Byeongkwan nunca fue el típico omega tierno y vulnerable, siempre se metía en problemas por su personalidad honesta y testaruda.
El no soñaba con encontrar a su pareja destinada como los demás, él no quería depender de nadie más que de él mismo, él...
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–El domingo habrá una fiesta donde anunciaremos tu relación oficialmente con el Alfa de Gwangju– Dijo mi padre con un semblante frío. –Es una orden del Alfa de la manada, no de tú padre, Es hora de que actúes como el adulto que eres Byeongkwan.
–Espera un momento...– ¿Qué carajo había dicho? ¿Qué...?
–Tú emparejamiento con el alfa de Gwangju ayudará a nuestra manada, no tenemos otra salida... debes entenderlo Byeongkwan– Mi mamá parecía decepcionada de sus palabras y como no, si me estaba sentenciando a muerte al mandarme con una manada de mala reputación y con su próximo líder, ¿cómo es siquiera que esto estaba pasando? Esto no podía ser real, me negaba a aceptar las palabras de mis padres.
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–¿Y qué piensas hacer? No puedes dejársela tan fácil a tú padre... – Decía su mejor amigo Chan mientras tomaba asiento aun lado de el pelirrojo en el sofá ofreciéndole una taza con una generosa cantidad vodka, suspiro pesadamente y tomo la taza que su amigo le ofrecía, ¿qué se supone que debía hacer? Mi padre me ha dejado contra la espada y la pared... Si me negara a su absurda y muy estúpida petición me expulsaría de la manada sin pensarlo.
–No tengo ni puta idea Chan, solo sé que no quiero casarme, no aún y menos con alguien que jamás he visto en mi vida, ¿qué tal si es un alfa gordo y calvo? O aun peor aún... ¿qué tal si tiene el pene chico? – Me sentía tan enojado. –No puedo creer que mi madre estuviera de acuerdo con él.
Siempre supe que mi padre no me quiso desde que supo que era omega, pero no es como si yo tuviera la culpa, yo no elegí nacer siendo omega.
Yo nunca fui el típico omega débil que se dejaba manejar por estúpidos alfas, nunca dejé que por ser omega no se me tomarán en cuenta, lo único que siempre quise es ser tratado como los demás, tener voz propia y no ser visto como alguien débil.
Hubo un tiempo en el que me esforzaba por ser perfecto para mi padre, tenía las mejores notas en toda la escuela, mis modales eran impecables, estudie cada arte marcial hasta dominarlas por completo, pero no importo cuantas veces le demostré lo fuerte e independiente que podía ser siendo omega, él nunca mostro aprecio hacía mí, incluso parecía odiarme aún más con el tiempo.
Todo cambio cuando nació Jeno, mi hermano menor. De ignorarme pase a no existir, no odio a mi hermano por ello, él no tiene la culpa. Parte de mi estaba feliz de no estar bajo su dura crítica, me libré de él y su indiferencia por unos años y aprendí que no necesito la aprobación ni la protección de ningún alfa para vivir.
Vivía de fiesta en fiesta, disfrutando de mi juventud y sexualidad, explorando el pequeño mundo que me rodeaba, siendo feliz como nunca lo fui viviendo con mi padre y justo cuando todo parecía ir de maravilla, vuelve y me obliga a casarme con un sujeto que jamás he visto, como si fuera algo tan sencillo como untarle mantequilla a un pan tostado.
