"Esto nos hará más fuertes que los Estados Unidos, nos hará invencibles."
Un científico ruso ha creado un virus capaz de transformar a un humano con extrema fuerza y agilidad, a base de ADN de animales tales como el lobo, gato y águila.
Desafortunad...
Los días para Rusia se volvieron más largos de lo normal, solo quería llegar a donde México estaba y cuidarlo, no le parecía buena idea que otros países lo cuidaran, pero tenía que ayudar en el proyecto.
México todavía no despertaba, pero sus signos vitales estaban bien, según el doctor.
Entro por una gran puerta blanca, el lugar era tétrico por si mismo, olía a putrefacción por todos lados, gritos desgarradores reinaban el lugar pero solo había un gran pasillo blanco.
—¡Rusia!— USA tenía puesto una bata junto con un pequeño libro donde tenía sus apuntes. —Es por aquí...— comenzó a caminar por el gran pasillo hasta llegar a un cierto en especifico.
La puta Área 51 era inmensa.
—¿Para que me trajiste aquí?— sus colmillos crecían conforme caminaba, sus orejas estaban quietas, esperando escuchar cualquier cosa. —Hace poco, tu mataste a uno de ellos, tomamos muestras de sangre y lo que vimos fue... Alarmante...—
Dentro de aquel lugar, una chica yacía detrás de un cristal el cual, tenía rasguños y grietas, su cuerpo tenía plumas por todos lados, su hocico paso de ser normal a ser uno alargado y de color amarillo, su sus plumas sangre goteaba.
—Ella era Crystal, una científica de aquí, tocó la sangre de aquel animal y se convirtió en esa cosa...— USA suspiro al momento que metía una bandeja con ratones muertos, a lo que Crystal comenzó a devorar.
—Su sangre es contagiosa, y no quiero saber si su saliva también...—
—¿Que tengo que hacer yo con eso?—
—Necesito tu sangre.— Rusia observó a la chica y luego al norteamericano. —¿Para qué?—
—Tu sangre debería ser diferente a la se ellos, tu no fuiste consumido por tus instintos.— Rusia suspiro para después asentir, estiró su mano y se dobló la manga. —Deja voy por una jeri-
Muy tarde, Rusia ya se había rasguñado a si mismo, con el corazón en la boca, USA tomo un frasco que tenía en su bata y tomo suficiente sangre. —¿¡Ahora qué harás con-
La herida comenzó a cerrarse momentos después de que Rusia le dirá una lamida. —Oh... Y-ya puedes ir con México.— la cara seria y aburrida del eslavo cambio por completo, si eso ahora más alegre.
Sin decir adiós, se fue del lugar.
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Mañana empiezo con las preguntas, me duele el cuerpo y la cabeza unu.
