Viernes

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Joaquin es la divinidad hecha persona

Con los labios rojos extremadamente abiertos e hinchados y el cabello mojado por el sudor pegándose a su frente, se está quemando en un fuego increíble que traspasa de él hacia mi y que lo recorre completo, su blanco y largo cuello se pone a mi disposición cuando se arquea y no puedo evitar morder la sensible piel de ahí, lo recorro con los dientes de arriba abajo, una de sus manos aprieta mis rizos y la otra me da pequeños golpes en la espalda, quiere que lo suelte, está demasiado sensible en la cúspide de su orgasmo pero yo estoy a punto de llegar y sigo creando fricción a una velocidad descomunal entre ambos, los sonidos obscenos que mis movimientos provocan retumban en la habitación y casi ahogan por completo el sonido de la música en la planta baja, me siento llegar cuando sus muslos se aferran tanto a mi cadera que duele y su sucia boquita comienza a soltar maldiciones lastimeras, le meto dos dedos entre los labios para que se calle, regularmente me gusta escucharlo gemir pero hoy está siendo extremadamente ruidoso, no se molesta al contrario, se que le gusta ser controlado, cuando su lengua enrolla los dedos que tengo dentro de su boca y les hace succión, me dejo ir dentro del condon, con sus paredes apretándose deliciosamente al rededor mío, ni siquiera soy consiente de lo qué pasa con nosotros unos segundos, la dosis tremenda de feromonas que suelta el cuerpo después del orgasmo me marea, es tan adictivo que quiero quedarme ahí para siempre, me relamo los labios, con el sabor a Joaquin incrustado en ellos

No me muevo por lo que parecen ser minutos hasta que siento a Joaquin removerse debajo de mi, entiendo rápido, salgo de él, me deshago del condon y me dejo caer a su lado en la cama de dios sabrá quien

Lo hemos hecho, otra vez por cuarto viernes consecutivo y la mentira repetitiva que me dice cada vez que acabamos comienza a parecerme banal, todo es ya una rutina e incluso cuento los segundos en los que se marchará, son 30 exactos en los que se espabila un poco de su orgasmo, se levanta con las piernas temblorosas, toma aire intentando regular su respiración, busca su ropa, se la pone y luego murmura un

-Fue divertido pero no volverá a pasar- para después irse

Me quedo tumbado mirando el techo, la música de la fiesta sigue retumbando por toda la casa, ni siquiera sé de quién es esta vez, puede que de algún chico de teatro o de Nikolas el amigo de Joaquin, sinceramente nunca importa y mucho menos después de la primera noche que dormí con Joaco, las fiestas de los viernes han pasado a ser fundamentales por el simple hecho de que son los lugares en donde me cojo a Joaquin Bondoni, no por nada más

Me quedo un momento más reposando en la cama hasta que decido que es momento de irme, esperando con ansias el próximo fin de semana

ViernesWhere stories live. Discover now