Capítulo 6

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Avisé a Dylan de que el plan había salido bien. Quedé con él en el muro donde solía fumar para contarle todo con detalle. Tardó bastante en llegar y empecé a preocuparme. Me puse un cigarro en la boca y fui a encendérmelo.

-Toma. -Dijo acercándose con un mechero.

-Gracias. -Sonreí.- Pensé que no venías.

-Perdona, he tenido un contratiempo. -Asentí.- ¿Y bien? ¿Han picado?

-Sí, les he dicho que vinieran esta noche a mi casa y que entraran por la parte de atrás.

-Vale, allí estaré entonces. -De repente se dio la vuelta y empezo a alejarse.

-¡Dylan! -Le grité.

Se dio media vuelta y volvió a acercarse a mí.

-¿Si? -Parecía tranquilo, sin embargo, no entendía por qué se comportaba así.

-¿Por qué vas a la consulta de mi padre? -Ni siquiera pensé en lo que dije. Me salió de repente. Tenía dudas y necesitaba respuestas.

-Realmente eso no te importa. Tú no quieres saberlo así que no sé por qué me lo preguntas. -Se acercó a mí y me besó en la mejilla.- Nos vemos esta tarde. Que empiece el show. -Se giró y se alejó de nuevo.

¿Qué acababa de pasar? ¿Realmente necesitaba saber por qué iba al psicólogo? ¿Acaso no estaba yo igual de mal? Quizá incluso más que él... Quizá era eso, ese misterio que provocaba en mí, lo que me atraía tanto de él. Tiré lo que me quedaba de cigarro y me dirigí a casa.

-Hola, súper padre. -Murmuré al entrar en casa y verle en el salón.

-Luna, espera. -Dijo impidiendo que subiera las escaleras.-¿Has vuelto a ver a ese chico?

-No, ¿por qué? -Le contesté con seriedad.

-No quiero que le veas, Luna. De verdad... puede ser peligroso para ti.

-¿Qué tiene de peligroso? Es un chico normal y corriente, como yo.

-No te acerques a él y ya, ¿de acuerdo?

-Te vuelvo a repetir, padre del año, que lo que yo haga es asunto mío así que déjame en paz. -Le aparté con el brazo y subí las escaleras.

-Estoy hasta las narices de tu actitud. -Ignoré sus palabras y pegué un portazo al entrar en mi habitación.

Estuve toda la tarde aburrida sin saber qué hacer, controlando cada dos minutos la hora que era. Tenía muchas ganas de vengarme de esas niñatas y sobre todo de ver lo que era capaz de hacer Dylan por mí. Bajé al salón y vi que mis padres no estaban. En la cocina encontré una nota.

"Nos vamos al médico. Nada grave. Cena lo que quieras."

-Estupendo. -Dije en voz alta.

Me metí en el despacho de mi padre. Para él tenía la entrada completamente prohibida pero no estaba para hacerle mucho caso así que entré. Me senté en su silla y encendí el ordenador. Probé con varias combinaciones de contraseñas pero no había manera, todas eran incorrectas. Ni mi nombre, ni el de mamá, ni la fecha de nacimiento de ambas... Pensé en qué cosas podrían ser importantes para mi padre y de repente caí. No podía ser. Tecleé las letras despacio, deseando que no fuera esa contraseña pero me derrumbé al ver que la pantalla de inicio aparecía en mis narices. Era el nombre de esa mujer. La mujer con la que fue infiel seguía siendo su contraseña. Estupendo, papá. Seguía siendo el mismo. No podía soportarle enterándome de cosas así.

Miré varias carpetas hasta que encontré una con el nombre de Dylan. Había varios vídeos en su interior de cada sesión pero cuando fui a clicar escuché un ruido. Me levanté rápidamente y dejé todo como estaba.

Me acerqué a la puerta y abrí. Era ella, había venido sola.

-Adelante. -Le dije abriéndole la puerta.- ¿Vienes sola?

-¿Y a ti qué te importa con quien venga?

-No sé, como siempre vais juntas...

-Bueno, pues hoy no.

-Vale, vale. 

-¿Dónde la tienes? -Me preguntó ignorándome.

-Ahí a la derecha, por esa puerta.-Abrió la puerta del sótano y se asomó.

-Espero que sea buena, sino te vas a enterar.

-Sé lo que hago. Baja, está ahí. -Dije acompañándola.

-Esto está muy oscuro. -Bajó despacio y yo la seguí.- ¿Dónde coño está? No veo nada.

-Está ahí abajo, tranquila.

La adentré al sótano y ahí estaba Dylan, sentado en una silla con la luz apagada. Empezó a reír y a gritar como un loco pretendiendo asustarla mientras las luces se apagaban y se encendían repetidamente. La chica se puso a gritar e intentó apartarme para salir de allí. Dylan parecía otra persona. Las luces empezaron a ir más rápido y vi como una sombra se lanzó sobre la chica. Ella consiguió escaparse y pude ver como se echaba la mano a la cara ensangrentada. Me quedé paralizada de miedo sin entender que acababa de ocurrir. Las luces volvieron a la normalidad y miré a Dylan.

-¿Qué coño ha sido eso? ¿La has herido?

-¿Has visto cómo gritaba? -Me preguntó riendo. Le miré seriamente. Estaba asustada, se había pasado. -Vamos, Luna. Dijiste que no le tenías miedo a nada. -Dijo acercándose a mi.

-Déjame. Esto no es lo que habíamos planeado. ¡Ha salido sangrando de aquí! ¿Qué coño has hecho? -Intentó acercarse pero me alejé de él y me fui del sótano.

-¡Luna, por favor! -Gritó siguiéndome.- Vamos... hemos conseguido lo que queríamos. No te pongas así. 

-Yo no dije nada de hacerle daño, Dylan. 

-¿Qué más te da? Ellas también te han hecho daño a ti. Han estado molestándote todos estos días. Ahora te dejarán en paz.

-Sí, pero... Es distinto. Yo no soy así, ¿entiendes? Prefiero hacerme daño a mí misma que a otra gente.

-No lo es. Ojo por ojo. Se lo merecía. ¿Te crees que eres la única a la que le habrá hecho daño? ¡Habrás vengado a muchas!

-Pero con asustarla hubiera bastado... No me gusta esto. 

-Luna...

Escuché cómo la puerta de casa se abría y entré en pánico. 

-¡Mierda! ¡Son mis padres! -Le empujé hacia el piso superior.- Vamos, escóndete en mi cuarto. -Le metí dentro del armario y cerré.- Quédate aquí y no hagas ruido. 

-¡Luna! -Gritó mi madre desde el piso de abajo.

Casi no podía respirar. Intenté recuperar el aliento antes de bajar. Si se enteraban de que él estaba aquí le echarían a patadas. 

Morir por él, matar por ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora