Capítulo 3

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Levantó la mano con la que sostenía el mango del cepillo ocultando el brillante sol que hoy -más que nunca- se esforzaba para hacerse notar desde ahí arriba. Su cabeza anaranjada solo llevaba unos minutos ahí abajo y ya sentía el ardor en la punta de su pelillo rebelde y parte de la coronilla.

Con desagrado observó los azulejos extendiéndose bajo sus pies y una mueca se formó en sus labios; esto iba para rato.

Ella, más que nadie amaba limpiar la piscina porque decía que con ello podía sentir el verano llegar, pero el día de hoy podía sentir como el verano no solo llegaba si no que se le echaba encima con todo lo que este representaba. Se suponía que aquel trabajo se hacía en grupos de 3 a 4 personas como mínimo sin embargo las chicas con las que le tocó se escabulleron con sus familias de viaje, abandonándola a su suerte.

—Todos tienen tanta suerte.

Lo cierto es que apenas ella podía irse de viaje gracias a que su propia familia era participé de "aprovecharse" de aquellos afortunados que podían darse el lujo de viajar. Mientras ellos se daban el descanso de sus vidas a ella le tocaba trabajar para ellos como la hija menor de los dueños del Ryokan. Si hoy se había librado era por el simple hecho de su responsabilidad con la escuela.

—¿De qué te quejas tanto?

Chika resopló de nuevo sabiendo a quien pertenecía esa voz, después de todo fue quien le informó del estado de sus compañeras.

—Dia-san no es justo.— lloriqueo dirigiendo sus ojitos de cachorro desamparado.— Ayúdame.

La actual presidenta se presionó un punto entre ceja y ceja. Aunque le molestara admitir esta vez Chika tenía toda la razón y era de seguro que se encargaría de esas otras tres estudiantes en cuanto volvieran de sus viajes.

—Está bien, termino unas cosas y bajo a ayudarte.— la peli mandarina saltó por todos lados gritando de la alegría a lo que Dia no tardó en interrumpirla.— No lo malinterpretes solo porque estoy de acuerdo en algo contigo.

El rostro de la peli negra fue apartado de los carmesí que la vieron divertidos. Presionada por ello Dia acabó abandonando el lugar a paso acelerado bajo la atenta mirada de Chika.

Una vez se fue la joven retomo sus quehaceres con más ganas, tanta fue su concentración que para cuando regresó la mayor de las Kurosawa enlistada en su traje deportivo ella ya tenía media piscina limpia.

—Te estaba esperando Dia-san.— una de las manos de la menor fue alzada, saludando a su Senpai quien no salía de su asombro. ¿Cuánto había pasado? ¿Una hora, tal vez?

—¡Ey! ¿cuándo fue que limpiaste tanto?

Por un momento Dia dejó de lado su porte elegante para saltar dentro del agujero e ir junto a la oji carmesí.

—No lo se.— sonrió con despreocupación.— Cuando me di cuenta ya tenía todo esto hecho.

Con un ligero movimiento de ojos apunto la media parte que resplandecía bajo los rayos del sol. Algo en la mente de la peli negra hizo 'click' porque enseguida golpeo ligeramente la cabeza de Chika quien soltó un pequeño quejido.

—Ves que cuando quieres puedes.

Chika rio avergonzada por el alabó. No todos los días se podía obtener algo tan maravilloso de la presidenta del consejo estudiantil, mucho menos ella.

—Bien.— dijo resolutiva y Dia fijo sus ojos curiosos.— Un último esfuerzo.

Con la misma facilidad que esas palabras salieron de sus labios la amante de las mandarinas continuó fregando el suelo con el cepillo y la oji verde no tardó en unirse.

Cuando te conocíWhere stories live. Discover now