Byeongkwan nunca fue el típico omega tierno y vulnerable, siempre se metía en problemas por su personalidad honesta y testaruda.
El no soñaba con encontrar a su pareja destinada como los demás, él no quería depender de nadie más que de él mismo, él...
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–¿Interrumpo su primera pelea amorosa? –La voz juguetona de Joohoney interrumpió nuestra nada privada discusión. –Sé que no debería decir esto, pero debiste aceptar mi propuesta cuando te lo pedí pequeño pelirrojo, probablemente estaríamos cocinando galletas con nuestros cachorros pelirrojos corriendo por la casa.
–¡Honey, no sabía que vendrías! –El pelirrojo se lanzo a los brazos de Jooheon, era el único alfa que no era un completo idiota, siempre sabía que decir para hacerlo sonreír.
–Hice algo de tiempo para poder venir, no podía perderme ver a mi pelirrojo favorito, aunque no esperaba la noticia de que ya no estas disponible. –Guiñó coquetamente haciéndolo reír nerviosamente.
–¿Qué haces aquí? –Dijo Sehyoon tomando al omega del brazo posesivamente, trato de sacudirse de su agarre, pero no parecía querer soltarlo.
–Vamos Sehyoon-ah, ¿Dónde están tus modales? –Su voz dulce cambio drásticamente a una fría y distante, lo que le hizo creer que esos dos no se llevaban tan bien sin mencionar el ambiente tenso que les rodeaba. –Tú más que nadie deberías saber porque estoy aquí... ¿o debería recordártelo?
–No es necesario, sin embargo, creí que teníamos un acuerdo –Respondió Sehyoon fríamente. –Así que, si nos disculpas, creo que podríamos hablarlo en otro momento. –Sehyoon hizo una referencia a Jooheon tomo el brazo del confundido Byeongkwan y le obligo a seguirlo.
–¡¿A dónde demonios me llevas?!, –Lo siguió hasta una habitación vacía lejos de la vista curiosa de cualquier persona. –¿Me puedes explicar qué demonios fue eso?
–¿Tú me puedes explicar de dónde demonios conoces a ese imbécil? –Se notaba claramente enojado –¿Tienes algo que ver con ese maldito y su plan? –Le tomo de la muñeca bruscamente y lo acerco hacia él, podía sentir su enojo salir por cada poro de su cuerpo.
–Por favor... suéltame, ¡No sé de qué hablas! –Los ojos obscuros del alfa lo comían vivo, lagrimas frías empezaron a rodar por su aterrado rostro, y lo soltó repentinamente.
–Lo siento yo... –Trato de acercarse al tembloroso Omega pero él se alejó bruscamente.
–¡No te atrevas a ponerme un maldito dedo encima otra vez! –Dijo enojado mientras se secaba las lágrimas con las manos.
–Está bien, no haré nada que no quieras tranquilo... –Levanto las manos en rendición y dirigió su mirada a la muñeca enrojecida del chico, preocupado el Alfa que se acercó rápidamente para auxiliarlo ignorando por completo los gritos del pelirrojo.
–Te dije que te alejaras...
–Cállate, estas lastimado –El alfa tomo con delicadeza la mano del omega para examinarla.
–¡No lo estaría si me hubieras soltado cuando te lo pedí! –El alfa gruño haciendo que guardara silencio.
–Solo está un poco hinchada, ¿hay algún baño cerca?
