Capítulo 16

3.4K 211 12
                                    

-Espera... ¿Es que se trata de una apuesta del instituto? ¿lo habéis hecho para reíros de mí? -La voz se me rompía mientras decía aquello.

-¿Qué? No, no vuelvas a decir eso.

-¿Entonces por qué me ignoras? ¿Por qué me haces esto?

-Dejalo, Luna.

-Vale, estupendo. Si esto es lo que quieres vete a la mierda.- Me fui de allí enfadada y destrozada. No entendía qué estaba pasando, no sabía por qué me trataba así de repente. Había logrado calmar mis miedos hacia él y había abierto completamente mi corazón para nada. Me había destrozado por dentro.

Llegué a casa y entré directa al baño, por suerte mis padres no estaban pero tampoco me hubiera dado cuenta, estaba completamente ida. Empecé a andar de un lado a otro hasta que vi otro bote de pastillas en el estante. Lo cogí y lo miré pensando en acabar con todo, en dejarme llevar por el dolor.

-Deja eso. -Era Dylan, se le notaba sofocado. Me había seguido corriendo hasta casa.

-No se que coño quieres de mi, Dylan. -Dije llorando.- Pero es que no soporto lo que me estás haciendo. ¡No entiendo nada!

-Luna, por favor... estoy asustado, ¿vale? Lo siento, joder. -Dijo echándose las manos a la cabeza.- Dame eso, por favor. -Intentó coger las pastillas pero las aparté para que no llegara.

-¿Asustado? ¿De qué? ¿De mi padre? ¿De mí? ¡Es que no lo entiendo, Dylan!

-¡Asustado de sentir esto, joder! -Gritó. Respiró hondo varias veces y susurró.- Creo que te quiero, Luna. -Empezaron a caerle lágrimas por los ojos.Me quedé paralizada sin saber qué decir. No me esperaba que fuera eso.

-Nunca he sentido algo así y me he asustado. Ayer sentí que perdía la cabeza porque fue perfecto pero me sentí culpable por si te hice daño. Lo siento... -Me repitió.- Me daba miedo cagarla porque te quiero...

-Pues la has cagado pero bien comportándote así... -Murmuré.

-Lo siento... Perdóname. No quiero perderte... Es que, joder, no sabía qué hacer.

-Pero estaba asustada, Dylan. Pensaba que me estabas engañando, que me habías utilizado.

-Yo nunca haría eso, Luna. -Rodeó mi cara con sus manos como de costumbre y me besó. Mientras lo hacía, bajó su mano y cogió el bote de pastillas de mi mano.- Lo siento, perdóname.

-De acuerdo... Pero júrame que no lo volverás a hacer, por favor. Odio sentir que me utilizan.

-Te juro que no lo haré. Se me hizo imposible no perdonar su comportamiento. Era la primera vez que alguien me decía te quiero y se notaba que lo decía de verdad.

-Creo que deberías irte, mis padres no habrán ido lejos. Estaban en casa cuando me he ido.

-Vale... ¿Nos vemos luego?

-Claro. -Sonreí y me dio un beso.

Aproveché el rato sola para devolver la grabadora de mi padre a su sitio y darme una ducha. Cuando bajé, mis padres estaban en casa.

-Sí, doctor. Muchas gracias, mañana iremos a primera hora a ver cómo está el bebé. -Dijo mi madre al teléfono. Al escuchar esto me quedé paralizada.

-Tu... ¿bebé? -Pregunté asombrada. Mi madre se asustó y soltó el teléfono de repente. Éste cayó al suelo.

-Luna, cariño.. Íbamos a decírtelo... -Mi madre se acercó rápidamente a mí.

-¿Cuándo? ¿Cuando el bebé fuera a la universidad? Estoy flipando, mamá. ¿Eso es lo que confiáis en mí? Vamos, que las salidas al médico por estar enferma eran mentira, ¿no? ¿Qué es ese bebé? ¿Una maldita forma de arreglar vuestro matrimonio? -Le grité.

-Luna...

-¡Eres una estúpida! ¡No tienes ni idea de nada! -Le grité.- ¡Ese bebé vivirá en una puta familia destrozada!

-¡Luna! ¡Ni se te ocurra hablarle así a tu madre! -Gritó mi padre.

Me fui sin que pudieran impedirlo. Empecé a caminar sin rumbo sin pensar en nada, ni en Dylan ni en nadie. Mis pasos me llevaron hasta la playa. Empecé a gritar y a correr hasta que conseguí tranquilizarme. Me senté en la arena y empecé a llorar. Estaba harta de sus mentiras. Mi madre no tenía ni idea de lo que le estaba haciendo mi padre y yo no quería tener la responsabilidad de contárselo. No quería ser yo quien le causara un problema con ese bebé.

-Vaya, vaya, vaya... A quién tenemos por aquí... -Una voz me sacó de mis pensamientos. Me giré y eran las chicas de mi instituto acompañadas de tres chicos que no conocía. Joder. En menudo momento aparecen.- Y encima está sola... Pobrecilla.

-Dejarme en paz, no estoy para vuestras gilipolleces.

-Uy, ¿qué pasa, cariño? ¿Te han tirado de casa? Es normal, no les culpes, se deben de haber dado cuenta de lo penosa y patética que eres.

-¡Cállate la puta boca! -Le grité levantándome de la arena y encarándome contra ella. -Te he dicho que me dejes en paz y no te aconsejo que no me cabrees.

-Uh, que miedito me das. ¿Verdad chicas? -Empezó a toquetearme el pelo para molestarme.

-No me toques. -Siguió haciéndolo y la cogí del pelo.- ¡Te he dicho que no me toques! -Ella empezó a gritar y las otras me apartaron.

-¡Suéltala, puta loca! -Los chicos se mantuvieron apartados. Al final consiguieron que la soltara.- Te vas a enterar... ¿No está hoy el loco de tu amigo?

-No y no le necesito para que os larguéis de aquí. -Ellas se rieron.

-Chicos, ¿qué tal si nos divertimos un poco con ella? -Los chicos empezaron a acercarse a mí y me cogieron de los brazos.

-¡Dejarla en paz! -Dylan apareció y se acercó a nosotros. Apartó a los chicos de un empujón.- Volver a ponerle una mano encima y os reviento la puta cabeza.

-Y ahora viene el salvador rarito. -Dijeron riéndose a carcajadas.

-Será mejor que os metáis en vuestra mierda de vida y nos dejéis en paz.

-La llevas clara, chaval. -Dos de los chicos se acercaron a Dylan y le agarraron. Yo intenté evitarlo pero uno de ellos me cogió a mí.

-¡Para! ¡Parar! ¡Soltarle! -Empecé a pegarle patadas al chico pero no había forma de que me soltara. Vi cómo Dylan se quedaba completamente quieto mientras uno de ellos le agarraba. ¿Qué hacía? ¿Iba a dejar que le pegaran?

Entonces vi como uno de ellos alzó el brazo para pegarle un puñetazo. Dylan mordió con fuerza al que le agarraba y vi su boca ensangrentada. El chico empezó a gritar.

-¿Qué coño haces? ¡Me cago en la puta! ¡Estás loco!

El otro chico se asustó. Dylan se acercó a él pero todos se fueron corriendo.

-¡Vosotros dos no estáis bien de la cabeza! ¡Sois unos psicópatas! -El chico me soltó y me acerqué rápidamente a Dylan.

-¿Estás bien? -Me preguntó acercándose a mí corriendo. Yo le abracé con fuerza.

-Gracias... Si no hubieras llegado... -Empecé a llorar sin dejar de abrazarle.

-No te voy a dejar sola, no voy a dejar que nadie te haga daño. 

-Te quiero, Dylan. 

Morir por él, matar por ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora