Capítulo VI

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         SOBRE LA ESCUELA Y SUS PROBLEMAS

          El lunes llegaba tan odioso, fastidioso y molesto como siempre, los estudiantes caminaban hacia la entrada de la institución; algunos perezosos, como Vanitas, otros calmados, como Terra y Riku, varios preocupados por no haber estudiado para sus exámenes, como Pence por ejemplo... Y estaba Sora, que al parecer el peso de los problemas no le afectaba lo más mínimo, e iba con una radiante sonrisa de oreja a oreja en el automóvil de su madre. También estaban Kairi y Naminé, quienes estaban justo en el ingreso principal al edificio y vigilaban a todos los que pasaban, como los ángeles en las puertas del paraíso... o los demonios en la entrada al infierno, depende de cómo lo veas.

—Aún no llega —dijo Kairi con un deje de tristeza en su voz— ¿Le habrá pasado algo?

—Cálmate, de seguro sólo se retrasaron un poco —contestó Naminé con voz tranquila y serena, sin embargo, en el fondo estaba igual de preocupada que la pelirroja.

          El Complejo Educativo Reino del Corazón era una institución bastante grande (Siempre superado por su acérrimo rival Castle White), dividida en dos; una escuela primaria, dirigida por Eraqus Van Licht, quien es mejor con los niños; y la secundaria y el bachillerato cuyo director era Xehanort Tenebris Der Nacht, que tenía más control sobre los adolescentes. La entrada era una pequeña colina pavimentada, circundada por un camino de árboles a cada lado y al llegar a la cima se encontraba una gran reja con el símbolo de la institución, detrás de ésta un "corto" estacionamiento para el personal y los padres.

          Riku se acercaba a paso ligero y al divisar a las dos chicas en el umbral hizo una mueca de confusión, aumentó la velocidad hasta quedar enfrente de ellas. Esto era completamente extraño por parte de ambas.

—Hola chicas —saludó con cortesía, pero ninguna pareció prestarle demasiada atención, por el contrario, ambas se movieron de su lugar puesto que el albino les tapaba la visión y respondieron con un simple "Hola Riku" sin quitar la vista de la colina— ¿Pasa algo malo con la entrada? —el chico volteo, pero nada parecía fuera de lugar. Por fin, Kairi se dignó a contestar.

—Sora no ha llegado.

—Seguro sólo se ha retrasado un poco —indicó el albino levantando los hombros.

—Te lo dije Kairi —exclamó la rubia con desdén mirando a la pelirroja.

—No empieces Naminé, además ¿Qué curioso que no estés preocupada aun siendo su "novia"? —dijo Kairi con una sonrisa de picardía, realizando énfasis en la palabra «novia» y haciendo las comillas con sus dedos.

—¿Qué estas tratando de decir? —Naminé comenzaba a enojarse.

—Chicas, por favor no de nuevo, ni siquiera han empezado las clases. —Riku estaba en medio, tratando de ser la voz de la razón y fracasando estrepitosamente «Ojalá Sora estuviera aquí, siempre logra calmar la situación» pensó.

          Para buena suerte del moreno las dos detuvieron su confrontación al escuchar un auto que se dirigía al estacionamiento. Y parecía que los dioses escucharon sus plegarias, porque la que conducía el automóvil era justamente la mamá del castaño. Sonrió alegremente al ver a su amigo sentado en el asiento trasero, mientras a Kairi y Naminé se les iluminó el rostro al ver a Sora bajar del auto. Los tres se acercaron al auto.

—¿Cómo está Sra. Shiroi? —Riku fue el primero en saludar, las dos chicas iban detrás de él.

—Hola Riku, estoy muy bien gracias por preguntar —habló Shiroi con dulzura— ¿Cómo ha estado tu mamá? Su pedido ya está listo, cuando gusten pueden ir a recogerlo —el albino asintió con una sonrisa y miró a su amigo, que intentaba sacar su mochila del asiento pues se había atascado.

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