miedo hacia ese lugar y abrió la puerta con suavidad.

—Hola Rusia...— dijo México dentro de la bañera y con lágrimas de alegría en sus ojos.
—Te presento a Jatzibe...— en sus brazos, una niña hermosa se encontraba llorando.

El euroasiático se acercó lentamente para ver mejor a su hija, llorando cuando se estuvo frente a ella.

—H-hola... Jatzibe... T-te prometo q-que te protegeré de todo...— abrazo a México quien se quedó dormido por el esfuerzo, aún así, no soltó a su hija.