『Adelanto- DÍA 2 』

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Los cristales rotos tronaban bajo sus pies, y Papyrus no se detenía ante ello. Sentía la adrenalina fluir por su alma ante cada paso que daba, puesto que la mansión no se hallaba más lejos, casi podía admirar con asombro la inmensidad de la construcción.

Sin embargo, ahora encontrándose a pocos metros de la entrada, no pudo evitar analizarla detenidamente; las grandes ventanas estaban selladas con tablas de extremo a extremo y clavos encrustados, además de contar con fuertes barras de metal para impedir el paso y salida por medio de estos. Los tablones de madera del piso se notaban sucios y viejos, con un ligero olor a moho y tierra mojada; los cuales ante el peso del esqueleto crujieron al instante.

Dudó durante unos segundos si tocar o no, debido a que no tenía un plan en caso de emergencia, cualquier cosa podría salir mal y se daba cuenta de ello por el simple aspecto de la casa, pero inhaló profundamente dos veces, despejando su mente de dudas, antes de tocar con algo de fuerza.

—¡Largo! —exclamó la voz detrás de la gran puerta frente a él, sonaba terriblemente molesto y eso sólo podía significar una cosa, entrar no será tan sencillo.

—¡Necesito verte! —gritó Papyrus —Sans, por favor. Abre la puerta, tengo tantas cosas que decirte, y tantas más por las que disculparme que me tomaría una eternidad, pero quiero decírtelas de frente —dijo tratando de convencerlo, y por un momento el silencio se hizo presente, tanto en el exterior de la casa como en el interior y el guerrero se cuestionó si eso podría ser suficiente para poder entrar, sin embargo, no anticipó la inesperada y agresiva respuesta.

Un golpe, dos golpes luego tres retumbaron por la zona, no como si algo hubiera caído al suelo, en realidad estaban dirigidos especialmente hacia la puerta, la madera parecía resistente en un inicio, pero no pudo evitar quebrarse un poco ante la intensidad del maltrato. Además de los sonidos de Sans frustrado detrás de la misma, pudo deducir perfectamente que lo que sucedería a continuación no sería de una forma pacífica ni amistosa.

Una risa sonó al poco rato, no era agradable ni dulce, era como si hubiera perdido por completo la cabeza, las carcajadas eran siniestras con nada de humor, sólo maldad. 

—Mierda —pensó Papyrus justo cuando la puerta se abrió, dejando a la vista uno de los Blasters apuntando directamente hacia él. 

Sólo por estar entrenado a esta clase de situaciones inesperadas, el guerrero pudo esquivar por poco el ataque, así que adoptando un estado defensivo y en alerta volvió a acercarse a la entrada.

Lo que vio le dejó con las palabras atoradas en la garganta, las paredes estaban cubiertas con letras, frases tanto coherentes como incoherentes, y abolladuras por parte de golpes llenos de rabia contenida. La casa parecía mucho más espaciosa por dentro pero, al mismo tiempo, más lúgubre y triste.

Nuevamente, sintió una presencia con él, era Sans quien se encontraba sentado en el barandal de madera del segundo piso y junto a él un Gaster Blaster apuntando directamente hacia su dirección. 

—¿Te gusta? —preguntó sarcásticamente Sans antes de continuar con una tenebrosa sonrisa y mirada llena de odio —Pues debería, después de todo, tú eres el causante de toda esta mierda a la que llamamos "casa" —Papyrus lucía confundido pero al mismo tiempo, el guerrero comprendía a lo que se refería. Al estado psicológico de su hermano. Quería decir algo, lo que fuera con tal de hacerle entender a ese Sans que estaba consciente de ello y que, sobre todo, deseaba arreglarlo con todas sus fuerzas, sin embargo, antes de poder mencionar una sola palabra fue interrumpido abruptamente.

—¡No digas nada imbécil! Así me será más fácil acabar contigo antes de que puedas destruir lo que queda de "él" — 

ANSIEDAD - Underfell FontcestWhere stories live. Discover now